sábado, 28 de abril de 2012

INFORME: Bullying, una violencia silenciosa

La cargada persistente, reiterada; el asedio permanente; las bromas pesadas; la burla. El hostigamiento entre escolares tiene nombre, historia y, lamentablemente, cada vez una presencia mayor, como otra manifestación de un campo social impregnado de violencia. Testimonios y opiniones acerca de bullying en Paraná. Chicos que sufren en la escuela.

 Sergio está por cumplir 14 años, es un chico inteligente, sensible y rápido para resolver cualquier desafío que le presentan sus docentes en forma de problemas matemáticos o consignas de cualquier tipo. Sergio es, además, un pibe que rehúsa a engancharse en problemas, no le gusta confrontar y mucho menos pelear, verbal o físicamente. No le salen las respuestas cuando lo buscan con malicia, con saña. Por eso, justamente, calcula su mamá, ya sobre el final de la escuela primaria, un grupito de compañeros, algunos de ellos mayores a la edad que correspondía al grado en cuestión, lo tomaron, sistemáticamente, de blanco. Blanco de chistes ofensivos, de golpes al pasar, de bromas que contemplaban esconderle sus útiles, ensuciarle su mochila, quitarle la cartuchera, dejarlo mal parado frente a los demás. Lo peor, con frecuencia, era la hora de educación física, donde los más hábiles para el juego, le marcaban desdeñosamente la diferencia que podían conseguir en fuerza o velocidad respecto de él.
Sergio no quería contar nada y se guardaba las angustias como podía, hasta que con mucha insistencia sus padres lograban saber una parte al menos de su padecimiento en la Escuela Del Centenario de Paraná. Tan mal la pasaba el chico que se plantó en firme para no ir al viaje de estudios, entonces sus padres fueron a hablar con los directivos y los directivos dijeron que eran casos puntuales, que se podía manejar, que insistieran para que el niño no se perdiera Carlos Paz. Y el niño fue. Pero la historia siguió igual en otra parte. Los cambios de escenario, muchas veces, no cambian nada, cuando los protagonistas son idénticos, los mismos.
Hace algunos días Alejandra, otra mamá de adolescentes, recibió un mail de la directora de la escuela de sus hijos. La docente compartía en el mensaje una nota publicada en La Nación, el 12 de abril, titulada Bullying, un drama que crece en silencio y era acompañado de un acápite que enunciaba: “Los especialistas en el tema del acoso escolar afirman que debe mejorarse la prevención en el aula y capacitar a los profesores”.

MÁS CASOS. Hace pocas semanas se conoció el caso de un alumno de la Escuela Normal que sufrió desplazamiento de caderas, a raíz de una broma pesada que terminó en susto: el chico estaba merendando una factura en el patio, cuando un compañero vino por delante y otro se hincó por detrás sin que él pudiera advertirlo; con un empujón preciso fue suficiente, el propósito era, claro, dejar en ridículo a la víctima con una caída zonza. En este caso, como la víctima tenía su mano libre escondida en el bolsillo, no tuvo tiempo de amortiguar el impacto y terminó inmovilizado de dolor y debió ser trasladado en ambulancia a un centro asistencial.
Escuelas primarias y secundarias, públicas y privadas, céntricas y periféricas. El acoso u hostigamiento escolar atraviesa todo el espectro del ámbito educativo, a veces incluso frente a la mirada desatenta de los docentes. Vanina, por ejemplo, recurrió en varias oportunidades a los directivos del Colegio Don Bosco para encontrar una solución respecto del drama que vivía su hijo frente a compañeros que día tras día encontraban la forma de incomodarlo o ponerlo en ridículo frente a los demás.
“Hablé desde el primer momento, pero nunca hicieron nada. Y él no quería que yo hable, porque después era peor”, narró la mamá. Los peores días, los más aciagos, acontecían cuando había clase de educación física, entonces el joven siempre terminaba desalojado de los equipos diseñados a elección de sus compañeros. Siempre afuera, siempre solo.
En los primeros días de abril, en Temperley, provincia de Buenos Aires, un chico de 12 años se suicidó con un disparo en la sien luego de que la directora de la escuela a la que concurría le negara el permiso para dejar de asistir a la hora de educación física, epicentro de continuos malos tratos. Hace nada más que una semana, en Paraná, la responsable del consultorio adolescente que funciona en el Hospital San Roque, Guillermina Sportuno, revelaba para EL DIARIO que el 40% de muertes adolescentes son por causas prevenibles y entre ellas están a la cabeza accidentes y suicidios.

ENREDARSE. “En la Departamental no hemos recibido esos casos, sé que se detecta más a un nivel institucional”, señaló el director departamental de escuelas del Consejo General de Educación (CGE), Roque Caviglia, y por otra parte admitió que “en el aula es eterno, siempre existió y en todos los niveles, en primario y secundario” este tipo de problema.
Para Caviglia está claro que la herramienta natural que tiene el profesor o maestro que detecta hostigamiento entre escolares es el diálogo hacia el interior del aula, aunque también destacó los nuevos dispositivos que presenta el CGE para conflictos de esa naturaleza. En especial, el programa Enredarse, que dirige Adriana Gendler.
“Lo que nosotros hacemos es un abordaje de la convivencia escolar con herramientas de resolución pacifica de conflictos”, puntualizó Gendler en diálogo con EL DIARIO y diferenció que “cuando hay algún caso de bullying es una cuestión que se tiene que detectar e intervenir el colegio”.

MEDIACIÓN Y DIÁLOGO. En ese sentido, la especialista fue muy clara para resaltar que los casos particulares se deben trabajar en el interior de la escuela con las herramientas que se vienen desarrollando a través del Consejo General Educación y que incluye la posibilidad de mediaciones adaptadas al ámbito.
“Hay una nueva visión del conflicto, de tomar parte, priorizar el diálogo y la comunicación, priorizar el trabajo con las emociones, el desarrollo de las habilidades sociales para abordar los conflictos desde otro lugar”, especificó.
En la actualidad, frente a los problemas de convivencia escolar, entre los cuales se incluyen los casos de bullying, hay dos alternativas claras y posibles: una es la mediación adaptada al ámbito educativo, que incluso pueden vehiculizar los propios alumnos y la otra son los acuerdos escolares de convivencia, que contemplan medidas educativas o reparadoras para quienes transgredan las normas pautadas.
En ese sentido, la titular de Enredarse señaló que a diferencia de otras etapas, en que no era necesario explicitar cuáles eran las reglas de convivencia, lo que estaba bien o mal en el ámbito del colegio, ahora resulta indispensable redactar, explicitar y repetir las normas de convivencia.
Por otra parte, Gendler destacó la importancia de “estar más alertas y más atentos e intervenir por el simple hecho de preguntar qué es lo que está pasando. Está muy bien preocuparse por los contenidos, pero también la convivencia se enseña y se aprende. Los valores se enseñan a través de las propias prácticas que vamos transmitiendo a nuestros hijos en primer lugar y a nuestros alumnos.



QUÉ ES

Se conoce como bullying al hostigamiento escolar entre alumnos, referido a cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.
El término es relativamente nuevo, pero el problema es antiquísimo, aunque en la actualidad se ve potenciado por la violencia que se aloja en el cuerpo social y tiene sus manifestaciones, frecuentes y tremendas, en el universo escolar. Cualquier ex alumno de cualquier escuela de Paraná, seguramente recordará una cara o un nombre cuando se emite la frase hostigamiento escolar. Ya sea de víctimas o victimarios. Y el drama persiste y avanza, muchas veces, sin intervención alguna de los mayores responsables, a no ser que el afectado pueda hablar, tome una decisión más drástica o algunas de esas actitudes de acoso concluyan en un mal mayor.

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