La propuesta de Adriana Molina, aprobada en el Concejo, solicita al municipio que dé una “pronta solución al problema” que va en contra del derecho a hidratarse. La bebida se vende envasada y cara.
Diario UNO |
En la última sesión anterior a ese día, el Concejo Municipal aprobó un pedido de comunicación de Adriana Molina (UCR-FPCyS) por el cual se solicitó al municipio que “realice las gestiones necesarias ante los propietarios de boliches y pubs de Santa Fe capital, a los efectos de que se garantice en las instalaciones de los mismos la provisión de agua segura, potable y gratuita; ya sea a través de dispénseres o medios similares, a sus concurrentes”, por razones de salud y de higiene.
En los fundamentos del pedido, la concejala expone: “El Estado local, a través de su autoridad de aplicación, debe velar (por garantizar)... las condiciones mínimas de salubridad, y el derecho de acceso al agua, tanto a aguas sanitarias de flujo constante, como a aguas seguras de consumo humano, a los fines de salvaguardar la salud” de adultos y jóvenes que asisten a lugares de recreación nocturna.
La propuesta generó un impacto inmediato y alto en la agenda de los medios y en la agenda pública; y el debate ya se instala como polémico.
El primer argumento (atendible aunque insuficiente) de los empresarios de la noche consultados por Diario UNO –que pidieron reserva de sus nombres–, se reduce a un hecho fundamental: no hay agua potable de red en donde funcionan varios boliches desde hace años, al costado de la ruta 168, frente a la ciudad universitaria. Dato que luego Assa (Aguas Santafesinas Sociedad Anónima) confirmó a Diario UNO.
Lo paradójico es el propio gobierno local (del mismo color político que la bienintencionada edila) proyecta trasladar a todos estos negocios allí, según exige el Plan Maestro por él proyectado y en franco avance.
Ahora bien. No es algo que Molina no supiese y, por el contrario, fue enfática en aclarar que lo que pretende es abrir el diálogo con cada uno de los empresarios de la noche (ya agendó reuniones para esta semana), a los fines de planificar de manera consensuada una adecuación e implementación progresiva, sin exigencias o plazos muy rígidos.
“Por eso es que lo que presenté fue un pedido de comunicación y no un proyecto de ordenanza”, sintetizó en diálogo con Diario UNO y contrastó: “Aunque la situación de los boliches que están en la ciudad es otra; y cuando la radicación de todos ellos en la 168 sea definitiva, el municipio les garantizará el agua potable de red, probablemente tendiendo una conexión desde la ciudad universitaria”.
¿El bolsillo o la salud?
Tal como dejaron entrever los empresarios de la noche, una medida de esta naturaleza en el corto y mediano plazo, significaría afrontar nuevos costos: comprar dispénseres, mejorar el estado de las cañerías y, en el caso de los que no tienen agua potable, solicitar de manera particular a Assa que les provea el servicio, teniendo ellos que pagar todo lo que demande el tendido de la red, algo verdaderamente oneroso.
También, perder una fuente de ingresos: no es ninguna novedad que una botella chica de agua mineral cuesta hoy en estos lugares entre 20 y 30 pesos.
No dividir las aguas
El desafío para Adriana Molina es encontrar un punto de acuerdo que no perjudique a nadie, aunque deja en claro que el derecho al acceso al agua segura, potable, es inalienable e impostergable en términos de salud pública. Y que todo ello prima por sobre el deseo de lucro.
Otra preocupación central de la concejala son los niveles crecientes de consumo problemático o abusivo del alcohol, una sustancia que provoca deshidratación y puede derivar en casos graves de intoxicación.
“Con lo cara que sale el agua en estos lugares, el común de los jóvenes, por más que tengan sed, seguramente opten por comprar una cerveza grande entre varios o un trago. Proporcionalmente, es más cara el agua que alguna bebida alcohólica accesible. Y esto es algo sobre lo que tenemos que reflexionar y resolver entre todos, generando conciencia en la gente, aunque también arbitrando medios de regulación y contralor estatales”, enfatizó la concejala.
Obligaciones compartidas
Para la edila del FPCyS está claro que, tanto los empresarios de la noche como el Estado, tienen responsabilidades ineludibles, y que la falta de acceso en esos espacios a esta bebida, es una carga que ambos actores deben asumir.
“Este estado de situación resulta inadmisible por dos razones: la primera atiende a cuestiones relativas a la salud, seguridad e higiene de quienes son usuarios de estos servicios en el contexto de los lugares de recreación nocturna. La segunda nos remite a una situación asimétrica en términos de inversión de los propietarios de estos lugares”, fundamentó.
Finalmente la concejala agregó: “Por eso creemos imprescindible que los empresarios garanticen el correcto y permanente flujo de agua en dichos ámbitos; así como la colocación en sectores estratégicos del local de un número determinado de dispénseres de agua, fundamentalmente en los meses de mayor temperatura, para una correcta y gratuita hidratación de sus clientes. Por su parte, el Estado local, a través de su autoridad de aplicación, debe velar” porque ello ocurra.
Relaciones peligrosas
Para comprender mejor el vínculo de riesgo entre consumo de alcohol, deshidratación e intoxicación, Diario UNO consultó a uno de los toxicólogos más reconocidos del país. Se trata del doctor Carlos Damin, profesor titular de la I Cátedra de Toxicología de la UBA y jefe de Toxicología del Hospital Fernández, entre otras actividades, que incluyen el asesoramiento a diversos organismos estatales nacionales como la Sedronar.
—¿Qué opinión le merece el proyecto presentado en el Concejo Municipal de Santa Fe que pide se garantice agua potable, gratis, en lugares de diversión nocturna?
—La comparto plenamente. Me parece indispensable que el Estado garantice que las personas tengan acceso al agua segura en este tipo de lugares. Fundamentalmente en las grandes urbes, no sé si es el caso de Santa Fe, en estos espacios circula algún tipo de sustancia (éxtasis) que requiere el consumo considerable de agua; y es frecuente que la corten o que inhabiliten las canillas para que la gente tenga la obligación de comprarla en las barras a precios generalmente absurdos, por lo caro. Entiendo igualmente que el principal problema en Santa Fe es el alcohol, por lo que insisto, es una política valiosísima. No obstante, con independencia de si quienes van allí a divertirse consumen o no alguna sustancia legal o ilegal, el Estado debe garantizar que en todo espacio privado el agua segura esté al alcance de todos.
—¿Sabe que algunas encuestas aseguran que la provincia de Santa Fe lidera el ranking de consumo de alcohol?
—Sí, aunque es un fenómeno que trasciende a la provincia. Argentina es el tercer país del continente americano en consumo de alcohol según la OMS y muchas veces lo hacemos de modo poco responsable. Por eso la clave está en hacerlo de manera recreativa aunque cuidando nuestra salud.
Una forma saludable de beber
—¿Y de qué modo se puede tomar alcohol en una noche de fiesta o de boliche sin que implique un riesgo? ¿Cuánta agua o bebida hidratante tendría que acompañar a esa ingesta?
—El consejo básico es tomar la misma cantidad de agua que de alcohol, de manera intercalada. Si tomamos un vaso de cerveza, luego tomamos uno de agua o de una bebida que nos hidrate: jugo de frutas o gaseosas sin azúcar. Siempre lo mejor es el agua. Otra cosa: es fundamental saber que nunca hay que intentar sacarse la sed con alcohol. Produce una significativa diuresis porque interviene a nivel hormonal, y el efecto de eso es que no hay reabsorción de agua en el riñón. Así, todo lo que este filtra (que es mucho) se va directo a la salida a través del esfínter, aumentando las micciones. La persona está yendo continuamente al baño.
—¿La cerveza hidrata?
—No. Deshidrata como cualquier bebida con alcohol e incluso un poco más, por algunos componentes que tiene. La diuresis que provoca es mayor. Por lo que la ingesta de agua debe ser rigurosa. Puede tomarse alguna gaseosa con azúcar, aunque en menor proporción que el agua, porque el alcohol produce hipoglucemia. Entonces no viene mal tomar un vaso de gaseosa azucarada además del agua aunque, insisto, en menor proporción. Y quiero enfatizar algo: jamás se debe tomar alcohol sin antes haber comido, bajo ninguna circunstancia.
Preocupa la mezcla con pastillas
—¿Qué consecuencias puede tener el consumo de alcohol con psicofármacos?
—Lamentablemente esto es cada vez más frecuente. Hoy es muy fácil el acceso a los ansiolíticos benzodiazepínicos o a otros psicotrópicos. Generalmente se los incorpora en la denominada “jarra loca” y el objetivo es obtener un efecto distinto al del consumo de alcohol. Lo que hace esto es potenciar el efecto y derivar en cuadros de intoxicación de mayor gravedad. Eso sucede intencionalmente o por ignorancia. Hay jóvenes medicados por prescripción profesional que creen que porque tomaron el fármaco a la mañana ya a la noche pueden tomar alcohol. Y no es así, porque el psicofármaco sigue actuando todo el día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario