El entrenador del gran campeón boxístico, Carlos Monzón, falleció tras parmanecer internado durante 20 días por una bronquitis. Se lo recuerda como un gran maestro y una gran persona. Sus restos serán velados a partir de las 9 de mañana en Sentir (Suipacha y 25 de Mayo). A las 15.30 y antes de ser trasladados al Cementerio Municipal pasarán en caravana por la Academia de Box UPCN (1 de Mayo 3.152). Sus familiares piden que no se envíen ofrendas florales.
El querido e histórico entrenador de Carlos Monzón murió pasadas las 17.30 en el Sanatorio Mayo de la ciudad. Había cumplido 89 años el 23 de octubre. Se encontraba internado en la unidad coronaria de dicho nosocomio desde hacía 20 días a causa de un cuadro de bronquitis aguda. Desde el sanatorio informaron que su situación se complicó con una insuficiencia cardíaca descompensada. Le realizaron una intervención donde tuvo necesidad de asistencia respiratoria mecánica bajo la inducción de coma farmacológico complicándose con una falla multiorgánica, donde falleció.
Desde hace más de medio siglo, cuando representaba al Enmascarado Rojo en las épicas luchas sobre el cuadrilátero durante las inolvidables jornadas de “Titanes en el Ring” con la incomparable figura de Martín Karadagian, manteniendo en vilo a millones de niños y familiares junto a los aparatos de televisión en blanco y negro, pasando por los 14 campeones mundiales del deporte de los puños, Amílcar Oreste Brusa se erigió en un verdadero maestro en la enseñanza del arte del boxeo, sacando a jóvenes de los peligros de la calle y convirtiéndolos luego en verdaderos hombres.
Brusa nació el 23 de octubre de 1922, en el antiguo paraje Desvío Kilómetro 140, también conocido como Colonia Silva o Abipones, a unos 15 kilómetros de Marcelino Escalada (ex Lastenia), departamento San Justo, en el norte del territorio provincial. Sin embargo, cinco días después fue inscripto en el Registro Civil de la capital del segundo Estado argentino, es decir el 28 de octubre de ese año.
El Grandote Brusa, durante su actividad boxística, militó en la categoría pesado, haciéndolo como aficionado cuando tenía entre 22 y 26 años de edad, realizando 30 encuentros, adjudicándose el certamen Guantes de Oro, habiendo sufrido solamente tres traspiés, dos de ellos con Rafael Iglesias, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948.
Brusa recuerda en forma permanente que “uno de mis grandes amigos que me dio esta disciplina ha sido José “Chepo’ Reynoso, un hombre demasiado grande y solidario”. Enfatiza con emoción que “cuando me tuve que ir del país, me abrió las puertas, el gimnasio y su corazón; no existen palabras para valorar a este verdadero luchador del boxeo internacional”.
“El boxeo es mi pasión; quiero a esta actividad deportiva que ocupa un pedazo muy grande de mi vida. Esta disciplina es la única que puede ofrecer futuro a un chico humilde, pobre, sin estudios, que está fuera del sistema; tiene la posibilidad de aprender del mundo, de ganar plata, conocer la Argentina y otros países del universo, viajar en avión, cosas que otro trabajo no le puede ofrecer...”, afirmó el Viejo Maestro.
“Un mito vigente”
“Carlos Monzón fue el más grande campeón de la categoría mediano, es una leyenda y un mito vigente”. Reconoce que “Monzón con sus 100 combates se convirtió en una leyenda, con la estelar consagración el 7 de noviembre de 1970, cuando obtuvo la faja universal al obtener el resonante triunfo, noqueando al monarca, Nino Benvenutti, con un directo espectacular, en la mejor actuación de toda su campaña profesional”.
Este fenómeno adiestrador, el 10 de junio de 2007, recibió el merecido premio de ser exaltado al Salón de la Fama del Boxeo Internacional, en Canastota, Nueva York, reconociendo que “Monzón fue un tipo muy agradecido y un excelente profesional. Antes de las peleas dejaba el cigarrillo, las bebidas y las mujeres”.
Brusa reflexionó: “Monzón fue un apasionado, quería con todo su corazón a la Argentina, era un nacionalista como yo, decía que de la única forma que le podían arrebatar el título de los Medianos de boxeo era sacándolo muerto del cuadrilátero. Cuando lo conocí, tenía siete peleas como aficionado y había perdido dos. Conmigo hizo 80 peleas más como amateur”.
Desde hace más de medio siglo, cuando representaba al Enmascarado Rojo en las épicas luchas sobre el cuadrilátero durante las inolvidables jornadas de “Titanes en el Ring” con la incomparable figura de Martín Karadagian, manteniendo en vilo a millones de niños y familiares junto a los aparatos de televisión en blanco y negro, pasando por los 14 campeones mundiales del deporte de los puños, Amílcar Oreste Brusa se erigió en un verdadero maestro en la enseñanza del arte del boxeo, sacando a jóvenes de los peligros de la calle y convirtiéndolos luego en verdaderos hombres.
Brusa nació el 23 de octubre de 1922, en el antiguo paraje Desvío Kilómetro 140, también conocido como Colonia Silva o Abipones, a unos 15 kilómetros de Marcelino Escalada (ex Lastenia), departamento San Justo, en el norte del territorio provincial. Sin embargo, cinco días después fue inscripto en el Registro Civil de la capital del segundo Estado argentino, es decir el 28 de octubre de ese año.
El Grandote Brusa, durante su actividad boxística, militó en la categoría pesado, haciéndolo como aficionado cuando tenía entre 22 y 26 años de edad, realizando 30 encuentros, adjudicándose el certamen Guantes de Oro, habiendo sufrido solamente tres traspiés, dos de ellos con Rafael Iglesias, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948.
Brusa recuerda en forma permanente que “uno de mis grandes amigos que me dio esta disciplina ha sido José “Chepo’ Reynoso, un hombre demasiado grande y solidario”. Enfatiza con emoción que “cuando me tuve que ir del país, me abrió las puertas, el gimnasio y su corazón; no existen palabras para valorar a este verdadero luchador del boxeo internacional”.
“El boxeo es mi pasión; quiero a esta actividad deportiva que ocupa un pedazo muy grande de mi vida. Esta disciplina es la única que puede ofrecer futuro a un chico humilde, pobre, sin estudios, que está fuera del sistema; tiene la posibilidad de aprender del mundo, de ganar plata, conocer la Argentina y otros países del universo, viajar en avión, cosas que otro trabajo no le puede ofrecer...”, afirmó el Viejo Maestro.
“Un mito vigente”
“Carlos Monzón fue el más grande campeón de la categoría mediano, es una leyenda y un mito vigente”. Reconoce que “Monzón con sus 100 combates se convirtió en una leyenda, con la estelar consagración el 7 de noviembre de 1970, cuando obtuvo la faja universal al obtener el resonante triunfo, noqueando al monarca, Nino Benvenutti, con un directo espectacular, en la mejor actuación de toda su campaña profesional”.
Este fenómeno adiestrador, el 10 de junio de 2007, recibió el merecido premio de ser exaltado al Salón de la Fama del Boxeo Internacional, en Canastota, Nueva York, reconociendo que “Monzón fue un tipo muy agradecido y un excelente profesional. Antes de las peleas dejaba el cigarrillo, las bebidas y las mujeres”.
Brusa reflexionó: “Monzón fue un apasionado, quería con todo su corazón a la Argentina, era un nacionalista como yo, decía que de la única forma que le podían arrebatar el título de los Medianos de boxeo era sacándolo muerto del cuadrilátero. Cuando lo conocí, tenía siete peleas como aficionado y había perdido dos. Conmigo hizo 80 peleas más como amateur”.
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