Falleció este viernes a los 88 años en el Policlínico Pami II, donde estaba internada desde hace una semana a raíz de un ACV. Fue un símbolo de la lucha desde el inicio de la dictadura.
La Capital |
Herminia Severini, una de las históricas militantes de la agrupación Madres de Plaza 25 de Mayo, de Rosario, falleció ayer a los 88 años en el Policlínico Pami II, donde estaba internada desde hace una semana a raíz de un ACV.
Herminia fue un símbolo de la lucha encarada por un grupo de madres rosarinas desde el inicio de la dictadura cívico militar luego de que su hija Adriana María Bianchi, militante política y social, desapareciera en la ciudad de Santa Fe el 4 de enero de 1977 a los 21 años.
Adriana, profesora de inglés y egresada como analista en sistemas en la Universidad Tecnológica Nacional, fue secuestrada en una “casa operativa” de la organización Montoneros, en el centro capitalino, junto con José Pablo Ventura, de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), y María Josefina Mujica, también desaparecidos.
Desde el secuestro de su hija, Herminia, junto a otras madres, comenzaron a buscar a Adriana, y hasta dónde pudo investigar supo que fue asesinada por el terrorismo de Estado, pero nunca logró encontrar su cuerpo.
Bandera en alto. Herminia levantó la bandera del juicio y castigo a los genocidas de la dictadura y estuvo en la primera línea de todas las peleas en las que entendió que debía estar y pudo hacerlo, aún con su avanzada edad, junto a trabajadores, estudiantes y desocupados.
Bandera en alto. Herminia levantó la bandera del juicio y castigo a los genocidas de la dictadura y estuvo en la primera línea de todas las peleas en las que entendió que debía estar y pudo hacerlo, aún con su avanzada edad, junto a trabajadores, estudiantes y desocupados.
Siempre con una sonrisa grande, aferrada a sus ideas de izquierda, Herminia será recordada, entre otras imágenes, con un micrófono o un megáfono en la mano, arengado a los jóvenes en una Facultad o en el cantero del bulevar Oroño, donde frente a los Tribunales Federales se están juzgando a los responsables del terrorismo de Estado.
“Herminia siempre se caracterizó por ser una mujer alegre. Ella celebraba la militancia de su hija”, contó al portal Infojus Noticias Juane Basso, integrante de la agrupación Hijos. “Hasta el último día —agregó— buscó el cuerpo de su hija. Siempre fue una persona esperanzadora. Siempre invitaba a los pibes a rebelarse, a incomodar al poder, a militar”.
Herminia recordó alguna vez que “Adriana era emprendedora (...) Equivocados o no, confiados, los jóvenes lucharon. Creían que iban a producir el cambio. Yo, con un poco más de experiencia, tenía mis dudas. Le decía que el pueblo no estaba preparado para ese cambio social, pero ellos estaban convencidos”.
Cuando Adriana desapareció, Herminia, quien no militaba en ninguna organización política ni social, la buscó en todos los rincones de la provincia, presentó hábeas corpus y se enfrentó a quienes, a punta de pistola, la llevaron al cementerio para que buscara el cuerpo de su hija en una fosa común. “Por sus conocimientos de enfermería, buscaba a su hija por las uñas y los dientes. Nunca la encontró”, contó la periodista Sofía Alberti.
Hace cuatro años, había sido homenajeada por militantes de organizaciones sociales y de derechos humanos, quienes reconstruyeron su historia de vida y lucha en el documental, “Herminia, la vida de una Madre”, se estrenó en el Centro Cultural La Toma.
Pesar oficial. La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación expresó ayer su “pesar por el fallecimiento de Herminia Severini”, a quien definieron como “una militante histórica”.
Los restos de Severini son velados desde ayer en la Biblioteca Popular Gastón Gori, ubicada en Juan José Paso 7990, en Fisherton.
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