NAC. De la denuncia a las petroleras a un millonario déficit nacional
El gobierno es quien
paga -subsidios mediante- las compras a granel de gasoil, que ayer
denunció por sobreprecios. Lo hizo el mismo día en que entró en vigencia
la quita del subsidio a colectivos de larga distancia que, al mismo
valor del combustible, podrían aumentar los boletos entre 20 y 30 %.

La economía interna no se para, no hay inflación y se mantiene el
superávit comercial. Los presupuestos del modelo económico son buenos,
pero desafían la realidad si los precios internos aumentan -lo que frena
la economía- o si hay que importar mucho combustible porque la
Argentina ya no se autoabastece.
El vicepresidente a cargo
del Ejecutivo, Amado Boudou y el ministro de Planificación, Julio De
Vido, denunciaron ayer a las petroleras por sobreprecios en la venta de
gasoil a granel. Omitieron mencionar que desde ayer rige la eliminación
del subsidio a los colectivos de larga distancia y que eso supone un
aumento del boleto del orden del 20 al 30 %.
¿Fue Guillermo
Moreno el que diseñó el anuncio de ayer? Desde que se privatizó YPF con
los decisivos votos de los diputados nacionales por Santa Cruz en los
‘90, Repsol es un aliado íntimo del kirchnerismo. Ayer llamó mucho la
atención que el ministro apuntara a Shell y omitiera mencionar a Repsol,
que provee 65 % del gasoil a las empresas de transporte.
El
problema para Moreno es que el país importó combustibles líquidos por
U$S 3.400 millones (lo que achica el superávit fiscal) y que eso
incrementa el costo de subsidios a las transportadoras. La Casa Rosada
ya transfirió a Mauricio Macri el costo político del aumento del boleto
del subte, y el gobierno nacional no quiere pagar esos mismos costos por
el incremento del boleto de larga distancia, cuando restan por resolver
la eliminación de subsidios a colectivos porteños, además del impacto
que generará la eliminación de subsidios a la electricidad, el gas y la
luz.
Cuestión de números
La
Asociación Argentina de Presupuesto y la Administración Pública (Asap)
calculó que el déficit fiscal nacional de 2011 trepó a $ 34 mil
millones, y que ese rojo hubiera alcanzado otros $ 17 mil millones más a
no ser por los aportes de la Anses y del Banco Central de la República
Argentina.
En ese rojo hay 85.180 millones en subsidios, que
funcionaron con una buena palanca social y económica desde la
devaluación pero que el gobierno ya no puede pagar si no es a cambio de
endeudamiento. Y eso no se lleva bien con el modelo de desendeudamiento.
En ese marco el gobierno nacional empezó a “desarmar” los subsidios.
Los del subte los sostendrá poco más y después el problema es de Macri.
Pero el transporte automotor (incluye camiones) insumió 11.833 millones
en los cálculos de Asap.
A eso hay que sumar unos 2.357
millones aportados a los ferrocarriles y U$S 757 millones que -siempre
el año pasado según Asap- se llevó la gestión de Aerolíneas Argentinas.
Y el panorama el las tarifas de otros servicios también es complejo.
Cammesa (la mayorista eléctrica) recibió el año pasado 23.704 millones
en subsidios; Enarsa otros 10.558 millones y empresas como Yacyretá
Nucleoeléctrica $ 2.791 millones más. Sin esos aportes las tarifas
encarecerían mucho más el sistema de precios de la economía interna, en
medio de pujas ya complicadas por la actualización salarial.
Shell niega
La petrolera salió hoy al cruce de las denuncias oficiales por
sobreprecios de hasta 30 % en la venta de gasoil a granel. Un comunicado
firmado por su presidente, Juan José Aranguren, asegura que Shell vende
20 % de su gasoil a granel y que en octubre lo hizo a $ 4,55 por litro,
un 0,9 % por debajo del vigente en surtidor. Reconoció que “la
diferencia se revirtió en noviembre, cuando el precio a granel fue un
1,5 % superior al de surtidor y en diciembre, que se estiró a 1,9 %.
Pero en enero el precio a granel volvió a ser inferior al de las
estaciones de servicio en un 0,8 % ( ,85 y 4,89)”.
Discriminación y corrupción
“Queremos dejar de subsidiar a la oferta para subsidiar a la demanda.
Queremos dejar de subsidiar empresas para subsidiar personas”. A
confesión de parte, el secretario de transporte de la Nación, Juan Pablo
Schiavi, dejó en claro que el objetivo es corregir el subsidio a
sectores concentrados de la economía para asistir con un beneficio más
específico a la gente que lo necesita.
Hasta aquí el
kirchnerismo subsidió más a las empresas que a la gente, y a los
sectores sociales más beneficiados que a los más postergados. Así, el
boleto de subte en el barrio norte porteño ($ 1,10) era hasta hace un
mes más barato que el colectivo en Piquete Las Flores (2,75 en monedas)
en nuestra ciudad, sólo por mencionar un ejemplo. Ambos sistemas con
subsidio “nacional”.
La Casa Rosada quiere ahora analizar la
situación de los usuarios con la tarjeta “Sube”, que una vez más es
porteña o metropolitana, pero nada se habla para el resto del país. El
criterio progresista de dejar de pagar a las empresas para asistir a
quien lo necesita aún debe un alcance geográfico igualmente equitativo.
En Buenos Aires el boleto del colectivo aún cuesta $ 1,10 gracias a
los subsidios nacionales. Una de las empresas beneficiadas es la que
-según investiga la justicia- proveía casa y autos lujosos al ex
secretario de transporte Ricardo Jaime.
Por lo demás, el
subsidio a la gente es más complejo de administrar. Según el Centro de
Implementación de Políticas Públicas (Cippec), en Brasil, el “Vale
Transporte” se entregó a usuarios de menor ingreso relativo pero se
generó un mercado secundario y se dejó afuera a los trabajadores
informales sin registros suficientes para presentarse a tramitar el
beneficio. Un problema que podría repetirse en una argentina que tiene
altos indicadores de trabajo en negro.
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