No acertó con los refuerzos y la campaña es mediocre pero la maquilla el nocaut a Colón en el Brigadier López. Tiene dos jugadores en crecimiento: Martínez y Malcorra.
Darío Pignata
dpignata@ellitoral.com
Hay varios de los titulares que pone mañana Leonardo Carol Madelón que solamente jugaron “muy bien” un solo partido en lo que va del año: el clásico anterior en la cancha de Colón. Los casos de Ema Brítez, Nelson Acevedo y Martín Rolle son —acaso— los más notorios. Casi como si fuera el reflejo de esta campaña actual: números y rendimiento mediocre, pero con un solo resultado que maquilla como ningún otro la foto rojiblanca actual: el 3-0 a Colón en el Cementerio de los Elefantes.
Unión sabe que mañana puede aumentar o perder ese tesoro que encontró hace algunas fechas en la cancha de Colón. Como nunca, no parece haber término medio de cara a los 90 minutos de mañana.
Llega con altibajos, rendimientos irregulares y hasta confundido en la idea base de juego histórica de Madelón: contra Tigre, después de embocarlo temprano al Matador, se vistió con el traje de la especulación y experimentó la idea de “picar piedra”. La belleza, claro está, pudo esperar.
Hoy, en los famosos papeles previos, Unión genera la sensación de ser un poco más. No tanto por mérito propio sino por la malaria del rival. Confiarse en esto solamente podría ser letal para Madelón y sus soldados.
No tiene Madelón hoy un jugador que agarre la pelota y se saque de encima dos o tres jugadores a pura gambeta. Pero tiene dos jugadores que están en alza, que tienen la mente más el cuerpo en Unión pero con la casi certeza de que dejarán esta camiseta rojiblanca a bastones en apenas un par de meses: uno es Mauricio Martínez, el otro es Ignacio Malcorra. El técnico sabe que tiene para sacar del medio de un mazo con cartas “negras”, un “7” bravo y un ancho para ganar el rabón. Como están las cosas en Unión, nadie se va a arriesgar de entrada a “echar” la falta envido. No le conviene, no lo necesita.
De la legión de refuerzos, ninguno brilla. No asoma ningún pleno total, como pasó con Leo Sánchez, Triverio o Malcorra en su momento. De la legión de canteranos, si bien el contexto no ayuda, sólo Bruno Pittón mostró uñas de guitarrero. El resto (Fleitas, Sandona, el otro Pittón o Bolzicco), por ahora, está para acompañar los acordes solamente haciendo palmas.
Los dirigentes y Madelón hablan de “18/19 puntos” para quedar satisfechos con el ahorro de puntos para futuro. Las tres unidades —acaso impensadas— frente a Tigre le dieron un empujoncito importante camino a ese objetivo numérico.
Si Madelón no estuviera con su plus de leyenda sentado en el banco como entrenador y si ese 3-0 hubiera sido empate (ni siquiera ir al extremo de una derrota), la campaña actual estaría bajo un manto total de dudas. Pero la figura de Leo y el 3-0 hacen las veces de paragolpes para dirigentes, jugadores del club que están en bajo nivel y refuerzos que no refuerzan.
¿En qué se nota la mano del entrenador?: en transmitir equilibrio y tranquilidad cuando hay goteras. Fue capaz de “sacarle” jugo a Lucas Gamba, que pasó del viejo “casi-gol” al nuevo carrilero: un invento que no pasa papelones. Lo potenció posicionalmente a Mauricio Martínez y no toca demasiado a un Ignacio Malcorra que siempre saca un gol de su zurda.
La lesión de Riaño —un mes afuera— y la grave lesión de Soldano —medio año afuera— lo dejaron sin balas a Unión en la zona de fuego. No le sobra nada a Unión como equipo y no le sobra nada a la campaña de este equipo en números. En realidad, a Madelón y al equipo lo único que le está sobrando y salvando es el 3-0 del clásico anterior.
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