jueves, 3 de enero de 2013

RAFAELA: Los fieles celebraron las lágrimas de la Virgen de Itatí


Ayer se cumplió un año de la primera vez que la Virgen de Itatí del barrio Villa Dominga comenzó a llorar. “Lo hizo todo el año, a veces más, otras veces menos. Pero no paró”, dijo Raquel Benítez, dueña del hogar donde se encuentra la estatua.

Los fieles celebraron las lágrimas de la Virgen de Itatí

 Esta fecha fue muy especial para todos los fieles del barrio Villa Dominga y de la ciudad en sí. Y sobre todo para Raquel Benítez, que tiene nada más ni nada menos en su casa, la imagen de la Virgencita de Itatí que hace un año comenzó a llorar.
El 2 de enero de 2012, la Virgen de Itatí del barrio Villa Dominga fue descubierta por su dueña en plena acción, derramando lágrimas en su altarcito. Y anoche los vecinos se juntaron a celebrar en la casa donde habita la Virgen.
Raquel se mostró feliz por este encuentro, donde se había planeado a priori, una peregrinación por el barrio, con la intención de que la gente que pueda ver a la Virgen. LA OPINION le pidió que relate el recuerdo de aquel 2 de enero del año pasado, cuando descubrió a la Virgen llorando: “aquella vez yo entré a la pieza para poder rezarle. Le quería pedir disculpas porque la tenía olvidada, no le daba tanta atención como se merecía. Entonces empecé a rezarle a mí manera y me di cuenta de que estaba mojada. Llamé a mi hermana que se acercó y la vio, y me dijo que eso eran lágrimas. Imaginate la emoción” expresó Raquel.
Aquella vez, en calle Buffa al 1.280, donde una imagen de la Virgen de Itatí estaba posada sobre un mueble, derramaba lágrimas de sus ojos, más allá de la Fe o del optimismo.
Esa tarde, las lágrimas verdaderas descendían de los ojos de la imagen de la Virgen María en ese altarcito improvisado que tienen Néstor y Raquel, dueños de una humilde vivienda, en pleno Villa Dominga.
En un plano más descriptivo, vale aclarar que las gotas no bajaban de la cabeza, de la boca, o de cualquier otro punto del rostro de la Virgencita, sino que inexplicablemente surgían de los mismos ojos de yeso, que intermitentemente se mostraban mojados o secos, ya que el llanto no era continuo sino de a ratos.
Y así se mantuvo durante todo el año. Fue un furor, no se detuvo nunca y siempre fue noticia.
Anoche las personas que concurrieron rezaron el Santo Rosario y una vez que retornaron al hogar, Néstor tiró una serie de fuegos artificiales conmemorando el aniversario de este hecho.

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