Doce vecinas que trabajan en el arte y reciclado de la madera, con el apoyo del programa Ingenia, buscan armar su propio espacio. Necesitan chapas y tirantes.
El proyecto tiene características solidarias y de cooperativismo, ya que las ganancias se logran con la producción son divididas entre todas las miembros.
Desde hace una semana el grupo de carpintería Grandes Mujeres, que funciona en barrio Centenario desde mayo de 2014 gracias a los aportes recibidos por el Programa Ingenia y por la coordinación del Programa Juventudes Incluidas que depende de la Secretaría de Seguridad Comunitaria del Gabinete Social, debió hacer un parate a sus actividades debido a que ya no disponen del espacio que les fue otorgado a préstamo para desarrollarse y en consecuencia planean armar el suyo propio.
Convencidas de que “un tropezón no es caída”, las jóvenes de entre 15 y 34 años convocan a la comunidad a donarles chapas y tirantes (nuevos o usados) para armar con sus propias manos un taller en un terreno que les fue cedido muy cerca de donde antes se desarrollaban.
“Si bien sabíamos que el lugar en donde estábamos trabajando no lo íbamos a tener para siempre, cuando nos dijeron que debíamos entregarlo (la dueña decidió venderlo por necesidades personales) nos bajoneamos mucho, pero enseguida nos levantamos el ánimo entre nosotras y nos pusimos a buscar alternativas”, contó en diálogo con Diario UNO Mauricia Vergara, una de las miembros, y agregó: “Por suerte nos contactamos con un vecino que nos ofreció una parte de unas tierras y entonces comenzamos a soñar con hacer nuestro propio taller, algo que se nos presenta como un nuevo desafío”.
En ese camino, en primera instancia y como forma preventiva, las chicas llevaron todo el material y las maquinarias a la vivienda particular de una de ellas a la espera de concretar este nuevo proyecto.
“Ahora estamos en plan de buscar los materiales para llevar a cabo esta idea. Por eso queremos pedirle a la gente que tenga en su casa o esté por hacer arreglos sobre sus techos, que nos tenga en cuenta para donarlos las chapas usadas y también los tirantes”, dijo Mauricia, quien dejó el número de contacto 4596929 a disposición de los interesados en ayudarlas, al tiempo que aclaró que “tienen movilidad para buscar lo que les ofrezcan”.
Paso a paso y con esfuerzo
Es importante aclarar que el taller Grandes Mujeres, cuyo nombre fue elegido con el objetivo de simbolizar lo que quieren lograr las chicas del barrio Villa Centenario, comenzó a funcionar bajo la estricta vigilancia de Carlos Ayala (49), un carpintero del barrio al cual las chicas con mucho cariño llaman “el profe”, quien en cierta manera fue el que las guió en todo lo que hoy hacen.
“Desde un inicio todo fue aprendizaje y esfuerzo para nuestro grupo. Primero porque nos impusimos aprender un oficio, cosa que no fue fácil, y segundo porque para hacerlo tuvimos que sortear varios obstáculos que en cierta manera nos sirvieron también para estar donde hoy estamos”, describió Mauricia, al tiempo que agregó: “El taller de carpintería se hizo a pulmón, si bien los fondos fueron del Ingenia, las ganas y el compromiso fue de todas. Porque primero tuvimos que acondicionar la electricidad del lugar, luego comprar las maquinarias básicas y más tarde adaptarnos al público respecto de lo que necesitaban y las formas de pago que podían ofrecer”.
Este último punto fue crucial para las chicas, ya que condicionó en cierta manera también la puesta en marcha del trabajo y sus ganancias. “Hubo un tiempo en que recibíamos los palets para trabajar de manos de algunos comerciantes de la ciudad, pero esas entregas fueron mermado y entonces debimos salir al frente nosotras con la compra del material. Para ello tuvimos que exigir el pago a contado en varias oportunidades, porque la posibilidad de cuotas no siempre fue viable”, dijo Mauricia Vergara y completó: “Por suerte la gente nos respondió siempre (más allá de alguna contrariedad en el cumplimiento de plazos) y eso lo adjudicamos a la responsabilidad y el profesionalismo que le pusimos a todas las entregas, hecho que nos abrió muchas puertas para crecer en clientela”.
Cómo funcionan y qué ofrecen
Como ya se aclaró, Grandes Mujeres está conformado por un grupo de doce vecinas que confeccionan muebles (bancos, mesas, sillas, banquetas y más) de madera con palets reciclados. El uso de dicha materia prima es lo que les permite a estas jóvenes ofrecer productos a muy bajo costo, los cuales pueden servir para decorar todo tipo de ambientes.
“Si bien la onda nuestros productos es más bien rústica, la posibilidad de pintar el producto con distintos colores y adornarlo con almohadones o elementos similares, hace que muchos los busquen para poner en espacios importantes de sus casas”, relató Mauricia y afirmó: “Tenemos clientes que vienen a buscar desde distintos puntos de la ciudad porque se enteran de lo que hacemos por el boca a boca. Incluso hay muchos que nos traen la madera”.
Asimismo y para finalizar Mauricia Vergara aclaró que también están pensando en la posibilidad de encontrar algún otro lugar provisorio mientras consiguen los materiales para hacer el taller propio. En ese contexto la joven volvió a hacer un llamado a la solidaridad de la comunidad para solicitarles ayuda. “Quizás alguien tenga alguna casa por la zona de Centenario, o bien una habitación en desuso para prestarnos por un tiempo. Otra opción es alquilarla, pero en ese caso necesitamos que sea a un precio accesible”, concluyó.
Para conocer un poco más sobre el trabajo de Grandes Mujeres, los interesados pueden visitar la red social Facebook o contactarse con el mismo teléfono disponible para ofrecer donaciones: (0342) 4596929.
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