Los volcaderos están en Rincón y Colastiné.
Para la fundación Hábitat y Desarrollo pueden ser un foco importante de
contaminación de la laguna Setúbal. Hay un proyecto para crear una
planta para procesar los residuos de Rincón, Arroyo Leyes y Santa Rosa
de Calchines.
Callejón Pintos. La comuna de Rincón arroja la
recolección diaria de residuos en este predio. Hay familias que
cirujean y animales comiendo de la basura.
En la jurisdicción de San José del Rincón y
Colastiné, tres basurales a cielo abierto interrumpen el paisaje natural
y constituyen focos de contaminación del medio ambiente. Los volcaderos
están ubicados muy cerca de las defensas sobre la laguna Setúbal. En
dos de ellos, la basura está dentro y fuera del anillo defensivo.
El más importante en extensión y volumen de basura
está localizado al fondo del Callejón Pintos, a la altura del kilómetro 9
de la Ruta 1, y es el lugar donde se depositan “históricamente” la
recolección diaria de residuos sólidos de Rincón, según el presidente
comunal Juan José Berón. La cantidad de basura es considerablemente
mayor luego de los fines de semana ya que el pueblo es elegido como
lugar de descanso de muchos santafesinos (ver cifras).
En jurisdicción de Colastiné, al fondo de la calle
Los Urunday, muy cerca del límite jurisdiccional con Rincón (Callejón
Laborie), pasando el campamento de los gitanos se ven tres extensas
cuadras con basura desparramada y restos de poda. Allí, El Litoral
encontró chivos, vacas y caballos pastando entre las bolsas que vuelan
por todos lados y un carro con dos hombres que juntaban leña. Hay un par
de familias que pernoctan en este sector, que probablemente viven del
cirujeo y la cría de estos animales. En la defensa, además, hay una
estación de bombeo que está prácticamente al lado de los residuos.
En jurisdicción de Rincón, quienes recorran calle San
Martín hacia la Setúbal (a la altura del km 6 de la Ruta 1) también se
van a encontrar con un basural a ambos lados del terraplén. A las 9
cuando El Litoral llegó al lugar, un camión volcador salía del terreno
luego de dejar una buena cantidad de desechos bien cerca de un cartel
que indica que está prohibido arrojarlos ahí y en el que la Comuna pide a
los habitantes que “cuiden el pueblo”.
Jonatan, un joven que estaba levantando la pared de
una casa a pocos metros del terraplén, comentó que “diariamente pasan
alrededor de 20 camiones similares a tirar basura”.
La preocupación de los vecinos de la zona es que la
acumulación de los restos en grandes cantidades perjudica la calidad
ambiental y puede contaminar el espejo de agua. En coincidencia con los
habitantes de la Costa, organizaciones ambientalistas como la Fundación
Hábitat y Desarrollo advierten sobre la peligrosidad que tienen los
basurales a cielo abierto para el medio ambiente y las personas, y
aseguran que los volcaderos de la Costa pueden ser uno de los
principales focos de contaminación de la laguna Setúbal.
El problema y una solución a futuro
En la provincia de Santa Fe está prohibido por ley la
disposición final de residuos sólidos urbanos en vertederos a cielo
abierto y su posterior quema tal como ocurre en los casos mencionados
previamente. A su vez, la Ley Orgánica de Comunas determina que “los
municipios y comunas deberán tratar y disponer sus residuos sólidos
urbanos en forma individual o por asociación entre ellos”.
La normativa provincial también indica que el
tratamiento de la basura de las localidades “deberá efectuarse mediante
métodos apropiados que eviten los posibles impactos negativos sobre el
ambiente y la calidad de vida de la población” y sugiere para tal fin la
construcción de rellenos sanitarios.
La legislación vigente sobre el trato a los residuos
en pueblos y ciudades fue sancionada en 2010, emplaza a las comunas de
menos de 20.000 habitantes a efectuar la disposición final en relleno
sanitario, en un plazo máximo de tres años. La Ley Nº 13.055 conocida
como “basura cero” explica que “constituye un objetivo prioritario para
la provincia la erradicación definitiva de los basurales a cielo
abierto”.
Calle San Martín. Según la comuna de Rincón,
este basural se formó a partir de los desperdicios que arrojan los
vecinos de la zona. Pero también se ven pasar camiones con residuos, a
pesar de que está prohibido arrojarlos. La Comuna analiza cortar el paso
por esta calle. Foto: Amancio Alem
En Rincón, la Comuna está analizando la posibilidad
de construir una planta de reciclado. “Pero no es una tarea fácil, el
principal problema es que la comuna no está en condiciones de hacer la
inversión necesaria, que ronda los tres millones de pesos”, explicó
Berón, titular de la comuna de Rincón. Una de las alternativas para
llevar adelante la planta es mediante la asociación con las comunas de
Arroyo Leyes y Santa Rosa de Calchines con aporte de fondos del
gobierno provincial.
Como otro de los inconvenientes para avanzar en el
proyecto de la planta, Berón mencionó la falta de terrenos no
inundables. “No tenemos en Rincón un lugar dentro del anillo de defensa
disponible para ubicarla”, precisó- a la vez que aseguró que otra de
las opciones que analizan para el tratamiento de los residuos es la del
relleno sanitario.
Respecto del basural de calle San Martín, Berón
afirmó que “se formó porque hay vecinos que arrojan sus residuos ahí
diariamente” y mencionó que evalúan la posibilidad de interrumpir el
tránsito en el sector para impedir que lleguen a tirar residuos.
Consultado sobre el basural de calle Los Urunday de
Colastiné, el subsecretario de Ambiente de la Municipalidad de Santa
Fe, Roberto Celano señaló que es el lugar donde el municipio arroja los
restos de la poda de la zona. La recolección domiciliaria la realiza la
empresa Cliba y, al igual que la basura del resto de la ciudad va al
relleno sanitario. Si bien el funcionario reconoció que ahí se deja el
cúmulo de las podas y yuyos, mencionó que es “un tema a resolver” para
no tener que trasladarlo también al relleno porque “implica más peso y
costo”.
Como alternativa, el municipio piensa en la
posibilidad de triturar las ramas y los pastos en algún lugar de
Colastiné. Sobre las bolsas y restos de basura domiciliaria que se ven
también en el predio, Celano dijo que pueden ser consecuencia de la
recolección informal y del cirujeo.
Los riesgos de los basurales
Un informe de la Fundación Hábitat y Desarrollo
señala que arrojar los residuos a cielo abierto genera varios impactos
ambientales:
Humo en el ambiente por la quema de los basurales.
Olores nauseabundos por la putrefacción de los residuos.
Contaminación de aguas subterráneas (napas) y superficiales, como la Setúbal.
Problemas estéticos del paisaje por la proliferación de microbasurales.
Proliferación de vectores de enfermedades, como los roedores.
Pérdida de materiales recuperables, consentimiento
de la recolección informal con un alto costo social traducido en
enfermedades, trabajo infantil y deserción escolar.
El análisis de Hábitat y Desarrollo
En un estudio realizado por la Fundación Hábitat y
Desarrollo, coordinado por Julieta Di Filippo, se asegura que “en la
actualidad no existe oficialmente impulsado, reconocido o apoyado,
ningún plan de recuperación o reciclaje de materiales que posibilite la
reducción de los residuos que se arrojan en los basurales de la costa”.
A su vez, la organización ambientalista destaca que
resulta imprescindible la implementación de un Plan Comunal de Gestión
Integral de Residuos Sólidos Urbanos, para el que aseguran “no se
requiere de una importante inversión en equipamientos e
infraestructura”.
La necesidad de dar cumplimiento a la normativa
vigente es otro de los aspectos abordados en el informe al que tuvo
acceso El Litoral. “Preservar la calidad de vida de la población y los
recursos naturales de la localidad es clave, fundamentalmente en lo que
respecta al actual sistema de disposición final de residuos a cielo
abierto sin ningún tipo de control”, señala el informe.
En caso de no mediar acciones en el corto y mediano
plazo para tratar la basura, la Fundación asegura que “la mayoría de los
impactos ambientales irán adquiriendo mayor importancia, y el deterioro
de la atmósfera, el agua y el suelo llegará a un punto irreversible”.
El efecto ambiental más serio, pero menos reconocido
en los casos de los basurales de Rincón (y en parte Colastiné), es la
contaminación del agua superficial y subterránea por el contacto con los
residuos y con los líquidos producto de la descomposición.
“Es necesario llamar la atención respecto de la
contaminación de las napas, puesto que son fuentes de agua de
poblaciones enteras. Las fuentes contaminadas implican consecuencias
para la salud pública”, advierte el trabajo.
La descarga de residuos sólidos a las corrientes de
agua incrementa la carga orgánica que disminuye el oxígeno disuelto,
aumenta los nutrientes que propician el desarrollo de algas, causa la
muerte de peces, genera malos olores y deteriora la belleza natural.
Calle Los Urunday. Este basural, que abarca tres
cuadras, probablemente se formó por el cirujeo. Hay animales y algunas
viviendas precarias. Está en jurisdicción de Colastiné, al lado de una
estación de bombeo.
12.400
habitantes
estables tiene la localidad de Rincón, aproximadamente, según los datos de la comuna.
7.000
personas
en promedio son las que se suman durante los fines
de semana y 9.000 durante la temporada estival. La producción de
residuos cada fin de semana en promedio llega a 19.600 kilos, según un
estudio de la Fundación Hábitat.
48,5
toneladas
semanales de residuos sólidos urbanos se recolectan
de lunes a viernes en Rincón. La recolección asciende a 67,9 toneladas
el fin de semana.
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