Autor:Juan Baialardo / UNO Santa Fe. -
Entre la noche del lunes cuando falleció en la Unidad de Terapia Intensiva del hospital José María Cullen de Santa Fe, Juan Carlos Correa, de 52 años, y ayer a las 19.45 cuando cayó muerto a balazos Víctor Emanuel Ojeda, de 27 años, en Grandoli al 8300 del barrio Brigadier López –ex-La Gran China– se sucedieron dos nuevos homicidios en la capital santafesina, alcanzando la cifra de 16 en el departamento La Capital en lo que va de 2015.
Una sencilla operación aritmética permite saber que cada tres días y medio se produce un homicidio en el departamento La Capital, aunque la cifra abrumadora de crímenes sucedieron en la ciudad de Santa Fe.
El año pasado en el mismo lapso de tiempo, 55 días, los homicidios en el departamento La Capital, alcanzaron la cifra de 21, o sea, fueron cinco más entonces que los que se produjeron en lo que va de 2015.
Testimonio de la esposa e hija
Diario UNO de Santa Fe dialogó con la esposa y con una de las hijas de Juan Carlos Correa, de 52 años, herido a las 18 del lunes en la puerta de su casa, ubicada sobre calle Estrada al 2800 del barrio Santa Rosa de Lima, y que falleciera horas después en el hospital Cullen de Santa Fe.
Norma Coronel, de 48 años y madre de siete hijos junto a Juan Carlos Correa, y una de sus hijas, Mónica, de 26, contaron sin vueltas cómo sucedieron los hechos que terminaron con el brutal crimen de la víctima.
“El lunes, alrededor de las 18, mi padre y mi hermano Gabriel estaban parados en la puerta de la casa familiar en Estrada 2800, de Santa Rosa de Lima, cuando pasó un grupo de jóvenes, entre ellos menores que lanzaron gruesas palabrotas contra los dos y se fueron”, expresaron.
“Esos mismos jóvenes se pararon a unos 50 metros, exactamente en la esquina de Hipólito Yrigoyen, y uno de ellos sacó un arma. Según nos dijeron los vecinos, era una carabina calibre 22, y hubo más de 10 tiros contra mi padre y mi hermano”.
“Mi hermano nos contó a toda la familia que cuando empezaron los tiros a mansalva contra ellos, él tomó a su padre de un brazo para entrar corriendo a la vivienda, y justo en ese momento recibió un disparo que lo impactó en la cabeza. Entre ellos había uno que se movilizaba en una silla de ruedas y que sería el autor de los disparos que terminaron con el crimen de mi padre”.
Traslado y fallecimiento
“A mi padre herido, lo trasladó mi hermano 18 años, Gabriel, y un remisero que detuvo la marcha cuando pasaba por enfrente de la casa de mi papá, y ellos lo llevaron hasta el hospital Iturraspe, porque es el que está más cerca. Ahí los médicos que lo atendieron en función de la gravedad del cuadro, decidieron llevarlo después al hospital Cullen, adonde finalmente falleció”, contaron.
La ley del revólver
Ayer, en la tórrida tarde santafesina, los familiares de Correa, su esposa, sus hijos y sus nietos, esperaban la llegada del cuerpo y del servicio fúnebre para iniciar el velatorio. Los vecinos del barrio Santa Rosa de Lima se fueron sumando a la espera y todos coincidieron en rescatar la figura de Juan Carlos Correa, como un buen padre de familia, buen vecino, gente de trabajo.
Información vital
Entre lágrimas, madre e hija, señalaron el lugar en el que cayó herido de bala y de muerte Juan Carlos Correa y dijeron que los asesinos y su banda, que aterrorizan a ese sector del barrio Santa Rosa de Lima, viven a poco más de 100 metros. Además, terminaron pidieron que la policía y la Justicia puedan detener al autor y su banda de delincuentes, que hacer vivir con miedo a toda la comunidad, que sean sometidos a un juicio, y que paguen con la cárcel por el crimen de Juan Carlos Correa, que dejó a siete hijos y una decena de nietos, huérfanos.
Asesinato en Bº Brigadier López
Ayer, cuando faltaban algunos minutos para las 20, en la esquina que forman las calles Berutti y Grandoli, en el barrio Brigadier López –ex-La Gran China–, en el extremo noroeste de la capital santafesina, se escuchó una docena de deflagraciones de disparos de arma de fuego, y los vecinos que viven en la zona se convirtieron en involuntarios testigos de un cruento crimen.
Esos testigos fueron los que dialogaron con los primeros policías de las agrupaciones de Orden Público y Cuerpos, que arribaron al lugar y que vieron el cuerpo inmóvil de un hombre, del que salía sangre de su cabeza, justo en dirección al pasillo de un departamento interno que está iluminado por la tenue luz de un foco.
Policías y fiscales
Luego arribaron al lugar convertido en escena del crimen, los pesquisas policiales de la División Homicidios de la policía capitalina, el fiscal regional Ricardo Fessia y el fiscal de la Unidad Especial de Homicidios (UEH), Jorge Nessier.
La reconstrucción del suceso
Diario UNO de Santa Fe dialogó con algunos vecinos del barrio Brigadier López, que estaban evidentemente conmocionados por el suceso, y estos fueron los que relataron que un hombre de unos 30 años fue visto correr por calle Berutti hacia el cardinal este; luego cruzó las vías ferroviarias, descendió por una marcada pendiente del terreno, giró al norte por Grandoli y cayó muerto a mitad de cuadra.
Finalmente, la víctima fue identificada como Víctor Emanuel Ojeda, de 27 años, y fue asesinado con siete balazos: uno en el cuello, uno en el cráneo, dos en los brazos, uno en el abdomen y otro en la rodilla, según la constatación del médico policial.
Consideraciones
Cuando Diario UNO arribó a la escena del crimen y el fotógrafo comenzó su labor, el fiscal de la Unidad Especial de Homicidios (UEH), Jorge Nessier, se aproximó y reclamó que no se sacaran fotos porque esto podría perturbar la investigación criminal. La zona era vía pública y no estaba encintada. El cuerpo no estaba tapado. No deja de llamar la atención esta actitud frente a la prensa, que solo cumple con su labor: registrar para informar a los lectores de lo que acontece en la ciudad.
Fuente: Juan Trento / Diario UNO de Santa Fe.
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