Ataques anónimos despertaron la atención sobre la organización del próximo Central-Newell's en Arroyito. El Gobierno de Santa Fe garantiza que se juega pero evalúa hacerlo a puertas cerradas. La dirigencia leprosa acepta jugarlo sin visitantes.
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Como en el pasado mes de enero, cuando había la intención de jugar un clásico amistoso, el camino hacia el encuentro entre Newell\'s y Central está agitado por la acción de los violentos, en este caso ante la inminencia del cruce en el Gigante por el Inicial. Pero a diferencia del verano pasado, las autoridades a cargo de la organización se muestran firmes. Porque así como los funcionarios del Ministerio de Seguridad contemplan la opción de jugar el partido del 20 de octubre a puertas cerradas, la dirigencia de Newell\'s no presentará reclamo alguno para permitir el ingreso del público rojinegro en Arroyito, prohibición que se aplica en todas las canchas del fútbol argentino para los visitantes. Y para tomar más distancia del fallido clásico estival, se descartó como posibilidad la suspensión del encuentro. "El clásico se juega, veremos en qué circunstancias", anticipan autoridades provinciales.
Primero fueron pintadas amenazantes para con los jugadores de Central. Luego balazos sobre las instalaciones del club de Arroyito. Y el jueves la víctima fue un dirigente canaya opositor: Luciano Cefaratti, amedrentado con pintadas injuriosas y atacada a balazos la fachada de su domicilio laboral.
Hay tres hipótesis que ensayan una explicación sobre la violencia desatadas en Arroyito en las dos últimas semanas. La primera, vincula directamente a la barrabrava que lidera Andrés "Pillín" Bracamonte, que asume un protagonismo mayúsculo en el club. De hecho, el año pasado los barras atacaron a golpes de puño a los jugadores del primer equipo ante la pasividad dirigencial. Bracamonte afronta una interna al frente de la barra al debilitarse su imagen por sus vínculos con la familia Cantero, de simpatía por Newell\'s.
La segunda hipótesis versa sobre una posible extorsión de los barras de Central a los dirigentes, minando de violencia el club para lograr alguna concesión negada por las autoridades. La propia dirigencia acusó a la "vida política del club" los ataques anónimos, pero no hay forma de encontrar un vínculo entre las balaceras con el rol de las agrupaciones que se esfuerzan por participar activamente en la política de la entidad.
La tercera presunción mira de reojo a los barras de Newell\'s como autores materiales de los atentados. ¿El propósito? Generar el peor clima para el clásico del 20 de octubre, en el cual no podrán ingresar los hinchas leprosos.
En el clásico de enero, suspendido por una balacera desatada en el parque Independencia, la dirigencia de Newell\'s insistió hasta último momento por la concurrencia de público visitante. En este caso no habrá gestión alguna. "En AFA se resolvió que no asista el público visitante a ningún estadio y lo vamos a respetar", aseveró Guillermo Lorente este diario. "Y será también en AFA donde se resuelva cómo se va a jugar el año que viene en el Coloso", acotó el presidente de Newell\'s.
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