Si bien puede seguir como único líder al término de la fecha, Godoy Cruz puede pasarlo por dos puntos en caso de obtener una victoria e Independiente tiene chances de quedar a una unidad.
/La Capital |
La aureola que dejó el partido en Bahía Blanca fue grande y el grado de insatisfacción, pronunciado. No es que el punto se haya tomado como un castigo, pero sí todo lo que envolvió a esa igualdad, que fue la capacidad futbolística a cuenta gotas que mostró el equipo canalla. Pero claro, el torneo acaba de entrar en un terreno tan sinuoso que un mínimo error o distracción hace que se pueda perder terreno con facilidad. Se pudo haber valorado el punto sólo analizando todo desde la derrota que estaba sufriendo. Pero se debe considerar también esa chance desperdiciada de sellar la condición de líder al término de la fecha (Godoy Cruz puede pasarlo e Independiente quedar cerca).
Parece cruel pero es así. La alta competencia lo expone de esta forma. Quien es líder lucha por seguir ostentando esa condición y en ese sentido Central cumplió a medias. Todo dependerá de los resultados que obtengan sus perseguidores. Pero claro, de los puntos puede hablarse de una u otra forma. Lo que cuenta en este caso es todo lo que rodeó ese empate ante Olimpo, que de hecho no fue bueno.
Al término del partido hubo un denominador común en las expresiones de los jugadores canallas. Primero fueron algunos futbolistas y después el técnico Coudet quienes hablaron de la “lectura” que se debió hacer del partido y que tardó en realizarse. Esa lectura tenía que ver con la poca inteligencia del equipo al entrar enseguida en el juego de fricción que propuso Olimpo, que permitió Pitana y que desnaturalizó el juego.
La pregunta que cabe entonces es si este equipo está acostumbrado a jugar de una sola forma o si le cuesta, cuando la situación lo amerita, cambiar el chip y moldear su postura. Lo que está claro es que Central se siente mucho más cómodo teniendo la pelota y atacando de manera constante, pero ante rivales que no se cierren tanto. Que fue lo que hizo Olimpo. Sobre todo después de la roja del Mono Quiroga. De igual forma, el hecho de que no haya podido revertir esa situación o al menos haya tardado demasiado en encontrarle la vuelta es una situación a resolver. Y tendrá que hacerlo por más que en la mitad de la cancha haya “tres jugadores que entre todos no llegan a los 50 partido en primera”, según palabras del propio Coudet.
Con esa juventud y la experiencia que la rodea, Central llegó hasta aquí envuelto en una solidez a la que rara vez le entran balas. Por eso no es que el empate en Bahía haya disparado alguna alarma. Nada de eso. Pero lo que sí dejaron esos 90 minutos fue una muestra de que las cosas no se hicieron de la manera correcta, al menos de acuerdo a lo planeado (según palabras de los protagonistas).
La sensación de bronca se acentuó por la forma en que se dio todo. Si antes del partido le hubiesen propuesto a Central que el rival a los 15 minutos se quedara con uno menos, todos le hubieran puesto la firma a ese contrato. Desde ese lado es entendible el fastidio. Tan entendible como real el hecho de que justo por ese formato de partido al Canalla se le escabulló entre los dedos una gran chance de marcar presencia desde el reinicio mismo de la competencia. Y eso es lo que hoy más deben lamentar porque saben que cada vez que se vuele bajo el costo podrá ser demasiado alto.
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