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domingo, 23 de octubre de 2011

ROSARIO/Sancionan al ex cura de de la Iglesia Nuestra Señora de Pompeya

El Arzobispado de Rosario sancionó con cinco años de inhabilitación para ejercer cargos directivos al ex párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Pompeya, Reynaldo Narvais, quien fue investigado por abuso sexual contra un menor discapacitado, acoso contra al menos ocho personas mayores y exceso de autoridad. Por esto último fue condenado, mientras que por los delitos sexuales fue absuelto.

Sancionan al ex cura de de la Iglesia Nuestra Señora de Pompeya

 Podrá dar misa, confesar a los fieles y hasta bautizar, aunque no estar al frente de ninguna parroquia, al menos por un tiempo. El Arzobispado de Rosario sancionó con cinco años de inhabilitación para ejercer cargos directivos al ex párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Pompeya, Reynaldo Narvais, quien fue investigado por abuso sexual contra un menor discapacitado, acoso contra al menos ocho personas mayores y exceso de autoridad. Por esto último fue condenado, mientras que por los delitos sexuales fue absuelto.
Esta sentencia es el resultado del proceso canónico ordenado por el Vaticano contra el ex párroco después que La Capital revelara hace casi dos años un caso que se mantenía en silencio desde octubre de 2008.
La sentencia no satisface las expectativas de quienes alentaron las denuncias contra el sacerdote, pero reconoce que Narvais fue responsable de alguno de los tres delitos que se le imputaron y fija una "pena", lo que no es poco si se tiene en cuenta lo difícil que es probar este tipo de hechos, especialmente en una comunidad religiosa que al principio intentó relativizar las denuncias y se aferró a un pacto de silencio.
Durante este proceso canónico que ahora llegó a su fin se investigaron tres hechos: si el sacerdote había incurrido en abuso contra un menor; si hubo acoso contra personas mayores y si cometió exceso o abuso de autoridad. En el primero de los casos el sacerdote fue absuelto porque no se recibieron denuncias en su contra. "No hay un hecho, es inocente porque no hay abuso", reveló una fuente cercana al Arzobispado. Este punto fue seguido de oficio por la fiscal Adriana Camporini y la jueza Raquel Cosgaya, pero la causa fue archivada por ausencia de denuncia.
En el segundo de los casos también fue absuelto, al parecer porque en los testimonios recibidos y en las investigaciones realizadas, "no se encontraron pruebas fehacientes de acoso sexual", según confió a este diario la misma fuente religiosa.
No fue igual en el caso de abuso de autoridad. Los testimonios y pruebas permitieron corroborar que el religioso incurrió en excesos, y por esto fue sancionado con cincos años de inhabilitación para ejercer cargos directivos, como párroco, capellán o representante legal. Si bien puede oficiar misa y administrar los sacramentos, no podrá hacerlo en la Iglesia en donde se encontraba: Nuestra Señora de Pompeya, de Mendoza 5160.
En el mismo decreto se le encomendó al sacerdote realizar un tratamiento psicológico debido a "su falta de madurez para ejercer ciertos cargos".
Quienes impulsaron desde el comienzo que las denuncias contra Narvais se conocieran y fueran investigadas lamentaron que no se haya podido probar lo que están convencidos que ocurrió (los casos de abuso y acoso sexual). Por su lado, fuentes vinculadas al Arzobispado destacaron "la rapidez y el celo puesto en la investigación realizada".
Las mismas fuentes señalaron que "monseñor José Luis Mollaghan, en consonancia con el criterio del Vaticano, ordenó que el caso se sustanciara rápidamente y de manera transparente". El decreto final se confeccionó el 8 de octubre pasado, luego de un proceso donde hubo más de 30 testigos, peritos e investigadores, y fue conducido por el padre Adrián von Ustinov, del Opus Dei. Terminado el proceso canónico ordenado por la Santa Sede, el Arzobispado de Rosario dictó un decreto con la sentencia sobre Narvais. Este decreto fue a Roma para que la Santa Sede lo confirme.
Durante el proceso fue citado a declarar en Rosario el párroco de San Cayetano, Juan Garay, quien había sido señalado por Narvais como el autor de un complot contra él por intereses económicos de la escuela parroquial de Pompeya. Quienes siguieron de cerca la investigación aseguran que "el padre Garay influyó a las posibles víctimas para que no declararan en los Tribunales civiles", y creen que su testimonio puede haber pesado a la hora de dictar sentencia

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