El cráneo de Daniel Luque (42) quedó enganchado en una línea de pescar en octubre del 2012, en el camping de Los Zapallos. Fue el inicio de una causa que hoy tiene a tres procesados. El lugar donde se encontró el cráneo de Luque se encuentra unos 150 metros al oeste de la Ruta Provincial Nº 1, pasando los puentes del Leyes hacia el norte.
Diario UNO |
El crimen de Daniel Luque, un rafaelino de 42 años que vivía en barrio Candioti Sur y cuyo cráneo apareció a orillas del Arroyo Leyes en octubre del 2012, se convirtió en uno de los casos más macabros que le tocó resolver a la Justicia santafesina en los últimos tiempos. El expediente, que ya se aproxima al juicio oral está plagado de detalles espeluznantes, propios de un thriller pero con protagonistas locales.
Uno de los últimos movimientos que tuvo el expediente, fue una resolución de la Sala II de la Cámara de Apelaciones, que confirmó el procesamiento de los tres ejecutores: Ana María Cuffini, ex pareja de Luque y empleada de la Delegación Santa Fe de la Afip, de 46 años, y su concubino, Marcelo Torres, de 39, y Adrián Arbizu (38), por el“homicidio agravado con el concurso premeditado de dos o más personas” y “por haberse realizado por promesa remuneratoria, en carácter de coautores”, en el caso de los dos primeros y a Torres “como coautor del delito de homicidio calificado con el concurso premeditado de dos o más personas, en razón de que la mayor gravedad de la pena prevista para dicha agravante desplaza la participación que el mismo tuviera en la calificación vinculada a la promesa remuneratoria”.
La investigación comenzó el domingo 7 de octubre del 2012, cuando un muchacho de 22 años compartía una tarde de pesca con unos amigos, en una de las playas cercanas al camping comunal de los Zapallos, unos 500 metros al norte del puente de Arroyo Leyes. Era casi las 17 cuando la línea se tensó. Comenzó a recoger la captura, pero cuando reconoció lo que había enganchado el anzuelo, la caña se le cayó de las manos. En la playa, sobre la arena quedó el cráneo. Nadie se animó a tocarlo, y dieron aviso a la Subcomisaría 5ª de Los Zapallos.
Los restos fueron inmediatamente enviados a la morgue judicial de Santa Fe. Los peritos constataron que se trataba de “un cráneo con dos vértebras y restos de cabellos”. Entre los elementos de prueba que podrían facilitar su identificación, rescataron “una prótesis dentaria removible en la parte superior”. Para ese entonces, hacía nueve días que Luque estaba desaparecido.
Menos de ocho meses después, el informe de análisis genético elaborado por el Centro Regional de Investigación y Desarrollo (Ceride) dependiente del Conicet confirmaba que la víctima era Daniel Luque, un hombre de 42 años que tenía problemas económicos, enfermedades de adicción y una ex novia con la que mantenía una relación más que conflictiva. El 26 de junio, la carátula del expediente cambió de averiguación de paradero a homicidio. Y la mujer se convirtió en la pista medular para desandar el caso y llegar a quiénes fueron los autores intelectuales y materiales del secuestro y el homicidio de Daniel Luque.
El 23 de agosto cayó preso Arbizu y tres días más tarde fueron apresados Cuffini y Torres. Los investigadores dijeron entonces que tras la ruptura entre la mujer y Luque, el hombre continuó viviendo en la casa que ambos compartieron el tiempo que duró la relación, en barrio Candioti Sur. La instrucción, llevada adelante por el juez Nicolás Falkenberg, se cerró con el procesamiento de los tres acusados.
La investigación logró demostrar que Ana María Cuffini, ex pareja de Luque, contrató a Adrián Arbizu para que ejecute el crimen, sin embargo, ella y su actual novio, Marcelo Torres participaron directamente del salvaje episodio. En una noche llena de excesos, uno de los imputados contó en medio de una reunión cómo había sido el crimen. Esos detalles, que brindó un testigo de identidad reservada, permitieron reconstruir el homicidio.
La crónica indica que Daniel Luque fue secuestrado el 28 de septiembre del 2012. Eran cerca de las 21 cuando él salió de su casa ubicada en Vélez Sársfield al 3.30O y fue hasta una verdulería del barrio a comprar un champán frío. A quien le gustaba ese tipo de espumantes era a Ana María Cuffini. Algunos vecinos de la zona los vieron hablando en la esquina y momentos después, cuando Luque cruzó la calle, lo interceptaron dos hombres que –a los golpes– lo obligaron a subir a una camioneta negra. La escena se completó cuando Cuffini se sentó en el lugar del conductor y arrancó. El viaje hasta la zona de la islas en la costa santafesina fue a los golpes.
Según el relato de un testigo de la causa, Arbizu, un hombre de contextura robusta, fisicoculturista de joven, y con una acumulación de denuncias penales graves, le habría quebrado el cuello. “Era una amenaza constante que él (por Arbizu) hacía. Con las manos hacía el gesto y decía «tac» e imitaba el ruido del cuello roto”, contó una de las testigos.
Los detalles de cómo hicieron desaparecer el cuerpo son espeluznantes. La víctima fue eviscerada y el cráneo había sido limpiado de piel y cabellos. El recorte de nailon que utilizaron para apoyar el cadáver y la cuchilla fueron encontradas en la casa de La Guardia, donde vivía Arbizu. Aún tenían restos de sangre. A cambio del crimen, Cuffini le había prometido a Arbizu un cuatriciclo y dinero en efectivo. Las contactos cercanos del sicario con policías y abogados locales le habían permitido manejarse con impunidad, incluso varios testigos señalaron que utilizaba el uniforme de las Tropas de Operaciones Especiales y ropa de policía de manera cotidiana.
Los testimonios recabados en este caso dieron lugar a desprendimientos en la investigación. Con estos otros detalles se consideró la posibilidad de que Arbizu también estuviera involucrado en el crimen de Lucas Damián Ibánez, ocurrido el 24 de octubre de 2011 en Colastiné Norte. Incluso, algunos aspectos de la metodología de los crímenes son coincidentes.
Le abrió la panza
Uno de los testigos que declaró en el marco de la causa relató cómo Adrián Alejandro Arbizu se deshizo del cuerpo de Daniel Osmar Luque. “En la camioneta llevaban un nailon grande, de los gruesos, color blanco y negro, que había comprado Marcelo (Torres). A la cuchilla también se la hizo comprar a Marcelo. Estaban cerca del agua, ya que se veía la Luna. No sabe qué hizo primero (Arbizu), pero dijo que le abrió la panza, le cortó todos los órganos en pedacitos, las muñecas, los brazos, la cabeza, que el cuero cabelludo se lo sacó limpio con la cuchilla y le sacó los ojos.
Le abrió la panza
Uno de los testigos que declaró en el marco de la causa relató cómo Adrián Alejandro Arbizu se deshizo del cuerpo de Daniel Osmar Luque. “En la camioneta llevaban un nailon grande, de los gruesos, color blanco y negro, que había comprado Marcelo (Torres). A la cuchilla también se la hizo comprar a Marcelo. Estaban cerca del agua, ya que se veía la Luna. No sabe qué hizo primero (Arbizu), pero dijo que le abrió la panza, le cortó todos los órganos en pedacitos, las muñecas, los brazos, la cabeza, que el cuero cabelludo se lo sacó limpio con la cuchilla y le sacó los ojos.
Como que la cabeza había quedado pelada. Que todos los órganos los cortó en pedacitos y los metió de nuevo dentro del cuerpo y que no sabe que hizo con las piernas. Asegura que manifestó que se metió hasta el medio del río, que dijo «no sabés lo que es nadar con el frío y un cuerpo pesado muerto encima». Que fue hasta la parte más honda que él conoce, que dijo que al nailon no lo uso y que cuando volvió a la orilla se lavó todo, también la cuchilla, y volvió a la casa en La Guardia”, refiere el testimonio extractado de la resolución de procesamiento firmada por el juez de Instrucción santafesino Nicolás Falkenberg.
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