Alerta gremial en pleno proceso fiscalizador de la cosecha gruesa. El martes le balearon el frente y el jueves le arrojaron una bomba incendiaria. Es uno de los responsables del registro de granos. El empleado es uno de los responsables del contralor del registro de los operadores de granos.
La Capital |
La vivienda de un empleado jerárquico de la Administración Federal de Impuestos (Afip) fue escenario de dos violentos atentados a lo largo de la semana que termina. La madrugada del martes autores desconocidos balearon el frente de la propiedad, ubicada en la zona sur de la ciudad, y casi a la misma hora del jueves una bomba Molotov quemó la puerta de la vivienda. Hasta ayer los pesquisas policiales no tenían pistas sobre el móvil de los hechos y mucho menos sobre sus autores, aunque desde el entorno del empleado y en forma extraoficial sugirieron que "todo estaría vinculado a la importante actividad laboral que realiza en la Administración". Las denuncias por los dos atentados quedaron registradas en la seccional 15ª y también se dio intervención a la Fiscalía Federal en turno por la actividad desempeñada por el hombre.
En un total hermetismo la policía rosarina investiga los dos atentados que se registraron en una vivienda cercana a Mister Ross y Presidente Roca, en la zona sur de la ciudad. Allí vive junto a su familia un empleado jerárquico de la Afip, uno de los responsables del área de fiscalización y contralor del Registro de Granos, oficina que maneja las altas y bajas de los operadores granarios en la región por la cual se exporta poco más del 80 por ciento de la producción agraria nacional.
De madrugada. Según las denuncias radicadas en la seccional 15ª, ubicada a sólo seis cuadras del domicilio atacado, el primer hecho ocurrió alrededor de las 2.30 de la mañana del martes. Autores desconocidos, presuntamente a bordo de un vehículo, pasaron por el frente de la propiedad y efectuaron al menos tres disparos con un arma de fuego para luego escapar a toda velocidad.
Ante las detonaciones, el dueño de casa salió a la puerta y comprobó que dos de los disparos habían impactado en el frente de la vivienda, algo que poco después pudieron constatar los peritos policiales al levantar dos vainas servidas en la vereda. "Afortunadamente las balas no perforaron ninguna abertura ni alcanzaron a nadie de quienes estaban en la casa", dijo un allegado al empleado de la Afip. Y estimó que "tal vez la intención de los agresores fue esa, asustar sin lastimar a nadie".
Dos días más tarde, y cuando el temor no había pasado en la vivienda familiar de zona sur, el mismo empleado de la Afip fue despertado casi a la misma hora por un violento golpe contra la puerta de la casa. "Al asomarse vio que la abertura de madera se estaba quemando. No sabemos si le tiraron una bomba Molotov o si echaron combustible y prendieron fuego. Eso está siendo peritado y no conocemos el resultado de los exámenes", dijo la fuente que habló con La Capital y pidió no ser identificada.
Nadie sabe nada. Acerca de los móviles que habrían llevado a los maleantes a cometer los ataques, el vocero dijo que "por ahora no hay pruebas para imputar nada a nadie, aunque tenemos muchas presunciones a partir de algunos hechos que se dieron en las últimas semanas y que están ligados estrictamente a la actividad laboral del empleado que vive en la casa dañada". Y, en ese sentido, dijo que "es un hombre de unos 45 años que hizo toda su carrera en la Afip hasta llegar al lugar que ocupa ahora", que no es otro que el de dirigir la oficina que controla y fiscaliza a los operadores de granos de la región.
En ese sentido, ayer conocedores del trabajo realizado por el dueño de la casa atacada, dijeron que esa oficina es un área "muy sensible". "Es la encargada de llevar adelante el registro de los acopiadores y operadores de granos. Este es un trámite burocrático normal de la Afip pero en la práctica cotidiana implica controlar los lugares donde los granos se acopian, verificar la documentación y dar las altas y bajas de esos operadores cuando los mismos cometen infracciones", explicaron allegados al organismo.
Por su parte, anoche fuentes de la comisaría 15ª confirmaron la presentación de las dos denuncias, y aunque prefirieron no elaborar hipótesis sobre los móviles de los hechos aventuraron: "Nosotros no tenemos ninguna pista que nos permita pensar que esto es un problema originado en el trabajo de la víctima. Quizás lo sea pero también debemos investigar un posible problema personal que haya originado los ataques", dijo el vocero policial sin ahondar en mayores detalles.
Lo cierto es que la semana que termina las oficinas locales de la Afip (tanto en la sede de Alvear al 100 como en la de Cochabamba al 1600) fueron un hervidero y el sindicato que nuclea a los casi 700 trabajadores rosarinos se manifestó en alerta por el devenir de los sucesos.
Ayer, desde la entidad gremial (Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos Públicos de la República Argentina - Aefip) prefirieron no adelantar opinión al respecto y acompañar al trabajador en sus decisiones de hacer las denuncias correspondientes en la policía y en la Justicia Federal, como así también respetar las decisiones de las autoridades del organimso recaudador.
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