El hecho ocurrió alrededor de las 2:15 de la helada madrugada del domingo, a pocas cuadras de la comisaría de esa localidad situada 90 kilómetros al norte de Reconquista, por la línea de la ruta 11.
La inusual violencia protagonizada por los dos núcleos familiares en pugna, se desató al momento en que Héctor Salinas (25) y su hermano, arribaron al domicilio de Roberto Andrés Barría (32).
Barría acababa de llegar a su morada – también en compañía de un hermano -, después de un día de juerga en un boliche del pueblo. Los Salinas bajaron del auto en que se conducían insultando y efectuando disparos de arma de fuego contra la casa de Barría. Mataron a la perra que ladraba, destrozaron la puerta de la humilde vivienda y cuando Roberto Barría abrió la puerta, intempestivamente le descerrajaron un escopetazo en medio de la frente que lo tiró por el piso bañado en sangre.
La respuesta de los atacados fue inmediata. Empuñando una escopeta calibre 16, uno de los integrantes de la familia Barría, salió en defensa del familiar caído en el umbral de la casa. Disparó cegado por la desesperación contra Héctor Salinas pero solo logró que los perdigones le rozaran el cuero cabelludo, aunque tiró a matar.
De acuerdo al testimonio de Margarita Castillo, la esposa del baleado Roberto Barría, el que manipulaba impunemente el arma larga que hirió a su marido, habría sido el hermano de Héctor Salinas. El acusado habría sido el autor de los reiterados disparos contra la puerta de la humilde vivienda, que es habitada por la pareja y cuatro niños menores de 14, 13, 10 y 7 años, hijos de la pareja.
El cuadro se vuelve aún más insoportable al tomar conciencia de que los menores presenciaron la balacera y el desenlace. Vieron a su padre entre estertores, agonizante, una escena que se extendió hasta tanto la policía y los bomberos de Las Toscas, acudieron al lugar.
Estado desesperante
Roberto Barría fue trasladado de urgencia al hospital de Las Toscas - la ciudad se ubica a escasos 8 kilómetros al norte de Tacuarendí - donde se le practicaron las primeras curaciones. Pero el estado desesperante del herido obligó a los médicos a trasladarlo al efector regional de salud de Reconquista. Ingresó al nosocomio en estado gravísimo, con pérdida de masa encefálica y signos vitales disminuidos.
Según lo relatado por allegados, ambas familias viven en el mismo barrio de Tacuarendí, pero mantienen “una rivalidad desde hace mucho tiempo. En la tarde del sábado estuvieron jugando al fútbol, luego fueron a un bar a beber. Estuvieron allí hasta las 2 cuando comenzaron las discusiones por viejas rencillas, que se refrescan con el alcohol”.
Al parecer, se habrían desafiado mutuamente a dirimir sus hombrías el domicilio atacado de los Barría. Minutos después se encontraron y produjeron el hecho de sangre que investiga la justicia de Instrucción de Reconquista. Este lunes permanecían detenidos e incomunicados los hermanos Salinas y el Barría que quedó en pie.
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