La titular de la asociación Generar, Liliana Loyola, habló sobre una causa reciente que desarticuló una red que captaba chicas santafesinas y las trasladaba - ida y vuelta- al sur provincial.
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Hace poco más de dos semanas, tras una investigación de la fiscalía a cargo de Walter Rodríguez, cuatro santafesinos fueron detenidos y procesados por integrar una red de trata que captaba, trasladaba y explotaba sexualmente a víctimas en situación de vulnerabilidad. Según transcendió con la investigación judicial, un policía garantizaba la zona liberada en las localidades de San Lorenzo, San Martín y el resto del cordón industrial.
El caso es uno de los primeros en tener una metodología de explotación móvil, lo que significa que las mujeres no estaban secuestradas en un lugar físico sino que eran llevadas a los lugares de explotación, en zonas de puertos del sur provincial por períodos fragmentados de tiempo, y luego traídas de nuevo a la ciudad de Santa Fe. Sin embargo, las amenazas y la vigilancia a las que eran sometidas las mujeres, no les permitían evadir el circuito.
En diálogo con Diario UNO, Liliana Loyola titular de la asociación civil Generar explicó las particularidades de esta metodología de explotación y cómo el rol de la ciudad de Santa Fe ha ido mutando como lugar de captación y explotación sexual de personas.
“Siempre se habló de Santa Fe como un lugar de captación, desde donde eran trasladadas las mujeres a otras provincias, como Córdoba y La Pampa. Sin embargo, hoy sabemos que hay barrios de la ciudad en los que existe una fuerte presencia de proxenetas. En una zona del centro oeste de la ciudad - que prefiero no nombrar para no estigmatizar- los vecinos tiene identificados a 28 proxenetas. Esto lo que demuestra es que hay una relación directa entre la prostitución y las redes de tratas. Si se naturalizan las relaciones sexuales pagas, la frontera con las redes de trata se diluyen. Y por eso, después es tan difícil frenar casos como el investigado. En la estación de servicio ubicada sobre la autopista, donde las chicas rescatadas en el caso mencionado eran obligadas a cambiarse antes de emprender el viaje hacia el sur, y donde a la vuelta, volvían a ponerse su ropa, eran vistas por muchísima gente, esto pasaba a la luz publica. Desde empleados de la estación, hasta remiseros, viajantes y hasta por agentes Seguridad Vial. Sobre todo los fines de semana y se las veía en grupos de hasta 30 mujeres, la mayoría de ellas menores. ¿Entonces, por qué se demora en denunciar? Es porque la gente había naturalizado la prostitución y nadie consideró que esas chicas estaban ahí contra su voluntad”, explicó Loyola.
La captación
En este sentido, la titular de Generar quiso hacer hincapié en cuales son las formas de captación. “Si sabemos reconocer las situaciones de peligro y cómo reaccionar ante ellas, vamos a poder evitar muchos de los casos que están pasando”, indicó. Y mencionó las distintas instancias del proceso de captación y quién interviene en ellas.
“Actualmente hay dos formas frecuentes para someter a las adolescentes. El primero es la seducción. En la mayoría de los casos, vemos que las chicas son entregadas por muchachos que las engañaron en una relación de noviazgo. Son chicos, un poco mayor que ellas, que trabajan para los proxenetas y que simulan las relaciones típicas entre los adolescentes. Las pasan a buscar por la escuela, las invitan a salir a ir a bailar. Todas actividades normales para las jovencitas, pero ellos tienen otras intenciones. Y juegan mucho con las complejidades típicas de la edad. Les dicen: «tus papás no te dejan hacer nada», utilizan los conflictos que siempre tienen los adultos con los hijos adolescentes. Es por esto, que cuando las madres hacen las denuncias cuando desaparecen las chicas, la policía pone fuga de hogar. Y siempre, off the record, lo que se dice es «se fue con el noviecito». Cuando en realidad, las están captando”.
Y el otro método son las redes sociales. “Por eso los padres tienen que estar muy atento a quienes son las amistades de las chicas, con quien se juntan y tienen que hablarles mucho. Y lo otro que siempre recomendamos es que las chicas les cuenten a sus amigas a dónde van y con quién. Porque sino, desaparecen y no dejan ningún rastro”.
Para Loyola, el trasfondo del problema es que aún existen dificultades para hablar abiertamente de la problemática. “Este año tuvimos varios de chicas que han sufrido intentos de secuestro en las cercanías de las escuelas. Particularmente, nos tocó acompañar dos casos en las cuales las madres detectaron que las chicas estaban siendo miradas. En uno de los casos en las cuales pudimos evitar la situación, posteriormente quisimos dar charlas en la escuela y la dirección del colegio nos dijeron que no, porque había sucedido afuera. Entonces, si no empezamos a generar conciencia de que hay que hablar de prostitución, del sexo pago y de las captaciones, es muy difícil combatirlo. La trata no es una entelequia, surge cuando la prostitución está naturalizada, cuando el sexo pago se convirtió en algo habitual. Sino, no proliferarían los casos de trata.
En este sentido, la titular de Generar, volvió a insistir en la necesidad de que se apruebe la ley que prohibe el funcionamiento de las whiskerias en la provincia. “Es un proyecto que está en la Legislatura. Las whiskerías son el lugar físico donde se produce la prostitución y la explotación. Son focos de riesgo certero y no puede ser que como sociedad aceptemos su funcionamiento”.
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