El Gobernador de la Provincia de Santa Fe, Miguel Lifschitz, hizo un diagnóstico crítico sobre la realidad económica, no ve una luz a la salida del túnel pero quiere hacer críticas constructivas en vez de tirar piedras desde la otra vereda. "Nuestros diputados y yo apoyamos el arreglo con los holdouts, pero tengo diferencias con la política económica", agregó el mandatario provincial.
La Capital |
Miguel Lifschitz llega a la entrevista con rostro de preocupación. Admitirá durante la charla que el estado de ánimo es diferente al de semanas atrás porque los aumentos tarifarios no formaban parte de la realidad.
"Estoy preocupado. Pero también digo que tenemos una provincia sólida en su estructura económica y productiva. Y viene muy bien la cosecha de soja, que va a tirar para arriba, al igual que lo vinculado a la industria del agro. Eso va a ser positivo para Santa Fe".
El gobernador de la provincia hace un diagnóstico crítico sobre la realidad económica, no ve una luz a la salida del túnel pero quiere hacer críticas constructivas en vez de tirar piedras desde la otra vereda.
Más que el balance de los 100 días, hoy en la Argentina juega el día a día.
—Sí, es el día a día. Cuando terminé de presentar el balance de los primeros 100, dije ahora vamos por los segundos 100. Tenemos que seguir con el mismo ritmo porque la realidad nos impone. Estamos en un escenario distinto, y en un período de transición de la economía: de un modelo kirchnerista pasamos a uno que se está construyendo, que es el de Macri. En el medio de uno y otro hay un costo social importante, que nosotros lo estamos sintiendo en Santa Fe desde hace unos meses, y que tengo la sensación de que se puede agravar en los próximos 3 ó 4 meses.
—¿Y qué le hace pensar eso?
—Que no solamente debe haber políticas macroeconómicas tendientes a ordenar las variables, sino mucha política micro, puntual, concreta, para proteger a sectores de la economía regional, industria, de la economía en general, que están pasando por circunstancias muy complejas.
—¿Qué cuestiones de la política nacional están complicando la gestión en Santa Fe?
—Estamos haciendo con mucha iniciativa, pero advierto impactos en sectores de la economía y sectores sociales que son preocupantes. Porque implican pérdida de trabajo, retracción de la actividad, y repercute sobre niveles de recaudación a futuro. El impacto de las tarifas nos complica muchísimo en Santa Fe. La tarifa eléctrica en primer lugar, pero ahora viene el gas, transporte. Y todo eso impacta sobre la inflación. Hay industrias que son electrointensivas y que la suba de tarifas las pone en situaciones complicadas. Y siempre la variable de ajuste termina siendo el empleo, que es lo que más nos preocupa, porque ese es un camino peligroso.
—¿Usted no admite que cometió un error al aumentar las tarifas de la EPE? ¿Hubo falta de información con la Nación respecto del aumento nacional?
—El problema es que se trató de un aumento abrupto; no digo imprevisto, porque Macri lo dijo en su campaña. Quiénes lo votaron sabían que iba a eliminar los subsidios a energía y transporte. De una semana para otra nos enteramos que el mes siguiente venía con incrementos, y no subas módicas.
—¿Puede hacerme un ejemplo gráfico de esos aumentos?
—La EPE tenía previsto pagar por la energía al sistema interconectado nacional 1.000 millones de pesos en el año 2016 y, de un día para el otro, pasamos a tener que pagar 4.800 millones. Hay 3.800 millones que tenemos que absorber por medio de la facturación de la EPE y distribuirlo entre todos los usuarios. Más allá de que uno hace malabarismos y tratamos de proteger a los casos sociales hasta ampliarlo a 340 mil usuarios y que estamos atendiendo la situación de empresas, tiene un impacto de impuestazo. Fue demasiado brutal porque no les dio tiempo a las empresas para prepararse y achicar el consumo. Para colmo, el aumento llegó sobre enero y febrero, meses muy calurosos. Y atrás de la electricidad vienen el gas y el transporte.
—¿Tuvo alguna respuesta positiva del gobierno nacional cuando se reunió con Aranguren?
—Posibilidad de modificar la política nacional, ninguna. Les pedí que, al menos, nos dieran un financiamiento para hacer gradual el incremento para industrias, cooperativas, clubes, y nos dijo que lo iba a conversar con el ministro del Interior y con el presidente, y que nos iba a avisar luego del regreso de EEUU. Es lo que pudimos conseguir. Nosotros estamos agregando parte de financiamiento nuestro para otros sectores.
—Lo noto preocupado, a diferencia de semanas atrás.
—Sí, es verdad. Es diferente porque hace semanas estas medidas no estaban. Estoy preocupado. Pero también digo que tenemos una provincia sólida en su estructura económica y productiva. Y viene muy bien la cosecha de soja, que va a tirar para arriba, al igual que lo vinculado a la industria del agro. Eso va a ser positivo para Santa Fe.
—¿Cómo es ahora la relación con el gobierno nacional, que no arrancó bien?
—Somos un espacio opositor, no formamos parte de Cambiemos. Tampoco nos alineamos con el kirchnerismo. Somos oposición constructiva. Nuestros diputados y yo mismo apoyé el arreglo con los holdouts, pero tenemos diferencias con la política económica. Institucionalmente tenemos buen diálogo, reconozco que los ministros me atienden y cada vez que pedí una audiencia me la concedieron. Es cierto que las políticas concretas del gobierno aún no se han puesto en marcha, como que todo estaba supeditado a lo macroeconómico.
—En la campaña prometió darle otra impronta al tema de la seguridad. Es difícil decir que está mejor cuando periódicamente se despierta y se entera que hay muertos por enfrentamientos de bandas narco.
—Hicimos un montón de cosas en estos 100 días y seguiremos haciéndolo. Trabajamos en 4 líneas: mejor acción policial, Justicia (el martes presento 7 u 8 leyes de reforma del sistema procesal penal), coordinación nacional y trabajo con jóvenes en situación de vulnerabilidad y conflicto con la ley.
—¿Pudo poner en práctica, en otras áreas, promesas de campaña?
—Tenemos programas y licitaciones importantes, obras hidráulicas, pusimos en marcha el plan industrial. Es la primera provincia que pone un programa de apoyo a la industria de 1.600 millones de pesos. Estamos bien en eso, soy optimista, más allá de este contexto económico de coyuntura. Saldremos con títulos públicos en 30 días por 500 millones de dólares que nos permitirá un plan ambicioso de inversión pública, si es que los aprueba la Legislatura.
—En el gobierno nacional parecen decir: “Estamos mal pero vamos bien”. ¿Es así?
—No me animo a hacer un pronóstico. Se tomaron una serie de medidas macro que había que tomarlas, que son correctas, pero que no son suficientes y por eso tienen costo social en el corto y mediano plazos, y es necesario atenderlo. No estoy viendo políticas del gobierno para atenderlas. Es un período de transición que esperamos sea hacia algo mejor. Hay que atender situaciones puntuales.
—¿Nota que por el color político de su gobierno, la Casa Rosada actúa de manera diferenciada respecto de otras provincias? Se nota que la adjetivación hacia Schiaretti es mejor que hacia la suya.
—El gobierno nacional tiene provincias propias del mismo palo y otras con las que mantiene una relación institucional, como Santa Fe. Es un desafío lograr buena relación respetando posiciones políticas divergentes. Yo lo practico hacia abajo: tengo una excelente relación personal con intendentes de otras líneas políticas. La ciudad a la que fui más veces es Reconquista, que tiene un intendente peronista. Aspiro a que el gobierno nacional haga lo mismo.
—Me está diciendo que no lo hace.
—No digo que haya discriminación, pero hay un trato más fluido con algunos gobiernos que con otros.
—¿Cree que estas medidas duras del gobierno conducirán a algo mejor?
—No tengo esa certeza, hay mucho voluntarismo y expectativa en que sólo las medidas que se tomaron son suficientes para producir ese cambio. Y yo no estoy convencido de eso, no veo por qué va a bajar la inflación en el segundo semestre con el impacto que van a producir las tarifas, el combustible, transporte, las paritarias que no comenzaron en el sector privado. ¿Por qué bajaría la inflación si vino subiendo en estos meses? ¿Por qué habría de golpe inversiones? Y, si vienen, hasta tanto se radiquen, llevará un tiempo. El único dato positivo es el tema de la cosecha en nuestras zonas. Eso mueve la economía de esta región, pero no es suficiente. Hay que administrar el comercio exterior, tener políticas.
—O sea que no ve un horizonte diferente de cambio al “sangre, sudor y lágrimas” de hoy.
—No.
—Una fuente en Casa Rosada dijo que la relación arrancó de la peor manera. Macri no lo quería recibir por sus críticas por aquella novela de los prófugos capturados en la provincia.
—Fue un mal entendido. Con él nunca tuve cruces, tampoco tuve relación fluida. Es cordial, amable. Ahora estuvimos varias veces juntos compartiendo actos, incluso en la cena con el presidente norteamericano. Es una buena relación.
—Espinoza hizo declaraciones temerarias sobre la situación social en el conurbano bonaerense. ¿En Rosario y Santa Fe ciudad, se complica la situación?
—Se está complicando, sí. No visualizo situaciones de conflictividad, ese término no. Pero se complejiza porque una inflación de 3 por ciento mensual pega en el trabajador precario, de menores ingresos, jubilados, sectores más humildes. Se está empezando a sentir. Sí. Y hay una retracción del empleo.
—¿Qué cosas necesita Santa Fe del gobierno nacional?
—Una política industrial, porque dependemos mucho de ello, de las pymes. Inversión en obra pública, infraestructura, rutas, un par de puentes, obras hidráulicas. Y necesitamos viviendas, eso es clave para resolver problemas sociales; mejorar los entornos de seguridad en las periferias de las dos grandes ciudades. Que no se haya hecho nada en la década pasada también tiene que ver con la problemática que tenemos en algunos barrios. La vivienda reactiva la economía, genera empleos, mueve la construcción. La vivienda es un tema estratégico con el gobierno nacional.
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