Los comercios del microcentro
están saturados de robos. Tienen filmados los atracos de los que son
blancos habituales y guardan las fotos de las mecheras debajo del
mostrador para que los empleados puedan reconocerlas con la intención de
evitar su ingreso a los locales.
Los comercios del microcentro están
saturados de robos. Tienen filmados los atracos de los que son blancos
habituales y guardan las fotos de las mecheras debajo del mostrador para
que los empleados puedan reconocerlas con la intención de evitar su
ingreso a los locales. Impactados, algunos trabajadores quedan con
pánico después de haber estado frente a frente con un arma. Por eso,
desde la Asociación Empresaria gestionan una audiencia con el ministro
de Seguridad de la provincia, Leandro Corti.
"Hay temor", confirmó el presidente de
la entidad, Elías Soso, quien dijo recibir como caja de resonancia la
preocupación de los comerciantes del centro y los barrios. "Decir estas
cosas no se debe tomar como evaluación negativa, los dirigentes tenemos
la obligación de transmitir lo que expresa la sociedad, pasamos el tamiz
a los rasgos exagerados y después lo hacemos público", consideró. Y
dijo que se llegará hasta las autoridades por el "derecho a peticionar".
Según Soso, la gente vive una honda
preocupación y es momento de asumirla "antes de que se termine por
justificar la mano dura, la sociedad está entrando en un tramo que va en
detrimento de los pobres que salen a robar", argumentó antes de
destacar que a la audiencia con el ministro Corti no sólo se llevará la
realidad de la ciudad, sino que se ventilará la angustia que viven
comunidades de la región, como Venado Tuerto y Villa Constitución.
En el corazón del centro rosarino no
hay cuadra que se salve, todas pasaron por la experiencia negativa de
recibir a quienes viven de lo ajeno. "Vienen a buscar plata como quien
va a un cajero, es una modalidad de vida que ya tienen, es muy difícil,
no sabemos cómo se puede encarar este tema", analizaron en reserva de su
identidad para evitar posibles represalias.
Por el momento, los comerciantes se sienten "descorazonados" con la situación que no cesa y ya no denuncian los casos.
14 robos. Muchos
locales hasta pueden numerar los atracos y hay quienes exhiben el
angustiante promedio de diez asaltos por año, aunque superados por un
local de comidas que ya lleva 14 robos. Además agregan un dato, suelen
ser testigos preferenciales de las corridas por arrebatos que se dan en
las veredas cuando los delincuentes arrancan carteras o cadenitas a los
transeúntes sorprendidos.
Ineludible. Para Soso,
hay una preocupación ineludible, qué hacer en el corto plazo mientras
avanzan soluciones integrales y complejas en el sustrato de la sociedad
que supo engendrar bolsones de marginados "con jóvenes que no vieron
trabajar nunca al padre ni al abuelo". En esta etapa, explicó, debe
aplicarse en forma estricta la ley sin que signifique ir en contra de
los derechos elementales de las personas.
"Las decisiones que hay que tomar son
para el mientras tanto, hasta que en el país se profundice la
distribución del ingreso", insistió Soso.
Y dijo que, en paralelo a la exigencia
de respeto a las normas y a la ley, la sociedad debe asumir los roles y
generar condiciones de trabajo. "Esto no se resuelve en un día", evaluó
antes de pasar revista a las distintas modalidades que asumen los
delitos en las zonas céntricas y en los centros comerciales.
"Hay inseguridad, es evidente y ya está
entrando la etapa del temor social", analizó el dirigente empresarial.
También señaló que no puede pasar inadvertido que la delincuencia avanza
en "ese margen de humanización que tiene la aplicación de las normas de
una forma que extralimita el espíritu mismo de la ley".
Blíndex, personal de seguridad,
imágenes de los delincuentes (tomadas con las cámaras de vigilancia) y
otras estrategias internas que no especifican para que no pierdan
eficacia, son algunas de las formas con las que los comerciantes
intentan algún nivel de protección. Además, claro está, siempre queda el
recurso de trabar las puertas con llave, a dos cuadras de la peatonal
Córdoba, cuando cae el sol y hasta la hora del cierre.
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