Unidad de Consumos Problematizados es el dispositivo en el que una veintena de profesionales comenzará a trabajar, a partir de la segunda quincena de abril, con un grupo "piloto" inicial de unos seis jóvenes.
La Capital |
En el corazón de Villa Moreno, donde funciona la Capilla María Madre y hasta hace muy poco también el Centro de Acción Judicial, el Frente Ciudad Futura, a través de un equipo interdisciplinario, pondrá en marcha un proyecto que busca responder a una de las principales demandas de ese y la mayoría de los barrios rosarinos, el consumo de sustancias entre los jóvenes. Unidad de Consumos Problematizados es el dispositivo en el que una veintena de profesionales comenzará a trabajar, a partir de la segunda quincena de abril, con un grupo "piloto" inicial de unos seis jóvenes, y que tiene como eje central trabajar en el territorio.
Pensado y diseñado de acuerdo a las características del barrio y con el objetivo de que los jóvenes no tengan que salir de su espacio cotidiano para abordar el problema, se busca "trabajar no sólo con el consumidor, sino también con la familia y la comunidad", apuntó Pedro Salinas, concejal por el Frente, sin dejar además de articular con las instituciones estatales que funcionan en el barrio, fundamentalmente los centros de salud.
La propuesta surge en un escenario de respuestas tan dispares como dispersas a la problemática del consumo de sustanciales, y a pocas horas del anuncio del gobierno provincial de la creación de la Agencia de Prevención del Consumo de Drogas y Tratamiento Integral de las Adicciones (ver página 4).
Necesidades. La demanda en el barrio de un espacio donde los adolescentes y jóvenes, y también sus familias, puedan trabajar la problemática viene siendo planteada sucesivamente, incluso en las mesas de gestión barrial. "Hay una necesidad que incluso es planteada por los centros de salud de la zona, que no pueden dar respuesta suficiente". planteó Jessica Venturi, abogada del equipo.
Se trata centralmente de adolescentes de entre 16 y 20 años. "Son los pibes que deberían estar en la escuela, aprendiendo algún oficio o laburando, pero que las condiciones sociales y económicas hacen que el trabajo no abunde y que las propuestas educativas no les resulten atrayentes", puntualizó Mariano Mañas, uno de los psicólogos del equipo.
Sobre el consumo, el profesional detalló que "lo más problemático es el consumo de pastillas mezcladas con alcohol, que es el más extendido porque el alcohol lo compran en cualquier lado, y las pastillas las consiguen".
Venturi agregó: "Ese es el consumo que hace que pierdan relación con la realidad, que los hace hacer lo que nunca hacen y que tiene consecuencias en las situaciones de violencia que se generan".
El dispositivo. Con sede, al menos en un comienzo, en Dorrego 3980, la unidad tendrá tres espacios diferenciados: un área clínica, otro espacio de talleres y formación de saberes, y el último que será de vinculación con la familia y la comunidad.
"La idea es que la clínica atraviese todos los espacios, y retomar los saberes y particularidades de la comunidad en el área de los talleres para generar a partir de allí condiciones favorables de salud en la problemática específica del consumo", explicó Mañas, uno de los psicólogos del equipo integrado por una veintena de personas como abogados, trabajadores sociales, docentes, una antropóloga, un mediador comunitario y vecinos del barrio que son parte del proyecto y trabajan en la vinculación con la comunidad.
En principio, el trabajo con los jóvenes se hará en espacios terapéuticos grupales, a los que se sumarán los talleres que le serán propios, pero que dos veces a la semana se abrirán al resto de la comunidad. "Nosotros vamos a proponer en principio que se realice una serie de talleres que después deberán replantearse de acuerdo a los intereses y motivaciones de los chicos", explicó Venturi.
"No lo pensamos como una institución donde todo se resuelva en ese mismo lugar, sino que se articulará con otros espacios del propio barrio, como copa de leche, Club Infantil Oroño y otros espacios de la misma agrupación, pero además con instituciones estatales que funcionan en la zona como los centros de salud, que serán un enlace fundamental", sumó Mañas.
Comunidad. La "territorialización" es para los integrantes del equipo una característica fundamental del proyecto, recalcó Romina Venturi, y señaló que "la principal respuesta que reciben los jóvenes es justamente sacarlos del barrio, alejarlos de sus vínculos sociales, cuando justamente pueden ser fortalecedores para ellos y ayudarlos en el proceso".
Justamente en esa mirada comunitaria de la problemática también apuntan a "romper mitos y estigmas" del barrio y, según agregó la abogada, se trata de "terminar con el preconcepto de que cualquiera que consume cualquier sustancia es tildado de adicto, cuando hay en el barrio otros consumos naturalizados" y agregó: "Hay que trabajar en ver cuál es verdaderamente un problema para los chicos y para la comunidad, y cuáles pasan por decisiones de vida; y romper con esas ideas instaladas".
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