Le dieron un culatazo al hijo del propietario. Llevaron 8 mil pesos de una caja fuerte del local. El dueño, que se postuló a jefe comunal por el Frente Progresista, dice que lo robaron 17 veces.
Norberto Scarpecci no puede disimular la bronca que lo invade. Es el propietario de una estación de servicios de General Lagos que ostenta un llamativo récord: fue asaltada en 17 oportunidades en los últimos 17 años. El último atraco ocurrió ayer a la mañana. Dos hombres armados irrumpieron en el negocio y controlaron a los tres hijos del comerciante. Sin obstáculos a la vista, se llevaron unos 8 mil que estaban depositados en una caja fuerte y 200 pesos de la recaudación.
Scarpecci se presentó en las últimas elecciones como candidato a jefe comunal de General Lagos —a 25 kilómetros al sur de Rosario— por el Frente Progresista, Cívico y Social. Aunque fue derrotado por Oscar Ferri representa a la minoría en ese órgano ejecutivo. Hasta 1992 una parte de su vida transcurrió en el exterior. En 1981 viajó a Egipto, donde participó de la construcción de centrales termoeléctricas. También tuvo un paso por Emiratos Arabes. En ese país realizó la misma actividad.
Ayer a la tarde se lamentaba por su decisión de regresar a la Argentina y parecía abrumado por la saga de atracos que sufrió. Scarpecci no solamente es el dueño de la estación de servicio Petróleo Bahrain, situada en el cruce de San Martín y Sarmiento, en General Lagos. También preside la cooperativa de agua del pueblo.
A las 11 de ayer estaba en esa entidad cuando un llamado telefónico que recibió una empleada lo inquietó. "Por la expresión de la cara de la chica me di cuenta que algo malo había pasado en la estación", contó el comerciante a LaCapital.
Preocupado, el hombre, de 66 años, acudió al comercio —situado frente a dos canchas inprovisadas de fútbol— y comprobó que su presunción no era equivocada. Entre gritos y balbuceos, sus tres hijos, Franco, Virgina y Débora, le anunciaron que habían recibido la visita de intrusos.
El asalto. Dos hombres de unos 40 años —uno de ellos luciendo barba y con una coleta en el cabello— llegaron al comercio. Una vez en el lugar actuaron con pasos sincronizados. Uno de ellos se dirigió a un pequeño local ubicado detrás de los surtidores donde se comercializan lubricantes. Allí estaba Virginia, la hija de Scarpecci que nació en Egipto. La chica escuchó el grito estridente del intruso con un arma de fuego en la mano. "Dame la plata", vociferó. "Le dio el dinero que tenía en la cartera", recordó. El malhechor no se conformó y le pidió la llave de la caja fuerte. Para Scarpecci, esto sustenta la idea de que los asaltantes conocían los movimientos del negocio. "Estábamos marcados", se quejó.
Virginia le entregó la llave de la caja de seguridad y el ladrón recogió los 8 mil pesos que estaban guardados en un paquete. Casi al mismo tiempo, el otro asaltante caminó hacia el minimarket y bar contiguo. En ese lugar se encontraban Franco y Débora.
Cuando se topó con los hijos del comerciante, les exigió la recaudación de la caja: otros 200 pesos. En este caso, el ladrón actuó con crueldad: le asestó un culatazo al muchacho. "Mi hija (por Débora) creyó que era una broma del hermano cuando escuchó que le diera la plata. Cuando levantó la vista y vio el arma del tipo se dio cuenta de que era un robo verdadero", explicó.
Antes de marcharse, los ladrones dejaron encerrados en el baño a los tres hijos de Scarpecci y, cuando lograron salir con un duplicado de la llave "que tenían escondida", ya se habían esfumado, al parecer, en un auto que los esperaba guiado por un cómplice.
Polémica. El atraco generó un entredicho que involucró al comisario Daniel Cabrera, jefe de la Inspección de Zona Nº4, y al jefe de la subcomisaría 13ª, que controla la zona donde ocurrió el atraco. Los dos oficiales acudieron a la estación de servicio tras el ilícito.
"Cuando hablé con ellos (por los jefes policiales) me comentaron que no tienen medios para combatir el delito pero después le dijeron a un periodista de un canal de cable local que tenían tres móviles y 15 efectivos. Además con Ferri (el jefe comunal) hablamos con Toledo (Osvaldo, el jefe de la policía provincial) y conseguimos dos camionetas, una Chevrolet S 10 y una Ford Ranger, que ahora no funciona", aseguró.
La saga de atracos que padeció el comerciante no termina con los robos a su negocio. También fue asaltada su casa en dos oportunidades y le desmantelaron una estación de servicios que estaba levantando en el kilómetro 13 de la ruta provincial 21.
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