El opositor Álvaro Uribe cuestionó el encuentro que mantuvieron la jefa de Estado y Juan Manuel Santos, donde firmaron un tratado para la extradición de delincuentes. La mandataria celebró el proceso de paz con la guerrilla.
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La presidente Cristina Kirchner fue recibida ayer por su par Juan Manuel Santos en el Palacio de Nariño, sede del Poder Ejecutivo del país caribeño, donde se realizó un encuentro del que participaron funcionarios de ambos países. En la reunión se rubricaron acuerdos de cooperación en distintas áreas, como la tecnología, el deporte, la industria, entre otros.
En ese cónclave, la mandataria aprovechó la oportunidad para reconocer la "valentía" de Santos para iniciar un proceso de paz en su país con los grupos guerrilleros, gesto que repitió más tarde durante el almuerzo que compartieron.
"Solamente los necios, los que no quieren a su país pueden poner trabas u oponerse a que Colombia vuelva a ser una", lanzó Cristina Kirchner. "Siempre es más fácil tirar tiros; es mucho más difícil hablar con quienes uno estuvo enfrentado y llegar a acuerdos",arremetió.
Ante la mirada atenta de Santos, Cristina reconoció que las negociaciones tendrán dificultades, pero dijo estar "convencida de que el proceso de paz es imprescindible para la región".
La jefa de Estado evitó personificar sus duras críticas; sin embargo, esta madrugada, el ex presidente de Colombia Álvaro Uribe, quien supo ser aliado de Santos pero ahora se encuentra en la vereda opuesta y cuestiona la política que lleva adelante con las FARC, no dudó en contestarle.
“¿Quién le dijo a la presidenta de Argentina que viniera a Colombia a validar la impunidad a la terrorista FARC?”, replicó Uribe a través de su cuenta de la red social Twitter.
El ex mandatario colombiano, y fundador de "la U", emprendió hace tiempo una disputa personal con quien supo ser su delfín. Juan Manuel Santos asumió como presidente deColombia el 7 de agosto de 2010, pero no podría haber triunfado sin el apoyo de Álvaro Uribe. El entonces presidente colombiano no podía constitucionalmente renovar por tercera vez su mandato, por lo que eligió a su ministro de Defensa como sucesor.
Uribe esperaba, como era previsible, una continuidad en sus políticas de Estado. Sin embargo,no habían pasado cuatro días del cambio de Gobierno, cuando el flamante presidente ya buscaba desmarcarse de su antecesor.
Desafiando las acusaciones de Uribe, que incluían la denuncia de más de 1.500 guerrilleros colombianos cobijados por funcionarios chavistas en territorio venezolano,Santos decidió reunirse con Hugo Chávez y restablecer las relaciones diplomáticas con el enemigo del vecindario. Es más, de archienemigo de Colombia, el bolivariano pasó a ser el "nuevo mejor amigo" del ex ministro de Defensa de Uribe.
A estas actitudes en la esfera internacional, se sumó la inacción del actual mandatario frente al avance de la Justicia en la investigación de causas que involucran al ex presidente. A los ex funcionarios uribistas se los acusa, entre otras cosas, deconnivencia con los paramilitares, de ordenar escuchas ilegales a políticos y de "arreglar" ciertas votaciones clave en el Congreso.
La estocada final es el proceso de paz que Santos emprendió con la guerrilla en agosto pasado con el objetivo de lograr un acuerdo con las FARC. Los vínculos son irreconciliables y por más que Santos intente mantener en paz , por lo menos mediáticamente, la ruptura no tiene vuelta atrás.
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