Los depósitos en cuentas corrientes y cajas de ahorro aumentaron en marzo por debajo del incremento de los precios de la economía. Las colocaciones a plazo fijo se concentran a menos de 60 días.
La abultada liquidez que mantienen los bancos, porque no cuentan con suficientes pedidos de créditos para colocar todos los depósitos que reciben, hace que las tasas de interés que ofrecen a las personas físicas por un plazo fijo se mantengan unos 10 puntos por debajo de la tasa de inflación Congreso, de poco más de 24% en los últimos doce meses.
Además, gravita la deliberada política monetaria de emitir a un ritmo de 37,4% en los últimos doce meses, para financiar el exceso de gasto público sobre el monto que genera el pago de impuestos.
De ahí que las familias que ven día a día como sus presupuestos de gastos se eleva a una tasa mayor a la de sus ingresos, no encuentran incentivo para ahorrar en el sistema bancario y se abocan al objetivo del Gobierno de consumir más para anticiparse a la suba de los precios. Pero en rigor, se van más pesos en la compra de cada vez menos productos.
Eso es lo que se desprende de las estadísticas monetarias del Banco Central. Mientras en enero y febrero los depósitos del sector privado en cuenta corriente aumentaban a una tasa de superior a 30% anual, y en caja de ahorro lo hacían a más de 22%, en marzo se desaceleró a 24,6% en el primer caso y 21,5% en el segundo.
De ahí surge que las denominadas cuentas transaccionales ahora posibilitan comprar menos bienes y servicios que un año antes. Dicho de otro modo, frente a una erosión de las tenencias de efectivo a un promedio mensual de 2%, cada vez son más quienes dejan en los bancos los saldos mínimos para pagar las cuentas fijas y los consumos anticipados pagados con tarjetas de crédito, para tratar de adquirir los bienes habituales cada vez más temprano, para anticiparse a la suba de precios que presupuestan y que luego se confirman.
Vuelta al cortoplacismo
En el caso de las colocaciones a plazo fijo por parte del conjunto del sector privado, familias y empresas, se observa que pese a que la tasa promedio que ofrecen los bancos por menos de 60 días fue de 13,52% anual, según informó el Banco Central, se elevaron en marzo 44,1% al año, un par de puntos menos que en los meses previos.
Sin embargo, la estadística permite diferenciar entre operaciones por más y menos de un millón de pesos.
La primera franja se vincula más con los excedentes de las empresas y la segunda con la de las familias y PyME. No se trata de una distinción menor, porque mientras los plazos fijos por más de $1 M crecen a ritmo de más de 50% cada doce meses, los de menos de $1 M lo hacen ahora a una tasa de 20,6 por ciento.
Semejante brecha en las decisiones de ahorro a plazo no sólo se explica por las diferentes capacidades de ahorro, sino también en una clara consecuencia del cepo cambiario.
Es que al vedarse a las familias la posibilidad de ahorrar en dólares, como refugio de valor –el libre subió 72% en un año- buscaron como atajo, los que pueden, comprar celulares de última generación, electrodomésticos y hasta autos, según la escala de ingreso, comoforma de comprar la divisa al cambio oficial de $5,10, porque todos esos productos tienen un alto componente importado.
Otras, optaron por viajar al exterior si tuvieron la autorización de la AFIP para comprar dólares, o bien aceptan pagar hasta $6,56 en las compras fuera del país con tarjeta de crédito. Es decir buscan atajos para defender su poder adquisitivo y huir de la inflación, o al menos de atenuar sus efectos.
Por el contrario, en el caso de las empresas, en particular de las extranjeras que vieron vedadas las posibilidades de atesorar dólares para enfrentar compromisos futuros y, más aún de pagar dividendos a los accionistas del resto mundo, no tuvieron otra alternativa quequedar atrapadas en la franja de pesos y por tanto colocan sus excedentes a plazo fijoen bancos, pero de muy corto plazo.
Son pocos los que han comenzado a planificar la adquisición de porciones de mercado, comprando pequeñas empresas competidoras; pero en ese caso los pesos quedan dentro del sistema, y poco se filtra al consumo final de bienes durables o viajes al exterior.
Otras han empezado a comprar dólares al cambio oficial, a través de la inversión en máquinas y equipos importados para sus procesos productivos y modernización, en forma anticipada a lo que hubieran decidido en ausencia del cepo cambiario. Pero también, no es una decisión generalizada, según muestran las estadísticas del Indec sobre Intercambio Comercial Argentino.
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