viernes, 21 de octubre de 2011

PROV. DE SANTA FE/Por situaciones de abuso, el año pasado se registraron 271 casos de niñas madre

“Son casos derivados de una violación hasta que se demuestre lo contrario”, dijeron desde Salud Sexual y polemizaron: “No es cierto que las adolescentes se embaracen más”.

Por situaciones de abuso, el año pasado se registraron 271 casos de niñas madre

En el 2010, en la provincia, hubo 371 casos de embarazos de mujeres de 10 a 14 años (0,7 por ciento del total). “Son considerados abuso o violación hasta tanto se demuestre lo contrario”, señaló el coordinador de la Dirección Provincial por la Salud en la Niñez, la Adolescencia y Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud, doctor Daniel Teppaz, organismo que proporcionó la información. Por otra parte, hubo 9.262 embarazos comprendidos entre los 15 a 19 años (17,4 por ciento del total), lo que puede sintetizarse diciendo que, en Santa Fe, según los últimos datos disponibles, el 18 por ciento de los embarazos corresponden a niñas y a adolescentes. Estas niñas o jóvenes madres que se contabilizan al momento de establecer el porcentaje de embarazos adolescentes (cantidad de mujeres encinta calculado sobre la cantidad de niños nacidos vivos), conforman un indicador “que se mantiene de estable a levemente en baja”, en comparación con años anteriores, precisó Teppaz. Mientras tanto, la tasa de fecundidad adolescente (calculada entre la cantidad de embarazos sobre 1.000 mujeres de ese grupo etario) es de 37 en la provincia, cuando en el país es del 57, según datos de la Cepal que citó Teppaz. Es decir, que 37 de cada mil adolescentes se embarazan en Santa Fe, lo que es interpretado como un número “positivo” por el funcionario, si se lo observa en clave comparativa. —Teppaz, ¿considera que el embarazo adolescente en la provincia representa una problemática? —La cuestión del embarazo adolescente es un problema depende para quién, desde dónde se lo mire y desde qué perspectiva. La mayoría de las adolescentes a partir de los 14 años y hasta los 20 han elegido embarazarse, conocían los métodos anticonceptivos y, la mayoría de ellas, los habían usado en un tiempo prudente que, en general, es de un año. Es decir, que no es por falta de acceso o desconocimiento de estos métodos sino que hay un deseo de embarazarse. Con esto no queremos decir que la provincia promueve estos embarazos, sino que es necesario analizar la cuestión en su complejidad. Ahora bien, cuando hablamos de los embarazos de mujeres de 10 a 14 estamos hablamos de una problemática diferente y por eso las desagregamos al informarla porque tiene otras implicancias sociales, legales y sanitarias. Estamos hablando de abuso o violación. De todos modos, una pregunta que debemos hacernos es por qué las adolescentes buscan la maternidad como opción, por qué hay un grupo de adolescentes que la ven como forma de realización personal, de trascendencia inmediata, mientras que hay otros grupos que no (generalmente las clases medias o altas). Las adolescentes que tienen más recursos retardan la maternidad en pos de seguir estudiando y armar su vida en relación a otras expectativas. Las más afectadas —¿Puede interpretrarse que esto sucede porque los sectores medios o altos tienen mayores posibilidades de acceso a una interrupción del embarazo? —El aborto no es algo que esté legalmente permitido en Argentina excepto en los casos no punibles. No podemos inferir eso de los números. Sólo podemos decir que las mujeres de mayores recursos económicos no llegan a embarazarse. —¿Cuáles son los desafíos para abordar los casos en el grupo que va de los 10 a los 14 años? —Son múltiples y nunca debemos pensar que la solución puede encontrarse sólo desde Salud. Tiene que ser intersectorial. De todos modos, podemos decir que en la medida en que en el país mejoren las condiciones sociales, que haya mayor inclusión, cambiarán las perspectivas y la cantidad de embarazos que se den. Por otra parte, la implementación de la ESI (Educación Sexual Integral) es fundamental. Otras son la intervenciones que se realizan territorialmente en los nodos donde, a través de abordajes integrales de Desarrollo Social o la Subsecretaría de la Niñez, de los equipos socioeducativos de Educación, de las escuelas y los propios docentes, de los centros de salud y de atención primaria puedan generar prevención del abuso.

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