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domingo, 18 de diciembre de 2011

SAN LORENZO/A tres meses de su desaparición, crece el enigma en torno al caso Perassi

Nada volvió a saberse de ella y el caso, que mantiene intrigado tanto a los investigadores como a la opinión pública, sigue dejando un sinnúmero de interrogantes y pocas explicaciones de cómo puede una persona esconderse tanto tiempo o cuál fue el verdadero destino de esta mujer.

A tres meses de su desaparición, crece el enigma en torno al caso Perassi

Hace hoy exactamente tres meses, el domingo 18 de septiembre, Paula Perassi, de 34 años, dejaba su casa en San Lorenzo. Nada volvió a saberse de ella y el caso, que mantiene intrigado tanto a los investigadores como a la opinión pública, sigue dejando un sinnúmero de interrogantes y pocas explicaciones de cómo puede una persona esconderse tanto tiempo o cuál fue el verdadero destino de esta mujer.
La causa sigue siendo averiguación de paradero, ya que Paula se fue por propia voluntad, y desde ese momento no hubo llamados extorsivos, ni se encontró el cuerpo de una mujer. Pero ella tampoco volvió a tener más comunicaciones con su familia, que por todos los medios ha hecho saber su preocupación.
Paula está casada, se supo que el matrimonio estaba desgastado y ella además tenía un amante. Era madre de dos varones de seis y dos años, y bien vale preguntarse si de la noche a la mañana pudo haber tomado la decisión de abandonar a sus hijos y seguir su vida sin verlos nunca más.
Otra duda es si alguien se puede esconder durante tres meses en una zona no muy amplia compuesta por las ciudades de San Lorenzo, Puerto San Martín y Timbúes, que es donde se la busca, sin que los investigadores puedan dar con ella. O, si pasó lo peor, alguien cuente con la logística necesaria para hacer desaparecer un cuerpo sin dejar rastros, y si así fuera, hasta dónde puede llegar un pacto de silencio entre los posibles involucrados.
El caso. El 18 de septiembre, después de recibir una llamada desde una cabina pública cercana a su casa, Paula salió de su domicilio en la zona céntrica de San Lorenzo, con el pretexto de buscar la tarea para uno de sus hijos. Nunca regresó.
Al día siguiente su esposo, Rodolfo Ortíz, radicó una denuncia, y desde allí comenzó la investigación que incluyó entrecruzamientos de llamadas, redes sociales, y hasta el testimonio de una médica de la ciudad de Rosario, quien confirmó un embarazo de seis semanas al momento de la desaparición.
Lo cierto es que además de esto hubo una persona demorada, Gabriel E., un empresario de Puerto General San Martín, y hasta un allanamiento en la localidad bonaerense de General Rodríguez, donde vive un amigo de este último pero no se pudo dar con Paula.
Otra relación. Con el correr de la investigación se supo que la mujer mantenía una relación con Gabriel E., de Puerto Gral. San Martín, y amigo de la familia de la mujer. Cuatro días antes de su desaparición, la policía confirmó que desde el Santario Británico de Rosario, le comunicaron a la mujer un embarazo de seis semanas. Precisamente después de este hecho las pericias indican que las llamadas y mensajes entre el teléfono de Paula y Gabriel aumentaron en forma considerable.
Si bien se pudo establecer que minutos antes de salir de su casa Paula recibió un llamada de un locutorio cercano, cuando se requirieron las imágenes de las cámaras de seguridad del local de servicio telefónico, estas ya habían sido borradas. Otro dato sorprendente es un mensaje que llegó desde el celular de la mujer al de Gabriel, donde ella decía que estaba bien y que se marchó a la provincia de San Juan.
Demorado. Con todos estos elementos se demoró a Gabriel E., pero después de algunas horas recuperó su libertad. En un principio trascendió que el hombre habría intentado negar la relación que mantenía con la mujer, hecho que finalmente reconoció ante el juez.
En el marco de la investigación, tanto el marido de Paula como el supuesto amante fueron entrevistados por el gabinete psicológico de la Unidad Regional XVII, y las conclusiones de los profesionales obran en poder de la Justicia.
Ahora, las TOE. Desde la desaparición de Paula se realizaron poco menos de 20 allanamientos; entre testimoniales e informativas se tomaron casi 30 declaraciones, y tanto el amante de la mujer como un empleado de confianza de este estuvieron demorados, pero hasta el momento no hay delitos para imputarles, aunque aún siguen bajo la lupa de la Justicia.
   Además, en los últimos días se ordenaron nuevas pericias. La sección Perros de la Unidad Regional II de Rosario encontró rastros de Paula en una garita de Puerto General San Martín. En esta ciudad, un menor, hijo del amante, dijo haberla visto semanas atrás con otras personas en un bar de Timbúes, donde estuvo con dos hombres durante la tarde de su desaparición, y en la casa del empleado de confianza del Gabriel E.
   En las últimas horas, el juez de Instrucción de San Lorenzo, Eduardo Alfredo Filocco, dispuso la intervención de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) para continuar con la investigación del caso, y esta semana habrá una serie de testimoniales a personas que ya declararon en la policía, entre las que figuran la esposa del amante de Paula y el amigo de General Rodríguez.
Los teléfonos. En el marco de la investigación se supo que Paula tenía dos teléfonos celulares, uno propio y otro que usaba para comunicarse con su amante. En realidad le había pedido un aparato a una de sus hermanas, con la excusa de que el suyo estaba roto, pero usaba un chip cuyo número termina en 414, para comunicarse con Gabriel E.
   El celular habitual de Paula se apagó a las pocas horas de salir de su casa el 18 de septiembre, pero el otro, con el que mandó un supuesto mensaje de que se iba a San Juan, se apagó el día 20, entre San Lorenzo y Puerto San Martín, por lo que se descarta su presencia en San Juan, al momento de enviar el texto.
   El último día, Paula salió de su casa por la tarde y, según un testigo, viajó en colectivo hasta la vecina localidad de Timbúes, hecho este también confirmado por otro testigo y corroborado por el rastreo los perros. Allí estuvo en el local Viejo Bar, ubicado sobre la ruta 11, acompañada por dos hombres. Uno de ellos, el empleado del amante, fue reconocido por el testigo. Después de eso regresó a su casa en San Lorenzo y por la noche, antes de las 22, se fue. Desde aquel domingo 18 de septiembre, no se supo más de ella.

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