sábado, 22 de octubre de 2011

SANTA FE/Cambio de sentido de calles paralelas a Bulevar-Más ágil para los conductores, dificultades para los peatones


Sin lugar. En Vélez Sarsfield y Balcarce, donde está Olmedo Restó, quienes esperan el colectivo tienen que hacerlo entre las mesas o en la calle porque no hay lugar. “No sabía dónde pararme para esperar el cole”, dijo Verónica Arredondo.
 A dos meses de su implementación, la Municipalidad considera que mejoró el tránsito. Pero El Litoral detectó inconvenientes para los transeúntes: la ubicación de los semáforos y de las paradas de colectivos.
A principio de septiembre debutaron los cambios de sentido de las calles Balcarce, Ituzaingó, Obispo Gelabert, Santiago del Estero y Sargento Cabral. A casi dos meses de su implementación, El Litoral detectó algunos inconvenientes, sobre todo para los peatones, y relevó opiniones de comerciantes, que se vieron perjudicados o favorecidos por la medida.
Los principales obstáculos se presentan para los transeúntes, ya que en muchas esquinas no pueden ver los semáforos. Y en algunas paradas de colectivo, en veredas donde funcionan bares, los pasajeros no tienen lugar donde esperar o deben hacerlo en la calle. (Ver En imágenes)
Además, una de las ochavas más conflictivas es la de Obispo Gelabert y Rivadavia: a la falta de visibilidad de los semáforos se suma la curva del shopping que impide anticipar los vehículos que vienen por Obispo. (Ver infografía)
Consultado acerca de estas situaciones, el secretario de Planeamiento Urbano, Eduardo Navarro, aseguró que “estos problemas ya están relevados”. “Son ajustes que se van viendo. Uno diagrama los cambios teniendo en cuenta tiempos ideales e imaginando los corredores limpios. Pero después, esta planificación se tiene que ir complementando con la obediencia del que maneja”. Y ejemplificó con los conductores que frenan el vehículo muy cerca de la bocacalle y no pueden ver correctamente el semáforo, o los que estacionan sobre ambas manos, con lo cual se reduce el espacio para transitar.
En relación a la ubicación de los semáforos, Navarro confirmó que “está programado ir ubicándolos correctamente, donde tienen que ir”. Sobre las paradas de colectivo en veredas ocupadas por bares, explicó que esos locales tienen autorización para utilizar ese espacio, pero que con los cambios deberán ajustarse a las necesidades de los transeúntes. “En la medida que haga falta, deberán adecuarse y retirar la baranda para que se libere la bocacalle”, indicó.
Pese a estos inconvenientes puntuales, desde la Municipalidad se mostraron conformes con los cambios realizados, ya que consideran que se agilizó el tránsito (Ver Lista).
Complicaciones
Tres mujeres llegan a la esquina noroeste de Santiago del Estero y 25 de Mayo. Quieren cruzar la calle, pero dudan. Miran hacia el lugar donde habitualmente se ubica el semáforo, pero no lo encuentran. En cambio, ven el de la otra esquina y recién ahí cruzan.
Con el cambio de sentido, los semáforos sólo fueron “dados vuelta” y quedan “encima” de los peatones que quieren cruzar. “No lo puedo ver. Está re mal para el peatón. Me tuve que fijar en el otro”, comentó molesta Claudia Ibarrola, después de cruzar por Santiago del Estero y 25 de Mayo. “Pienso que el semáforo debería estar cruzando la calle porque ahí donde está no se ve”, dijo Rufino Ramírez.
“¡Decí que me apuré, porque crucé y estaba en verde! Ni lo vi al semáforo”, dijo un poco agitada una mujer, que fue advertida a bocinazos sobre la luz verde.
Vecinos de Recoleta se quejaron porque, al transformarse en parada de colectivo, está prohibido estacionar sobre Santiago del Estero, entre San Martín y 25 de mayo. “Se perdieron ocho lugares en esta cuadra, donde es dificilísimo encontrar dónde dejar el auto”, comentó la peluquera de la esquina.
Repercusión en comercios
Los negocios ubicados en las ochavas son los que más notan las consecuencias del cambio de sentido de circulación, para bien o para mal. “Había más movimiento antes porque son pocos los que ingresan hacia el oeste por Balcarce; la mayoría toma Sargento Cabral”, comentó Soledad Guarnaschelli, dueña de un local en Balcarce y Vélez Sarsfield.
“El movimiento bajó para mal. Se perdieron cinco líneas de colectivo, que ya no pasan más. Lógicamente hay menos gente. Los negocios que tenían la parada en la puerta están muertos. Esto nos perjudicó un montón”, se quejó Eduardo Aragón, que hace 25 años tiene su local en 9 de Julio y Obispo Gelabert.
Por el contrario, otros comercios se vieron favorecidos. Es el caso de un negocio de ropa en 25 de Mayo y Obispo Gelabert. “Por una cuestión de lógica, quedamos más visibles. Entraron unos ocho clientes que nos dijeron que no nos habían visto antes y hace cuatro años que estamos en este lugar”, dijo Alberto Paviolo.
El bar de Alvear y Balcarce también notó una influencia positiva. “Con la nueva dirección, ¡ahora ésta es la mejor esquina!”, respondió entusiasmada Yelem Jorge, al tiempo que confirmó: “He notado un aumento de la clientela. Tenemos gente que viene a almorzar, que antes no pasaba”.
Señalética sin cambiar
En algunas calles, como Ituzaingó y 25 de Mayo, todavía no se pintó la nueva señalética horizontal (sobre el pavimento). Hasta tanto se concrete esta tarea, debería -al menos- taparse la antigua señalética para no dar lugar a confusiones.
La zona más conflictiva ///

 

 
Infografía: Alejandro Moulins /

Peligroso Si un peatón se para en la esquina noroeste de Obispo Gelabert y Rivadavia, no puede ver ninguno de los dos semáforos. Esta situación se repite en todas las esquinas donde los semáforos sólo fueron “dados vuelta”. El agravante es que en esta ochava, los peatones no pueden anticipar los vehículos que transitan por Obispo Gelabert, por la curva que hay para ingresar al estacionamiento del shopping Recoleta.
 

Sobre la cabeza. Los conductores que frenan muy al borde de la senda peatonal (que está después del semáforo) tampoco pueden ver fácilmente los cambios de luces. Para saber cuándo arrancar tienen que guiarse por el semáforo de la otra esquina.

 
 

Curva cerrada. En Balcarce, casi llegando a Rivadavia, hay una curva “ciega” que bordea el shopping Recoleta. Cuando los automovilistas salen de la misma se encuentran repentinamente con los autos detenidos en el semáforo y poco espacio para frenar.

¿Y el semáforo? Si un peatón se para en la esquina sureste de 25 de Mayo y Obispo Gelabert, puede creer que no hay semáforos porque no se ve ninguno. Esto se repite en todas las ochavas donde los semáforos sólo fueron “dados vuelta”.

No se ven las luces. Cuando los conductores frenan muy cerca de la bocacalle,al borde de la senda peatonal, el semáforo queda “encima” y no se ve el cambio de luces. Para saber cuándo arrancar, tienen que guiarse por el de la otra esquina.

¡En contramano! Una camioneta que transitaba por Rivadavia dobló en contramano en Obispo Gelabert. El conductor siguió su marcha hasta el estacionamiento del shopping. Más de uno todavía no se acostumbró a los cambios de sentido. Foto: Mauricio Garín
Balance municipal
Desde la Secretaría de Planeamiento Urbano de la Municipalidad detallaron los objetivos alcanzados con la modificación del sentido circulatorio:
Eliminación de los riesgos de conflicto en las intersecciones de avenida Freyre y Santiago del Estero y de Vélez Sarsfield y Gobernador Candioti.
Ordenamiento vial y supresión de riesgos de conflicto en Las Heras entre Suipacha y Junín.
Generación de un nuevo corredor este-oeste a través de Gobernador Candioti-Junín, con acceso desde avenida Alem y continuidad hasta avenida Perón.
Continuidad a los corredores Balcarce-Obispo Gelabert y Santiago del Estero-Ituzaingó, con vinculaciones directas entre avenida Perón y Laprida.
Aprovechamiento óptimo de la capacidad de calle Ituzaingó, antes subocupada.
Mejoramiento del tiempo de descarga del macrocentro hacia el noreste de la ciudad.

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