La capital provincial durante el 2015 tuvo como principal protagonista al fuego. La zaga del quemacoches que no fue, la explosión en la panadería Colella de J. J. Paso y 4 de Enero, seguida por el incendio en Taboga y en el Bowling Tiro loco, generaron sed de justicia.
Diario UNO |
El fuego, las explosiones, los muertos y las sospechas fueron un combo especial para señalar que la ciudad, a lo largo del 2015, estuvo marcada por los incendios. Algunos fueron inexplicables y otros, de manera intencional. De fondo, se abrieron causas judiciales que podrían tener un desenlace en este flamante 2016.
A principios del 2015, en el mes de marzo, y en medio de un clima electoral, apareció el fenómeno de autos quemados en diferentes zonas de la ciudad. De manera corriente, se fueron incrementando cada vez más este tipo de episodios sin distinción de zonas.
En este sentido, durante cada madrugada se registraron –en varias ocasiones– entre dos y tres autos incendiados. En principio, fuentes de la investigación ligaron el accionar de los quemacoches con grupos direccionados con fines políticos, ya que el inicio de este tipo de ilícitos se dio en la etapa previa a las elecciones primarias en la ciudad y la provincia. Pero para sorpresa de muchos, los atentados continuaron y se fueron incrementando aún más en la ciudad tras la culminación del proceso electoral. Para el mes de septiembre la cifra trepó a más de 100 rodados incendiados y sin ninguna persona detenida.
El quiebre de la situación llegó en la madrugada del viernes 30 de octubre, cuando el auto oficial, perteneciente al secretario de Control de la Municipalidad, Ramiro Dall’ Aglio, fue atentado mientras estaba estacionado en calle Tucumán 2820. Fue así que para el mes de noviembre, la Policía De Investigaciones y la propia Fiscalía del Ministerio Público de la Acusación, aceleraron las investigación para determinar el accionar de este tipo de daños.
Para noviembre del 2015, el fiscal del MPA, Estanislao Giavedoni y la PDI detuvieron a un menor de edad, el cual fue acusado de haber incendiado un Volkswagen 1500 en la madrugada del 26 de noviembre en Entre Ríos al 4000. La aprehensión fue la primera que se dio en torno a la “zaga de los quemacoches”, la cual no perduró luego de la detención del menor de edad, el cual fue dejado en libertad unos días después.
En este sentido, el fiscal de la causa cambió el eje de lo que se venía diciendo al respecto de los autos incendiados ya que desestimó que existiera una banda dedicada a quemar automóviles.
“Cada uno de los casos tiene una circunstancia particular que los rodea, son todos casos particulares, no es una sola persona o una banda dedicada a tales fines”, explicó Giavedoni en ese entonces ya que sostuvo que no había un hilo conductor sobre todos los casos.
Por su parte, y como cierre de lo sucedido con el auto del funcionario municipal, el pasado 24 de diciembre fue condenado Roberto “Cachorro” Acosta, quien confesó haber atentado contra el auto del secretario de Control municipal. En consecuencia, Acosta recibió una pena basada en la restricción a la circulación y además a mantenerse a por lo menos 500 metros de la Municipalidad y a la casa de Dall’ Aglio.
Durante el año que concluyó se registraron tres explosiones que generaron cierto dolor en buena parte de la sociedad santafesina y que a la vez provocaron sed de justicia en los familiares de las víctimas. La explosión ocurrida el domingo 13 de septiembre, le costó la vida a Antonella Olmedo, la joven de 20 años que era empleada de la panadería Colella e Hijos de J. J. Paso y 4 de Enero y que por una fuga de gas su cuerpo se quemó en un 70%, situación que provocó su muerte un mes después de haber estado agonizando en la sala de terapia intensiva del hospital José María Cullen.
En efecto, la causa quedó en manos del fiscal del MPA, Andrés Marchi, quien hasta ahora tomó declaración a involucrados en el caso. Lo último que se hizo en materia judicial en los tribunales santafesinos fue una audiencia de “constitución de querellantes” ya que la causa quedó caratulada como “Estrago Culposo”.
Por otro lado, en la tarde del viernes 4 de diciembre, se produjo un incendio en la planta alta del comercio Taboga Hermanos, ubicado en la intersección de Facundo Zuviría y J. M. Zuviría, el cual se alquilaba como depósito de papel y cartón. Como resultado del avance de las llamas, resultó muerto Carlos Passet, el sereno de 60 años que cuidaba el espacio. La causa terminó en manos de la Fiscalía de Homicidios del Ministerio Público de la Acusación, la cual intentará determinar cuáles fueron las causas del foco ígneo que causó la muerte del sereno.
Por último, la explosión en el Bowling Restó Bar “Tiro Loco”–Gutiérrez al 2500–, trajo como consecuencia el deceso de los propietarios (Franco y Renzo Gualini) situación que determinó que la causa –la cual no fue caratulada todavía– pase a la Fiscalía de homicidios del MPA. “Tenemos líneas investigativas y elementos que ya cuenta la Fiscalía en su poder, pero que no lo vamos a develar ya que puede afectar, precisamente el proceso de investigación”, dijo el martes de la semana pasada el fiscal regional, Jorge Nessier.
Por esas llamas y esas explosiones mortales fue que la ciudad de Santa Fe estuvo conmocionada durante todo el 2015.
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