Capusotto: "El gran mal de la Argentina fueron los antiperonistas"
A punto de estrenar Peter Capusotto en cine y en 3D, consideran que la farándula argentina no es seria y que sienten ser una especie de "peronistas culturales".
Por qué miramos tanta televisión? ¿Por qué es tan importante hablar
sobre ella? Ves más tele de lo que tenés sexo. Eso es tremendo.”
Palabras del director Pedro Saborido, quien junto a ex Cha Cha Cha y
abanderado de la comedia sin sentido contemporánea, Diego Capusotto, ha
creado con el programa Peter Capussoto y sus videos un reducto, al
estilo la aldea gala de Asterix, para resistir, a base de absurdo,
lugares comunes cotidianos, televisivos y hasta los no identificados.
Ahora, Capusotto y Saborido trasladan la lógica PC a la pantallota y ¡en
3D! con Peter Capusotto y sus 3Dimensiones, a estrenarse el próximo
jueves.
—La película descuartiza la palabra “entretenimiento”. ¿Por qué?
CAPUSOTTO: Es algo que siempre está en nuestras obsesiones: jugar con
las significaciones que tiene una palabra como “entretener”, que tiene
buena prensa pero que puede ser nociva.
SABORIDO: Nos divertía un poco la idea del entretenimiento de feria. Y
ahí salió el tema de hacer una película en 3D en contra del 3D.
—Ya que el absurdo es su forma de comedia, ¿qué ven de absurdo en la Argentina hoy?
DC: No, bueno, en Argentina no. En el mundo yo veo situaciones absurdas.
La propia existencia de uno: cuando uno da una mirada interna puede
pensar que todo esto no sirve para nada. El humor es absurdo porque
siempre se está mirando a sí mismo y lo que lo rodea, a veces hasta lo
tamiza.
PS: A veces me niego un poco a eso, a ver en términos de la Argentina.
No es lo mismo Jujuy, Córdoba o Buenos Aires. Supongo que un misionero
se parece más a un paraguayo. Es medio narcisista eso de vernos como los
peores, los mejores, los más absurdos.
—¿Y en la farándula argentina?
DC: No me interesa. Para mí no existe la farándula argentina, no es
motivo de preocupación ni de atención. Es pasar por serio algo que no lo
es.
—¿En la política?
DC: Más que absurdo, obsceno, que es otra cosa. Por ejemplo, los que
dicen que estamos en una dictadura, me parece una obscenidad. Sobre todo
porque se cagan en los muertos y en los que realmente fueron
perseguidos. Es vulgar decir que Argentina va camino a ser la Venezuela
de Chávez. Es una berretada.
PS: Me parece que son momentos. En este momento, te das cuenta de que
todos los pronósticos que había con el quilombo con el campo, en dos
años se dieron vuelta, Cristina terminó arrasando. La oposición terminó
no existiendo. Vivimos en anticipaciones y el día a día es otra
historia, y a su vez vamos a ser dos páginas o tres en un libro de
historia. Estamos pasando por ahí, aunque en el día a día lo vivimos
truculento.
—En la película hay una broma contra una campaña símil Mauricio Macri y
un chiste sobre “6, 7, 8”. ¿Lo hacen para que no los asocien con ninguno
de los dos?
DC: Nosotros nos permitimos reírnos de todo. No tiene que ver con una
posición estratégica. A nosotros la cuestión política no nos atraviesa
como si fuera lo más importante que ocurre en nuestras vidas.
PS: El humor siempre tiene algo de moralista. Esa cosa de mostrar cierta
ridiculez o cierto absurdo. Es mantenerse no al margen, pero sí en una
cosa media anarco. Siempre hay que tirar abajo algo.
—¿No hay estrategia?
PS: No hacemos marketing de la crítica: “Ay, vamos a ver de qué hablamos”. Lo tirás porque se te ocurrió.
—Pero siempre trabajan sobre la coyuntura y a veces eso implica una posición.
PS: Ideológicamente hay diferencias, pero cuando hacemos Bombita no hay una cosa programática.
DC: Aparte, desde ya porque la realidad nos atraviesa. Todos lo que nos sensibiliza para contar.
PS: No miramos el diario para hacer las cosas. No sentamos una agenda.
Funciona a partir de lo que nos ocurre. Cuando hacía humor con Tato sí
había una cosa de seguir la agenda.
—Violencia Rivas, en su actitud punk contra el día-a-día, ¿es el personaje que más se les parece?
DC: Hay algo que vomita Violencia que en definitiva es nuestra propia
expresión. Hay algo del relato estafador de la realidad que Violencia
desarma. Violencia sería, en algún punto, nuestro alter ego. Todo lo que
los personajes dicen no es necesariamente lo que pensamos. Pero en su
caso hay cierta empatía ideológica que tenemos con el personaje.
PS: De alguna forma sí. Pero a ella tampoco te la bancás porque no podés
vivir así. Es un alter ego adolescente, petardo y anarco. Después
crecés y te das cuenta de que a veces la aceptación, la comprensión y la
resignación tienen límites difusos.
—¿Qué límites tiene su humor? ¿La dictadura?
DC: El único límite es que nos haga reír. Con la tragedia siempre se
hacen chistes. A lo mejor la falta de chistes sobre tal tema, como la
dictadura, implica que no se supo crear un relato con eso. ¿No hay
millones de chistes sobre la guerra y sobre la muerte?
—Hablaban de militancia en el pasado. El peronismo es algo siempre presente en su humor. ¿Cómo lo viven hoy?
DC: Es algo que me ha atravesado desde mi infancia. Está siempre
presente, más allá del movimiento histórico. De alguna manera como
visión y revisión. Somos partidarios del sector Peronismo con Humor y
Revisión (risas). Creemos fehacientemente que los grandes males de la
Argentina siempre han sido los antiperonistas. Sobre todo los acérrimos,
no aquel que tiene una diferencia. Los antiperonistas más rabiosos son
los que más muertos tienen en el placard en este país.
PS: Para mí el peronismo son más preguntas que respuestas. Yo soy un
peronista cultural. Hay mil contradicciones. ¿Peronista de Lorenzo
Miguel o de Favio? ¿De Narvaja o de Jauretche?
—¿Y Cristina? ¿Les da miedo que asocien su humor al oficialismo por esa cuestión peronista?
DC: Ha pasado con el kirchnerismo que cuanto más uno y su sentido
crítico conocen lo que se opone al kirchnerismo, más uno se relaciona
favorablemente con él. Con el resto veo construcciones babeantes.
PS: Me chupa un huevo. De verdad. Siempre tienen que ver qué camiseta te ponen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario