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domingo, 29 de septiembre de 2013

Milton César: "Fui preso por una razón política, no sé quién asesinó a Cantero"- homicidio de Claudio “Pájaro” Cantero, perpetrado el 26 de mayo pasado en Villa Gobernador Gálvez.

Así lo indicó el joven de 22 años que la semana pasada recibió falta de mérito por el homicidio de Claudio “Pájaro” Cantero, perpetrado el 26 de mayo pasado en Villa Gobernador Gálvez. "Pusieron en mi boca cosas que no dije. No ensucié a nadie, yo tengo códigos", aseguró Milton César.
.La Capital | 

Milton César:
“No sé quién atentó contra mi familia, pero fue una cobardía. Si me querían a mí, me pudieron ir a buscar porque sabían dónde me podían encontrar. Nunca me fui de barrio Tablada”. La frase es de Milton César, el joven de 22 años que la semana pasada recibió falta de mérito por el homicidio de Claudio “Pájaro” Cantero, perpetrado el 26 de mayo pasado en Villa Gobernador Gálvez. “Estuve preso por una cuestión política. En todo momento saltó a la vista que yo no tenía nada que ver con la muerte del Pájaro Cantero. Soy inocente. ¿Quién mató a Cantero? No lo sé”, afirmó en una charla de media hora con La Capital.
   “Pusieron en mi boca cosas que yo no dije. Dijeron que en una declaración había mandado en cana a un montón de gente y yo no dije nada. No ensucié a nadie. Yo tengo códigos”, aseveró César, para agregar: “Tengo miedo de que me maten”.
Nombres. Milton César tiene 22 años y era sindicado como un peso pesado antes del asesinato de Cantero. Para entonces ya se había ganado un lugar en las crónicas policiales por sus enfrentamientos con los integrantes de la llamada “Banda del Tanque”. O por haber sido detenido el 21 de marzo de 2011 como el supuesto ladrón del auto de Héctor Superti, cuando éste era ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia. También por haber sido baleado en la cara en el baño del boliche de Villa Gobernador Gálvez, el 9 de junio de 2012, donde un año más tarde sería asesinado el Pájaro.
   En barrio Tablada hay muchos jóvenes llamados Milton, pero muy pocos con el peso específico para que con sólo decir su nombre se sepa de quién se está hablando. Y parte de la desgracia de Milton César tuvo directa relación con eso. Una vez asesinado el líder de la banda de Los Monos, en la calle comenzaron a circular cuatro apodos: “Macaco”, “El Pollo” y los dos Milton. Según ese corrillo callejero, que pasó a ser el nervio motor de la investigación del homicidio, “los Milton” eran Damario y César. “No tengo relación con Damario y tampoco conozco a los otros que se mencionaron”, explicó.
En el medio. Quizás Milton César sea, después de la familia Cantero, el hombre que más perdió en la espiral de violencia que se desató tras el crimen del Pájaro. El martes 28 de mayo, como coletazos de la muerte de Cantero, sicarios en moto dispararon contra una camioneta Nissan que esperaba la luz verde en el semáforo de Acevedo y Francia, en la zona sudoeste.
   Producto de unos 30 disparos murieron el conductor y dueño del rodado, Marcelo Alomar, y un hermano de Milton llamado Nahuel, de 24 años. Y resultaron heridos la madre de César, Norma, y su marido Claudio Hernández. Dos hijos de esta pareja de 7 y 10 años —hermanos de Milton— resultaron ilesos porque los adultos que iban en la camioneta lograron cubrirlos de la feroz balacera.
   La madre de César quedó postrada en una cama. “Yo no estoy metido en nada. Sé que quedé en medio de la pelea de dos bandas, pero no sé quiénes. Es muy probable que, como yo, haya estado engarronada mucha gente. Y eso va a salir a la luz”, afirmó Milton César.
Pocas palabras. Es una persona de pocas palabras que no necesita esforzarse para dejar claro que, a veces, es mejor no hablar ciertas cosas. En este caso, la muerte del Pájaro. Tiene la mirada ausente del que perdió mucho, aunque es padre de un pequeño niño. Dice trabajar haciendo changas en albañilería y no tener ya cuentas pendientes con la Justicia, algo que fue confirmado por fuentes judiciales.
   A la entrevista llegó acompañado por dos muchachos que lo siguen a sol y sombra. “No confío en nadie. La propia policía me metió a mi en el baile. Nadie de la Justicia se apiadó de mí”, explicó. Por fuera de los tres o cuatro conceptos que le interesaba que quedaran bien claros, no hizo nada para disimular que la entrevista no le interesaba.
   —¿Tenés miedo de que te maten?
   —El miedo no se pierde nunca. Pero qué se yo... Tengo miedo de que me saquen la vida, pero no a la persona que lo haga. No me quiero hacer el macho, siempre me buscaron pero no me pudieron hacer nada.
   —¿Sufriste algún atentado?
   —El miércoles por la noche me quisieron matar. Ibamos con el auto por Oroño y Seguí y una (camioneta) Amarok se nos pegó. Se nos tiró encima, pasó el semáforo en rojo y nosotros bajamos los vidrios como para que se pensaran que teníamos algo, pero no teníamos nada. Fue a las 9 o 10 de la noche. Pero no tengo idea de quién es el que me quiere matar.
   —¿Cómo hacés para vivir sabiendo que te quieren matar?
   —¿Sabés qué pasa? A mí me quieren matar de verdad, no es que dicen que lo quieren hacer. Me quieren matar. Y ya lo intentaron. Me pegaron en la mano, en la cabeza, me pegaron un tiro en el baño de un boliche donde había cámaras y las filmaciones nunca aparecieron. Tampoco vi quien me pegó ahí. Yo me muevo así porque quiero estar bicho. Hoy no puedo ir a una plaza con mi hijo, yo no sé lo qué es eso. Para hacerlo me tengo que ir fuera de Rosario, porque ya me pasó que lo intentaron.
   —Hace un año también te querían matar. De hecho te balearon en el baño de un boliche, pero decías no tener miedo. ¿Por qué el miedo ahora?
   —Lo que me pasó en el baño del baile es que se metió gente que no es nadie. Esa no es la gente que me preocupa. Las personas que estuvieron ahí se hacen cartel con cosas que no hicieron. Dicen que me pegaron dos tiros y yo tuve uno solo. Yo no vi quien me pegó, pero la gente que se dice que lo hizo no fue. A mí me preocupan los polenta, los que me quieren matar de verdad.
   —Qué te da más miedo: ¿que te armen una causa o que te maten?
   —Que me engarronen (que le inventen una causa), porque la policía me quiere adentro. Andan diciendo que ando robando de caño y yo no hago eso. Dicen que robo de caño, que vendo droga, que tengo un quiosco, que manejo un barrio. Tengo miedo de que me armen una causa, mejor que la que ya me armaron, y me dejen peor.
   —¿Por qué pensás que te quieren engarronar?
   —Cuando estás metido en esto es como dice el refrán: “Hazte la fama y échate a dormir”. Le pegan un tiro a uno y enseguida dicen: «Fue Milton». Y yo nada que ver. Estaba en la estación de servicios o en un shopping. Pero no le importa a nadie si fue así. En Tablada tiran un tiro y fue Milton. Cuando le robaron el auto al ministro, fue Milton. Y yo no sé cómo es. Y no tengo quiosco y no vendo drogas.
   —¿Te sentiste seguro estando preso en alcaidía de Jefatura?
   —Yo no puedo hablar mal de la alcaidía porque a mí me cuidaron. No me pidieron una corrupción (sic) ni plata. Estaba más cuidado en la alcaidía que en la calle. Nunca se portaron mal conmigo.
   —¿Cómo estás vos?
   —Estoy mal por la muerte de mi hermano y por lo que está pasando mi mamá. No tengo sed de venganza. No sé quién fue y no quiero matar a nadie. Quedé shockeado. No tengo intención de matar a nadie. La Justicia me prometió que iban a agarrar a los que mataron a mi hermano. Cuando le pasó eso yo dije «acá me bajo» y no lo hice por miedo. A mí no me importa más nada.

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