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domingo, 22 de enero de 2012

"Nunca entenderán lo que significaba para nosotros descender en Malvinas"

Un matrimonio de la localidad santafesina de Sastre viajaba en el "Star Princess" cuando le prohibieron recalar en las islas. Dijeron que, a pesar de la confusión, a bordo se intuyó que se trató de una "represalia política".

"Sentimos la gran frustración de no poder cumplir el sueño de conocer y pisar el suelo de Malvinas", sintetizaron Marta Giai y Juan José Chiavassa, un matrimonio oriundo de Sastre que formó parte del pasaje del crucero "Star Princess", de la compañía Princess Cruises, al que el gobierno británico de las Islas Malvinas le denegó el acceso a puerto el sábado de la semana pasada. La justificación oficial de la medida se fundó en razones sanitarias aunque el mundo interpretó que se trató de una represalia por la decisión que tomaron los máximos mandatarios latinoamericanos de impedir el acceso a sus respectivos puertos de buques que ingresaran con bandera isleña, no reconocida internacionalmente.
Desde las islas cancelaron la visita del barco bajo el argumento de que los casos de norovirus (ver aparte) detectados entre pasajeros y tripulantes comprometían el estado sanitario de la población de Puerto Stanley.
"Esa decisión afectó principalmente a los más de 300 argentinos que teníamos la gran ilusión y considerábamos a Malvinas como el punto fuerte del viaje. Para nosotros, como para la mayoría de los argentinos, era muy importante conocer esa tierra, pero además había ex combatientes y familiares de caídos en la guerra entre los pasajeros que sufrieron un fuerte impacto emocional por no poder llegar", indicaron los frustrados viajeros, quienes además brindaron detalles del clima de tensión que se vivió entre pasajeros y tripulación tras conocerse la determinación de las autoridades isleñas.
"Tras el anuncio, no sabíamos si el impedimento se presentaba por razones sanitarias, políticas o porque la empresa naviera estaba incumpliendo lo que habíamos contratado", señaló el matrimonio.
En ese sentido, remarcaron que después de la confusión inicial, hubo una reacción por parte de los viajeros argentinos y de otros países latinoamericanos que se solidarizaron, lo que los impulsó a protagonizar una protesta en la plaza central del buque.
Piquete a bordo. "Si bien teníamos la recomendación de la compañía de no portar insignias que identifiquen nuestra nacionalidad, cuando se conoció el incidente aparecieron las banderas argentinas y camisetas de la selección nacional. Los pasajeros, indignados, intercambiamos opiniones, delineamos los pasos a seguir coordinados por pasajeros médicos y abogados que interrumpieron sus vacaciones para abruptamente ponerse a trabajar por la causa común. Después comenzamos a aplaudir en señal de protesta para exigir explicaciones al capitán del barco".
Las informaciones oficiales llegaron al pasaje en forma de comunicados escritos o leídos a través de los altavoces distribuidos en los 17 pisos de la lujosa embarcación. Así conocieron el documento oficial de cancelación de la visita del buque a Puerto Stanley emanada por el gobierno de las islas, informes sanitarios, pedidos de disculpas y un detalle de las comunicaciones entre la tripulación y autoridades estadounidenses, inglesas e isleñas en las que el capitán del "Star Princess", William Kent, insistió en que se revea la medida.
En todos los comunicados Kent remarcó que la decisión de impedir el arribo era errónea, no contaba con precedentes y menos aún por las causas alegadas. La cantidad de casos de norovirus registradas entre pasajeros y tripulantes no llegaba al tres por ciento que exigen las normas internacionales para considerarlo brote y al momento de tocar Puerto Stanley los casos se habían reducido de 74 a 20, tras las medidas preventivas adoptadas a bordo.
"El capitán y sus ayudantes nos dijeron que lamentaban, sentían y entendían lo que nos ocurría. Pero le replicamos que ellos nunca podrán entender lo que para nosotros significa ir a Malvinas. Eso fue lo que más enojó a la gente. Los argentinos queríamos pisar las islas y no había explicación que nos tranquilizara", explicó Giai.
Por su parte, Chiavassa consideró que "la sorpresa que mostró el capitán, de origen inglés, y los datos que plasmó en los documentos que entregó para desligar su responsabilidad refuerzan la teoría de una denegación por razones políticas".
Finalmente, y antes de llegar al puerto bonaerense, Kent informó a los pasajeros argentinos que tramitó ante la compañía prestadora del servicio una solicitud de compensación en forma de planes de futuros viajes para retornar y desembarcar en Puerto Stanley. Una propuesta que dejó una luz de esperanza en Marta y Juan José.
Más allá de esa información, muchos pasajeros decidieron iniciar reclamos ante la empresa de cruceros y Defensa al Consumidor.
La pareja sastrense contó a LaCapital que, según el relato de un compañero de viaje chaqueño, en 2009 hubo un antecedente con otra embarcación de turismo a la que permitieron el arribo a puerto, pero le prohibieron el desembarco exclusivamente a pasajeros argentinos. Sin embargo, después de intensas tratativas, lograron el permiso para bajar a tierra.
El barco. El "Star Princess" es un lujoso buque estadounidense que navega con bandera de Bahamas. Partió del puerto de Valparaíso, Chile, el 7 de enero; visitó Punta Arenas y Ushuaia y tenía previsto recalar en Puerto Stanley el sábado último.
Tras el incidente, continuó viaje hacia Buenos Aires, luego a Montevideo y se dirige a su derrotero final en Río de Janeiro, ciudad a la que arribará el 21 de enero. La nave tiene una capacidad para 2.600 pasajeros, ubicados en sus 17 pisos y casi 300 metros de eslora. Pesa 109 mil toneladas, cuenta con 1.301 camarotes, de los cuales 700 ofrecen balcones privados, y tiene una tripulación de 1.200 personas.

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