Muchas veces no es suficiente salir del maltrato que otros ejercieron sobre nuestra vida y entonces ejercemos un automaltrato físico o verbal sobre nosotros mismos. Hay quienes se lastiman porque es lo que otros hicieron con ellos. Y muchas veces el automaltrato es una continuación de la violencia de otros.
Quienes se automaltratan muchas veces quieren lo bueno, pero una parte de ellos busca el peligro, es como si buscaran ser lastimados. Sus mentes están llenas de mandatos y obligaciones.
No se mueven por el principio de querer sino del deber, con exigencias que viven cumpliendo, no porque le gusta sino porque se las impusieron.
No se sienten merecedores de lo bueno y piensan que no pueden progresar a no ser que se sacrifiquen o por medio del dolor.
Idealizan a los demás y minimizan sus capacidades. Grabaron en su mente: “vos no podés”. Y cuando una persona tiene esta frase en la mente su autoestima se va destruyendo.
Sienten que tiene que ser buenos, reprimen lo que les pasa y lo que sienten, porque deben demostrar que todo está bien, que lo que sienten no tiene importancia.
Por eso viven utilizando máscaras, para no ser rechazados.
Sienten pudor de expresar sus logros por miedo a pasar por orgullosos.
Hay personas que se autocastigan con sus palabras, no necesitan que otro los golpee: “¡cómo pude haber dicho eso!, estuve muy mal”; “tendría que haberme callado”; “por qué lo hice así, podría haberlo hecho mejor”.
La autocrítica excesiva es el resultado de las culpas incorporadas y que se transformaron en voces internas condenatorias. Hay quienes dicen con orgullo: “yo soy muy exigente conmigo y con los demás” sin embargo, esto muestra la existencia de un pensamiento limitado en cuanto a la capacidad de disfrutar el camino.
Quien se maltrata interiormente con el perfeccionismo vive insatisfecho con lo que hace: siente que, aunque hizo las cosas bien, podría haberlas hecho mucho mejor. Son personas que se vuelven lentas porque necesitan revisar miles de veces las cosas que están haciendo, y que sienten que aunque lo hacen bien, siempre falta algo para que esté perfecto.
El automaltrato experimentado puede llevar a la depresión; muchos perfeccionistas son depresivos. Son personas que asocian su autoestima con sus logros: si logran algo entonces se sienten bien, si no lo alcanzan se sienten mal porque su autoestima está asociada a la capacidad de hacer cosas.
Por eso hay que hacer un listado de cinco logros de los últimos meses y celebrarlos:
—Hablarle bien de vos a cinco personas.
—Señalar cinco virtudes y fortalezas que te caractericen.
—Liberarte de cinco culpas que lleves por mandato.
—Y alimentar cinco nuevas amistades.
Bernardo Stamateas/Especial SER Un@
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