El expresidente del Banco Central integra el equipo económico de Sergio Massa. Pasó por Santa Fe y dio su receta para 2016. Proyecta un mercado único y libre para el dólar con un valor de 12 pesos y dice que si hoy se devalúa se iría todo a los precios.
Pignanelli dijo que “hay que tomar medidas propequeños y medianos productores y no prograndes empresas”. Foto: M. Testi
El viernes pasado el expresidente del Banco Central de la República Argentina (2002), Aldo Pignanelli, disertó en la Bolsa de Comercio sobre los desafíos económicos para el 2016. El economista, que forma parte del equipo del candidato presidencial por Una Nueva Alternativa, Sergio Massa, estuvo acompañado por los candidatos a diputado nacional, Alejandro Grandinetti, y a senador nacional, Eduardo Romagnoli. Minutos antes de su presentación, Pignanelli dialogó con Diario UNO.
—¿Cuáles son los desafíos económicos que tendrá el próximo gobierno?
—Son varios, pero hay dos que se destacan. El primero es que el gobierno que entre se va a encontrar con un inmenso gasto fiscal y con una asignación del gasto desigual, con mucha corrupción y con un déficit fiscal muy grande, de más del 7% de lo que producimos todos los argentinos. Por otro lado, se va a encontrar con reservas muy menguadas del Banco Central y sin los dólares suficientes para poner en marcha la actividad económica. Después hay muchos más.
—¿Qué medidas propone usted para enfrentar esos desafíos?
—Con un plan económico coherente y que en nuestro caso pensamos aplicar, con el equipo económico conducido por Roberto Lavagna. El plan debe recuperar la iniciativa, que busque los equilibrios fiscales a partir de una mayor producción, un mayor crecimiento, de permitir que ingresen inversiones con el levantamiento del cepo cambiario, porque sino no van a venir las inversiones; y poner al campo nuevamente en pie junto a las economías regionales, la industria láctea, la industria cárnica. De esa manera, se pone en marcha la economía argentina. Es un plan que busca recuperar los superávit gemelos, que son el superávit fiscal y el de la balanza comercial; tener un dólar que sea competitivo para los exportadores, pero defendiendo el salario y una política monetaria sana, que el Banco Central cumpla el rol que tiene, que es defender el valor del peso.
—Entre los principales desafíos no mencionó la inflación.
—Es que la inflación es una consecuencia y yo hablé de las causas. Cuando uno tiene un fuerte déficit fiscal y emite dinero para financiar el déficit, eso es inflación. Si yo elimino el déficit y no emito moneda, elimino la inflación. Y si encima le pongo inversiones, es otra cosa. La inflación es un problema serio, pero yo hablé de las causas que son el déficit fiscal, la emisión monetaria, la falta de inversiones y de dólares. Hay que atacar las causas para solucionar las consecuencias que son la inflación, el estancamiento, la falta de empleo.
—¿Cómo impactan en la Argentina las devaluaciones que hubo en Brasil y en China?
—Muchísimo, fundamentalmente la del Brasil. Nos pega y fuerte.
—¿Qué debe hacer la Argentina?
—Lo que sucede es que si tenemos un fuerte déficit fiscal, lo financiamos con emisión monetaria, no tenemos reservas en el Banco Central, no entran dólares de inversiones, y uno devalúa en ese contexto, se va todo a los precios. Yo no le aconsejaría a este gobierno devaluar. Un nuevo gobierno tiene que volver a un esquema de dólar único y libre y buscar un equilibrio en el dólar. Hoy un dólar de equilibrio no son los $14 del dólar bolsa, que es el único que se consigue oficialmente porque el de $9,20 no lo consigue nadie, salvo una autorización de la Afip; y el blue de $15,50 es un mercado que está medio loco. Creo que si hacemos lo del mercado único y libre y buscamos un plan económico de equilibrio, hoy un valor del dólar único es de$12, y que no es devaluación porque lo estoy comparando con el de $14, no con el de $9,20 que no existe más.
—Si Massa llega a la presidencia, ¿cuál va a ser el motor de la economía?
—En primer lugar tenemos que desarrollar la agroindustria, que es donde Argentina es muy competitiva. En segundo lugar tenemos desarrollado un plan de viviendas con dinero que hoy tiene el Banco Central inmovilizado y que va a permitir entregar en cuatro años 1.200.000 créditos hipotecarios para la construcción, compra o ampliación de la vivienda. Fundamentalmente va a ser un crédito para los jóvenes, para la primera vivienda, con un plazo a 20 años y con una tasa de interés en pesos del 10% anual que va a tener una cuota parecida a un alquiler. Esto se puede hacer porque el dinero está. Lo que pasa es que como este gobierno tiene tanto déficit y emite tanta moneda, ese dinero lo tiene guardado pagándole a los bancos una altísima tasa de interés, generando grandes utilidades para los bancos. Lo que nosotros queremos es que ese dinero se utilice para el pueblo, para la vivienda. Eso también va a reactivar porque significa la creación de más de un millón de puestos de trabajos en cuatro años. También vamos a fomentar el desarrollo de las comunicaciones y las obras de infraestructura. Además, está el tema de la minería, fundamentalmente el litio que se encuentra en Salta y Jujuy, que es el mineral que se utiliza para las baterías de los celulares y computadores. Hay que darles las condiciones de estabilidad económica y financiera al país para que vengan las inversiones. En definitiva, la idea final es que vuelva el dinero que se fue de la Argentina, recuperar el nivel de inversiones, generar puestos de trabajo, cosa que se hizo en el período 2002-2007.
—¿Qué mirada tiene sobre el proceso de industrialización de los últimos años?
—Hay que reconocer que en este período kirchnerista, del cual forman parte los dos años del duhaldismo del que formé parte como presidente del Banco Central, cuando sacamos a la Argentina de la crisis y le entregamos a Néstor Kirchner un país ordenado y en funcionamiento, hubo un momento que fue hasta el 2010 en que hubo una mejora en la industrialización. Eso no se puede negar. El problema es que después vino una etapa de fuerte deterioro para la industria. Hoy si uno analiza cuánto participa la industria en la economía argentina es el mismo porcentaje que hace 40 años, el 20% del PBI. Eso tendría que estar arriba del 30%. Hay que industrializar al agro, a la carne porque se perdieron muchos frigoríficos porque quedamos fuera de competencia; hay que darle valor agregado a la soja, al maíz, al trigo, a las economías regionales, a la industria láctea. De esa manera se va a generar empleo y trabajo junto con la industrialización de otros rubros como las comunicaciones, la tecnología, la infraestructura y la minería. Eso va a permitir crecer e industrializar al país.
—¿Qué lugar puede ocupar Santa Fe?
—Santa Fe, junto con Córdoba, es la segunda provincia en importancia en el país. Creo que en ambas se refleja palmariamente lo que hay que hacer en un proceso histórico. Santa Fe es una provincia de minifundios, de pequeños y medianos agricultores e industriales que hay que ayudar y fomentar. Santa Fe tiene que recuperar los fondos federales que perdió como otras provincias y tiene que volver a ser la cuna del trabajo y el esfuerzo. Yo conozco Santa Fe de pequeño y da pena ver lo que se ha hecho. Hace poco estuve en la cuenca lechera y no se puede creer que el gobierno sancione tanto a la gente que labura. Hay que volver a ayudarlos pero desde el punto de vista financiero, comercial. Cómo puede ser que este gobierno hace un año le haya puesto un precio máximo al litro de leche al productor, cuando en todo el mundo es al revés. Eso demuestra palmariamente que no les interesa lo que está pasando. La clave está en tomar medidas proproductivas, propequeños y medianos productores e industriales y no prograndes empresas.
Hipólito Ruiz / Diario UNO
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