Un hombre fue asaltado en Ciudadela y le sustrajeron el motovehículo. Luego, le dispararon.
Uno Santa Fe |
En la noche del martes, Ariel Benegas (32) salió de su trabajo a las 20.15. Tenía planeado llegar a su casa y ver el partido de las eliminatorias al Mundial de Rusia 2018 entre la Selección Argentina y la vinotinto de Venezuela.
Tal como lo hacía de rutina, tomó su motocicleta, una YBR negra, y se dirigió hacia la vivienda donde reside, la cual está ubicada en barrio Barranquitas, de la capital provincial.
Hasta ese momento, Benegas nunca imaginó que el fin de una jornada habitual de trabajo se iba a convertir en un tormento cargado de miedo, dolor e impotencia. Algo que le sucede a muchos santafesinos a diario.
Cuando iba a bordo de la moto por Gobernador Freyre al 4900, en pleno barrio Ciudadela, dos sujetos lo sorprendieron al llegar a la esquina de Padilla, a la vuelta del estadio del club Gimnasia y Esgrima.
Benegas redujo la velocidad sin sospechar que aquellos dos desconocidos que lo interceptaron eran delincuentes armados que buscaban sustraerle el motovehículo y darse a la fuga. En solo cuestión de segundos, el hombre confirmó todo eso.
"Me pidieron que pare la moto. Yo hice caso y me detuve en la esquina. Me revisaron todo, me sacaron el celular y la moto. Yo me quedé ahí hasta que uno me dijo que me vaya y que corra y cuando hice diez metros, me tiran de atrás", contó a Diario UNO al describir el suceso que lo tuvo como víctima.
Herido y con fuertes dolores, el muchacho fue robado y luego baleado. "Sentí que la pierna me había quedado bailando. No podía moverme por el tremendo dolor que sentía. Me pasaron mil cosas por la cabeza", agregó.
Tirado sobre la calle, inmóvil y con graves dolores en su pierna izquierda, Benegas gritó a más no poder. "Empecé a pedir auxilio pero no había nadie hasta que me escucharon algunos vecinos y fueron hasta donde estaba. Luego dieron aviso a la policía, la cual se hizo presente unos minutos después", narró.
A la llegada de la policía, también se le sumó –según familiares, después de 30 minutos– una ambulancia, la cual lo trasladó hacia la sala de urgencias del hospital José María Cullen.
Totalmente ensangrentado y con un dolor inigualable, Benegas fue asistido por los especialistas del nosocomio provincial. Los mismos lo intervinieron quirúrgicamente y detectaron que la bala que impactó en su pierna izquierda había herido el fémur, el hueso con mayor longitud en el cuerpo humano y el que tiene más voluminosidad.
A su vez, los especialistas pudieron constatar que el proyectil nunca tuvo salida por lo que quedó dentro de su pierna, con lo cual los médicos deberán analizar si lo extraen o toman otras medidas. "Me rompieron el fémur", dijo el hombre con mucha angustia y bronca por lo que le tocó vivir.
Una vez atendido, Benegas fue internado en la Sala de Traumatología, ubicada en el primer piso del Cullen. Allí permanece, mientras que durante la jornada de ayer siguió siendo asistido por el cuerpo médico. Esto le sirvió para poder estar un poco más tranquilo junto a su pareja, Marcela, con la cual vive desde hace 11 años en la capital provincial, ya que los dos son oriundos de la ciudad de Reconquista, en el norte de la provincia.
Tal como lo hacía de rutina, tomó su motocicleta, una YBR negra, y se dirigió hacia la vivienda donde reside, la cual está ubicada en barrio Barranquitas, de la capital provincial.
Hasta ese momento, Benegas nunca imaginó que el fin de una jornada habitual de trabajo se iba a convertir en un tormento cargado de miedo, dolor e impotencia. Algo que le sucede a muchos santafesinos a diario.
Cuando iba a bordo de la moto por Gobernador Freyre al 4900, en pleno barrio Ciudadela, dos sujetos lo sorprendieron al llegar a la esquina de Padilla, a la vuelta del estadio del club Gimnasia y Esgrima.
Benegas redujo la velocidad sin sospechar que aquellos dos desconocidos que lo interceptaron eran delincuentes armados que buscaban sustraerle el motovehículo y darse a la fuga. En solo cuestión de segundos, el hombre confirmó todo eso.
"Me pidieron que pare la moto. Yo hice caso y me detuve en la esquina. Me revisaron todo, me sacaron el celular y la moto. Yo me quedé ahí hasta que uno me dijo que me vaya y que corra y cuando hice diez metros, me tiran de atrás", contó a Diario UNO al describir el suceso que lo tuvo como víctima.
Herido y con fuertes dolores, el muchacho fue robado y luego baleado. "Sentí que la pierna me había quedado bailando. No podía moverme por el tremendo dolor que sentía. Me pasaron mil cosas por la cabeza", agregó.
Tirado sobre la calle, inmóvil y con graves dolores en su pierna izquierda, Benegas gritó a más no poder. "Empecé a pedir auxilio pero no había nadie hasta que me escucharon algunos vecinos y fueron hasta donde estaba. Luego dieron aviso a la policía, la cual se hizo presente unos minutos después", narró.
A la llegada de la policía, también se le sumó –según familiares, después de 30 minutos– una ambulancia, la cual lo trasladó hacia la sala de urgencias del hospital José María Cullen.
Totalmente ensangrentado y con un dolor inigualable, Benegas fue asistido por los especialistas del nosocomio provincial. Los mismos lo intervinieron quirúrgicamente y detectaron que la bala que impactó en su pierna izquierda había herido el fémur, el hueso con mayor longitud en el cuerpo humano y el que tiene más voluminosidad.
A su vez, los especialistas pudieron constatar que el proyectil nunca tuvo salida por lo que quedó dentro de su pierna, con lo cual los médicos deberán analizar si lo extraen o toman otras medidas. "Me rompieron el fémur", dijo el hombre con mucha angustia y bronca por lo que le tocó vivir.
Una vez atendido, Benegas fue internado en la Sala de Traumatología, ubicada en el primer piso del Cullen. Allí permanece, mientras que durante la jornada de ayer siguió siendo asistido por el cuerpo médico. Esto le sirvió para poder estar un poco más tranquilo junto a su pareja, Marcela, con la cual vive desde hace 11 años en la capital provincial, ya que los dos son oriundos de la ciudad de Reconquista, en el norte de la provincia.
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