viernes, 25 de noviembre de 2011

SANTA FE/Dolorosa despedida del niño muerto por una bala perdida(El tremendo caso de Marcos Benítez)

Al regresar del cementerio los vecinos comentaron las circunstancias que terminaron con la vida de la inocente criatura.

Padre, madre y ocho hermanitos dieron el último adiós a Marcos Benítez, el nene de 10 años a quien mató un disparo de revólver la noche del miércoles en las calles de El Arenal, vecindario situado al oeste del barrio San Lorenzo.

Los familiares directos de la infortunada criatura fueron acompañados hasta el cementerio municipal por un nutrido cortejo integrado en su gran mayoría por chicos del vecindario y seguramente compañeros de la escuela Pascual Echagüe donde Marcos cursaba el cuarto grado.

Tras la emotiva ceremonia los apesadumbrados vecinos de la familia Benítez se reintegraron a sus respectivos hogares sin dejar de comentar la penosa situación por la que atraviesa la numerosa familia que se sostiene con el trabajo de Pablo en la playa de estacionamiento de la gobernación.

En tanto Pablo Benítez y su esposa Mabel Galicio regresaron con sus hijos, en profundo silencio, hoy fueron los vecinos quienes comentaron el trágico incidente y los progresos de la investigación señalando a los integrantes de la banda “maraqueros” como a quienes abrieron fuego contra los que presuntamente forman en “la banda del pasillo”.

Se sabe que en el marco de la pesquisa los agentes de Homicidios demoraron a una decena de individuos jóvenes, pudiéndose hallar entre ellos quien accionó una pistola de grueso calibre, supuestamente igual a las armas de uso reglamentario policial.

El disparo que llegó del oeste donde existe un terreno baldío y una oscura hondonada atravesó de lado a lado el pecho del inocente niño y la muerte sobrevino pocos minutos después cuando era llevado a bordo de un patrullero en dirección al Hospital Alassia.

Marcos Benítez con sus inocentes diez años, estaba junto a dos de sus hermanitos, además de otros chicos y personas mayores de la casa vecina. No estaban solos, ni andaban a las corridas como se podría imaginar, charlaban y tomaban fresco en una rueda de sillas plásticas que había formado Ana Gamboa, madre de los amiguitos de Marcos.

“Es cierto _dijo la mujer_ que en este barrio hay tiroteos, pero estamos acostumbrados y apenas se escuchan los estampidos nos metemos adentro”, otros vecinos se mostraron indignados con quienes “sin saber de qué hablan dicen ¿Y dónde estaban los padres?”.

“Si no se puede tomar el fresco de noche adónde vamos a ir. En todo caso acá es irresponsable salir a la calle a cualquier hora. Los balazos son a la mañana, a la tarde, a la noche. Cuando menos se espera se escuchan tiros, a veces los chicos tienen que salir corriendo del comedor comunitario porque llegan las bandas armadas”.

Jorge, otro vecino hizo notar que si el tiro le pegó a Marcos cuando estaba en la vereda “también le pudo haber pegado cuando estaba en el patio de la casa vecina o en la casa porque una de ellas luce un prolijo muro vegetal que la separa de la calle y la otra, un humilde alambrado.

Ana y Jorge, al igual que todos los entrevistados coincidieron con los dichos de Pablo Benítez quien ayer pidió justicia para su hijo porque su muerte duele tanto como podría doler la muerte un chico de cualquier otro barrio de la ciudad.

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