Los padres de Lautaro Herrera dijeron que su hijo fue golpeado por la policía. Un año después, la foto del reportaje fue seleccionada para ser parte de la muestra anual de Argra.
por Ignacio Mendoza - ignaciomendoza@uno.com.ar
Con algunas marcas. Un año y tres meses después, el joven de 16 años volvió a pasar por Diario UNO.Mauricio Centurión / UNO Santa Fe
Lautaro Maximiliano Herrera nunca imaginó que haber denunciado una brutal golpiza policial en abril de 2015 iba a dejar dos secuelas en su vida: una, marcada con una cicatriz en su rostro a causa de un fuerte golpe y otra, plasmada en una fotografía tomada por Mauricio Centurión, fotógrafo del Diario UNO.
El joven, que en la actualidad tiene 16 años y vive en barrio San Agustín, el 12 de abril de 2015 denunció en este diario que la policía lo confundió –junto con otro amigo– con un delincuente que había robado una motocicleta en el barrio Brigadier López y a raíz de ello fue detenido y golpeado –en la intersección de Berutti y Cafferata– en su rostro, por lo que debieron aplicarle 12 puntos. Sus padres denunciaron el suceso y el caso llegó al Centro de Asistencia Judicial (CAJ), organismo provincial que próximamente se constituirá como querellante en la causa que investiga apremios ilegales de parte de la policía.
Por su parte, la fotografía tomada por Centurión aquella tarde donde los padres denunciaron el hecho, no quedó plasmada solamente en una página del diario, sino que formó parte –la única de la ciudad de Santa Fe– en la muestra anual de fotoperiodismo que organizó la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra) en base a los registros más relevantes del período 2015.
Una cicatriz latente
Un año después de haber denunciado el suceso y haberse publicado la foto en la muestra anual, los padres del joven, Cándida Sandoval y Roberto Herrera, dialogaron con Diario UNO sobre cómo está su hijo luego de aquel incidente. "Después del hecho, tuvimos que vivir persecución de la policía", denunció la madre apenas se abrió el micrófono. "Él vivía encerrado. Una vez se tomó un montón de pastillas", contó Sandoval sobre lo que causó la herida en su hijo. "Lo he encontrado con sogas", agregó la mujer. "Nosotros tenemos miedo como padres", destacó la madre en relación a las salidas que hace su hijo. Según Sandoval, Lautaro trata de no estar mucho en la calle por miedo a sufrir represalias. "Él camina de una esquina hasta la otra", explicó. En tanto, aclaró que el adolescente dejó de practicar boxeo luego del incidente sufrido en la madrugada del 11 de abril. "Vamos a seguir hasta lo último, que la policía pague lo que tenga que pagar", advirtió.
Quiere cambios
En la actualidad, Lautaro ya no cuenta con aquella fuerte herida por la cual debieron aplicarle 12 puntos. En base a una serie de tratamientos, su rostro volvió a ser el que tuvo desde que nació. El próximo 3 de septiembre cumplirá 17 años. El muchacho confesó que ver su rostro en la fotografía le causó cierta rabia pero que tal imagen sirve para lograr tomar conciencia sobre la situación que viven muchos jóvenes víctimas de apremios ilegales y abusos de autoridad.
Un lente y un autor que llama a la reflexión
La imagen de Lautaro Maximiliano Herrera fue la única foto seleccionada en la ciudad de Santa Fe por la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra) para participar en la muestra anual que congrega a todos los fotógrafos de la Argentina. Dicha muestra integra un recorrido narrativo sobre los registros fotográficos más relevantes del 2015.
Al respecto, el fotógrafo de Diario UNO, Mauricio Centurión, sostuvo que el fin de enviar la imagen de Herrera fue en relación a que el fotoperiodismo siempre tuvo implícitamente esa tarea: mostrar, develar aquello que permanece oculto u ocultado.
"El caso de Lautaro no es un caso aislado, la Correpi (Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional) lleva contabilizados casi 5.000 casos de pibes y pibas asesinados por la policía argentina. Todos ellos personas de bajos recursos. Pareciera muchas veces que la forma del Estado de atender a los derechos exigidos por las clases vulneradas es a través del control y la represión", explicó Centurión ante la consulta.
"Este caso en especial es un ejemplo de lo que pasa con los pibes de barrios bajos de nuestra ciudad y de muchas otras localidades, pero también es un ejemplo de que no hay que quedarse callado, que hay que mostrar estos casos y luchar para que se haga justicia como lo hacen sus padres, los verdaderos protagonistas que con ese esfuerzo no ayudan solamente a su hijo sino a todos los que aprendemos de ese ejemplo".
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