La cargada persistente, reiterada; el asedio permanente; las bromas
pesadas; la burla. El hostigamiento entre escolares tiene nombre,
historia y, lamentablemente, cada vez una presencia mayor, como otra
manifestación de un campo social impregnado de violencia. Testimonios y
opiniones acerca de bullying en Paraná. Chicos que sufren en la escuela.
Sergio está por cumplir 14 años, es un chico inteligente, sensible y
rápido para resolver cualquier desafío que le presentan sus docentes en
forma de problemas matemáticos o consignas de cualquier tipo. Sergio es,
además, un pibe que rehúsa a engancharse en problemas, no le gusta
confrontar y mucho menos pelear, verbal o físicamente. No le salen las
respuestas cuando lo buscan con malicia, con saña. Por eso, justamente,
calcula su mamá, ya sobre el final de la escuela primaria, un grupito de
compañeros, algunos de ellos mayores a la edad que correspondía al
grado en cuestión, lo tomaron, sistemáticamente, de blanco. Blanco de
chistes ofensivos, de golpes al pasar, de bromas que contemplaban
esconderle sus útiles, ensuciarle su mochila, quitarle la cartuchera,
dejarlo mal parado frente a los demás. Lo peor, con frecuencia, era la
hora de educación física, donde los más hábiles para el juego, le
marcaban desdeñosamente la diferencia que podían conseguir en fuerza o
velocidad respecto de él.
Sergio no quería contar nada y se guardaba las angustias como podía,
hasta que con mucha insistencia sus padres lograban saber una parte al
menos de su padecimiento en la Escuela Del Centenario de Paraná. Tan mal
la pasaba el chico que se plantó en firme para no ir al viaje de
estudios, entonces sus padres fueron a hablar con los directivos y los
directivos dijeron que eran casos puntuales, que se podía manejar, que
insistieran para que el niño no se perdiera Carlos Paz. Y el niño fue.
Pero la historia siguió igual en otra parte. Los cambios de escenario,
muchas veces, no cambian nada, cuando los protagonistas son idénticos,
los mismos.
Hace algunos días Alejandra, otra mamá de adolescentes, recibió un
mail de la directora de la escuela de sus hijos. La docente compartía en
el mensaje una nota publicada en La Nación, el 12 de abril, titulada
Bullying, un drama que crece en silencio y era acompañado de un acápite
que enunciaba: “Los especialistas en el tema del acoso escolar afirman
que debe mejorarse la prevención en el aula y capacitar a los
profesores”.
MÁS CASOS. Hace pocas semanas se conoció el caso de un alumno de la
Escuela Normal que sufrió desplazamiento de caderas, a raíz de una broma
pesada que terminó en susto: el chico estaba merendando una factura en
el patio, cuando un compañero vino por delante y otro se hincó por
detrás sin que él pudiera advertirlo; con un empujón preciso fue
suficiente, el propósito era, claro, dejar en ridículo a la víctima con
una caída zonza. En este caso, como la víctima tenía su mano libre
escondida en el bolsillo, no tuvo tiempo de amortiguar el impacto y
terminó inmovilizado de dolor y debió ser trasladado en ambulancia a un
centro asistencial.
Escuelas primarias y secundarias, públicas y privadas, céntricas y
periféricas. El acoso u hostigamiento escolar atraviesa todo el espectro
del ámbito educativo, a veces incluso frente a la mirada desatenta de
los docentes. Vanina, por ejemplo, recurrió en varias oportunidades a
los directivos del Colegio Don Bosco para encontrar una solución
respecto del drama que vivía su hijo frente a compañeros que día tras
día encontraban la forma de incomodarlo o ponerlo en ridículo frente a
los demás.
“Hablé desde el primer momento, pero nunca hicieron nada. Y él no
quería que yo hable, porque después era peor”, narró la mamá. Los peores
días, los más aciagos, acontecían cuando había clase de educación
física, entonces el joven siempre terminaba desalojado de los equipos
diseñados a elección de sus compañeros. Siempre afuera, siempre solo.
En los primeros días de abril, en Temperley, provincia de Buenos
Aires, un chico de 12 años se suicidó con un disparo en la sien luego de
que la directora de la escuela a la que concurría le negara el permiso
para dejar de asistir a la hora de educación física, epicentro de
continuos malos tratos. Hace nada más que una semana, en Paraná, la
responsable del consultorio adolescente que funciona en el Hospital San
Roque, Guillermina Sportuno, revelaba para EL DIARIO que el 40% de
muertes adolescentes son por causas prevenibles y entre ellas están a la
cabeza accidentes y suicidios.
ENREDARSE. “En la Departamental no hemos recibido esos casos, sé que
se detecta más a un nivel institucional”, señaló el director
departamental de escuelas del Consejo General de Educación (CGE), Roque
Caviglia, y por otra parte admitió que “en el aula es eterno, siempre
existió y en todos los niveles, en primario y secundario” este tipo de
problema.
Para Caviglia está claro que la herramienta natural que tiene el
profesor o maestro que detecta hostigamiento entre escolares es el
diálogo hacia el interior del aula, aunque también destacó los nuevos
dispositivos que presenta el CGE para conflictos de esa naturaleza. En
especial, el programa Enredarse, que dirige Adriana Gendler.
“Lo que nosotros hacemos es un abordaje de la convivencia escolar
con herramientas de resolución pacifica de conflictos”, puntualizó
Gendler en diálogo con EL DIARIO y diferenció que “cuando hay algún caso
de bullying es una cuestión que se tiene que detectar e intervenir el
colegio”.
MEDIACIÓN Y DIÁLOGO. En ese sentido, la especialista fue muy clara
para resaltar que los casos particulares se deben trabajar en el
interior de la escuela con las herramientas que se vienen desarrollando a
través del Consejo General Educación y que incluye la posibilidad de
mediaciones adaptadas al ámbito.
“Hay una nueva visión del conflicto, de tomar parte, priorizar el
diálogo y la comunicación, priorizar el trabajo con las emociones, el
desarrollo de las habilidades sociales para abordar los conflictos desde
otro lugar”, especificó.
En la actualidad, frente a los problemas de convivencia escolar,
entre los cuales se incluyen los casos de bullying, hay dos alternativas
claras y posibles: una es la mediación adaptada al ámbito educativo,
que incluso pueden vehiculizar los propios alumnos y la otra son los
acuerdos escolares de convivencia, que contemplan medidas educativas o
reparadoras para quienes transgredan las normas pautadas.
En ese sentido, la titular de Enredarse señaló que a diferencia de
otras etapas, en que no era necesario explicitar cuáles eran las reglas
de convivencia, lo que estaba bien o mal en el ámbito del colegio, ahora
resulta indispensable redactar, explicitar y repetir las normas de
convivencia.
Por otra parte, Gendler destacó la importancia de “estar más alertas
y más atentos e intervenir por el simple hecho de preguntar qué es lo
que está pasando. Está muy bien preocuparse por los contenidos, pero
también la convivencia se enseña y se aprende. Los valores se enseñan a
través de las propias prácticas que vamos transmitiendo a nuestros hijos
en primer lugar y a nuestros alumnos.
QUÉ ES
Se conoce como bullying al hostigamiento escolar entre alumnos,
referido a cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico
producido de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.
El término es relativamente nuevo, pero el problema es antiquísimo,
aunque en la actualidad se ve potenciado por la violencia que se aloja
en el cuerpo social y tiene sus manifestaciones, frecuentes y tremendas,
en el universo escolar. Cualquier ex alumno de cualquier escuela de
Paraná, seguramente recordará una cara o un nombre cuando se emite la
frase hostigamiento escolar. Ya sea de víctimas o victimarios. Y el
drama persiste y avanza, muchas veces, sin intervención alguna de los
mayores responsables, a no ser que el afectado pueda hablar, tome una
decisión más drástica o algunas de esas actitudes de acoso concluyan en
un mal mayor.
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