El trazado futuro se topa a diario con nuevas casillas que se asientan en toda el área. Los sectores más complicados son a la altura de Avellaneda, Pellegrini y en el extremo sur de Las Flores.
La Capital |
La bajada a bulevar Avellaneda desde Circunvalación esta cerrada por tres grandes bloques de cemento. Igualmente, cada tanto, una moto o un auto usan los escasos metros de la colectora a medio terminar para descender de la avenida. El intercambiador es una de las obras de remodelación del anillo vial que aún está inconclusa, frenada por el desafío que plantea el crecimiento de casillas precarias sobre parte del terreno donde debería pasar la nueva arteria. Es más, según advierten en la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), los trabajos podrían quedar pendientes. En el municipio señalan que se está interviniendo para liberar esas zonas.
“La ocupación de terrenos a la vera de Circunvalación tiene que ver con una realidad social que nos excede”, advirtieron en la DNV. Es más, aseguraron que en el 20% de la obra de construcción de colectoras se presentan los mismos problemas. Son pequeños tramos que suman unos dos kilómetros, dispersos en al menos tres sectores de la avenida: las colectoras a la altura de Pellegrini, de Avellaneda y en la zona sur de barrio Las Flores, donde una reciente intervención del programa provincial Abre permitió poner en marcha la construcción del puente sobre la autopista a Buenos Aires.
La construcción de las calles colectoras de Circunvalación forma parte del proyecto de transformación de la avenida en autopista urbana. La segunda etapa de las obras comenzó en septiembre de 2009 y comprende la ejecución de calzadas sobre un tramo de 10 kilómetros, que va desde la autopista a Córdoba hasta la avenida San Martín. La inversión estimada en ese momento fue de 165 millones de pesos, sobre un presupuesto total previsto en más de mil millones de pesos.
El plazo para completar los trabajos era de tres años, pero la obra fue varias veces reprogramada. Se avizora el corte de cintas a mediados del año próximo. Sin embargo, el avance de las máquinas se topó con una realidad que no escapa a los escritorios desde donde se diseñan proyectos viales: el crecimiento de casillas precarias sobre los márgenes de la avenida que disputan el terreno donde se proyectaron las nuevas calles.
Las tareas. Cuando a la Unión Transitoria de Empresas (UTE) formada por Benito Roggio y Rovella Carranza se le adjudicó la segunda etapa de las obras de Circunvalación, el municipio se comprometió a desocupar los bordes de la avenida y reubicar las familias asentadas sobre los terrenos por donde debían pasar los puentes intercambiadores y las colectoras.
La semana pasada hubo varias reuniones entre funcionarios de Vialidad, de la provincia y del municipio para acordar mecanismos de trabajo. “La intención del gobierno nacional y de la empresa es terminar la obra, pero los plazos del contrato apuran y las máquinas no pueden estar paradas. Si hay sectores donde no hay alternativas de liberación, las obras van a quedar pendientes”, advirtieron en la DNV.
Y pusieron como ejemplo la postal que hoy exhibe el intercambiador de Avellaneda, cerrado con bloques de cemento; o el que muestra un sector de la salida a la autopista a Córdoba: grandes terraplenes de tierra armados sobre los terrenos por donde debería pasar la obra vial, colocados con el objetivo de evitar ocupaciones.
De mudanza. Hace un año y medio el Servicio Público de la Vivienda anunció que unas 300 familias que habitaban viviendas precarias en terrenos afectados por la construcción de las colectoras de Circunvalación serían reubicadas en dos barrios nuevos de la zona oeste. Los asentamientos eran la villa La Palmera (entre La Paz y Cerrito), Puente Centeno (detrás del barrio toba), villa La Cariñosa (en la intersección con Avellaneda) y un sector de Las Flores Sur.
“Nuestra intervención nunca consistió en trasladar prepotentemente a las familias, sino en atender el conjunto de situaciones que las ha llevado a ocupar esos terrenos”, explicó el director del organismo municipal, Raúl Alvarez. Un trabajo complejo que amerita la labor conjunta de muchas jurisdicciones, sobre todo para que cuando se logra liberar una zona no vuelva a ocuparse.
De todas formas, el funcionario resaltó que tanto en Puente Centeno como en La Palmera, una modificación del proyecto permitió avanzar con la construcción de las colectoras, y la intervención del plan Abre en Las Flores logró reanudar la construcción del puente sobre la autopista, y “en pocos días” la contratista podrá tomar posesión total del espacio. “Estamos trabajando y llegaremos a tiempo para que la obra pueda completarse”, remarcó Alvarez.
En marzo de 2011, las ocupaciones de terrenos en Las Flores, a la altura de Circunvalación y España, y de Circunvalación y Ayacucho llegaron a la Justicia. La firma encargada de realizar las obras pidió en la Justicia el desalojo de los terrenos.
Y se abrió un extenso debate sobre una realidad social incómoda que confrontaba distintos argumentos: la falta de una política habitacional para enfrentar el crecimiento poblacional de los sectores más vulnerables, los oportunismos e incluso las sospechas de que existiera un incentivo externo a las tomas.
Algunas de esas casillas ya no están, pero llegaron otras que se fueron quedando. Y lo mismo pasa, por lo menos, en otros tres puntos de la avenida que recorre los márgenes de la ciudad.
La postal de ambos costados de la colectora de Avellaneda es un ejemplo: el pavimento de la calle muere metros antes de que comience una amuchada fila de casas de chapa que la necesidad de continuar la obra vuelve ahora más visible.
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