Por mejores calificaciones o por
algunos pocos pesos el docente de Reconquista, mantenía relaciones
sexuales con sus alumnos. Actuaba junto a un supervisor de la Región de
Educación en la vivienda de la escuela.
El proceso judicial tomó largos 9 años y el docente pasará el primer
fin de semana tras las rejas luego de conocerse la condena definitiva.
La Cámara Penal de Apelaciones confirmó la condena de primera instancia a un docente que trabajaba en la Escuela Yapeyú de Reconquista, acusado de corrupción de menores a los que les ofrecía dinero y mejores calificaciones a cambio de sexo utilizando el mismo ámbito escolar para “levantar” a los adolescentes que luego debían pasar por la casa de otro docente que además era supervisor del Ministerio de Educación y juntos usaban una vivienda estatal que está dentro del predio de la escuela y que era conocida como “la casa del director”.
El supervisor Efrén Velazquez también estaba enjuiciado pero murió antes de recibir condena en mano de adolescentes que le dieron un garrotazo cuando los invitó a su casa a mantener relaciones por dinero.
Julio Fernández actualmente con 48 años pasa sus primeras horas de lo que serán varios años en la cárcel, condenado por corrupción reiterada de menores agravado por su condición de educador.
Cuando el caso se había judicializado, en Agosto de 2003, los docentes fueron detenidos pero la lenta justicia dejó vencer todos los plazos y debió liberarlos porque nunca se resolvió la situación mediante un juicio.
En aquel momento Velazquez había sido echado de la casa que ocupaba dentro de la escuela y se fue a vivir a una vivienda en Barrio América donde finalmente sufrió el ataque de los adolescentes que terminaron con su vida. Los había invitado a mantener relaciones sexuales por dinero a pesar de las restricciones que le había impuesto la justicia cuando lo dejó en libertad. Cosa que nadie controló.
La causa solo avanzó sobre Fernández y 9 años más tarde la cámara penal confirmó la condena de 12 años de prisión y dispuso su inmediata detención. Fernández se presentó solo para comenzar a cumplir la condena que lo dejará tras las rejas durante largos años.
Judicialización del caso
La primera denuncia fue la de una madre cuyo hijo había caído en las manos de este docente abusador. El chico le contó lo que estaba pasando a su hermana y esta decidió hablar con la madre que inmediatamente realizó la denuncia y luego la hizo pública.
La publicación en los medios hizo que el tema sea hablado en los ámbitos familiares y más chicos se animaron a contar el calvario que estaban viviendo producto del abuso del docente y el supervisor.
También los vecinos comenzaron a aportar datos sobre los horarios en los que se vehía ingresar a los adolescentes a “la casa del director” y contaron que “se escuchaba música fuerte” hasta altas horas de la madrugada.
Las víctimas contaron a la justicia que el docente Fernández les ofrecía sexo oral y que el supervisor Velazquez ofrecía más dinero le practicaban sexo anal.
En aquel momento los dos acusados negaron los hechos pero los relatos de los adolescentes coincidían.
Algunos alumnos contaron que Fernández incluso les daba los exámenes escritos a los adolescentes que lo visitaban habitualmente en la vivienda donde se armaban las fiestas sexuales.
Antinatural
El Juez en su resolución dijo que “la conducta de los imputados, aunque consentida, promovió la corrupción de los menores, por la edad con que contaban, ya que se trataba de la realización de actos sexuales entre personas del mismo sexo, resultando tal circunstancia una deformación –por antinatural- de lo que debía ser una práctica sexual normal; es decir entre un hombre y una mujer”.
La Cámara Penal de Apelaciones confirmó la condena de primera instancia a un docente que trabajaba en la Escuela Yapeyú de Reconquista, acusado de corrupción de menores a los que les ofrecía dinero y mejores calificaciones a cambio de sexo utilizando el mismo ámbito escolar para “levantar” a los adolescentes que luego debían pasar por la casa de otro docente que además era supervisor del Ministerio de Educación y juntos usaban una vivienda estatal que está dentro del predio de la escuela y que era conocida como “la casa del director”.
El supervisor Efrén Velazquez también estaba enjuiciado pero murió antes de recibir condena en mano de adolescentes que le dieron un garrotazo cuando los invitó a su casa a mantener relaciones por dinero.
Julio Fernández actualmente con 48 años pasa sus primeras horas de lo que serán varios años en la cárcel, condenado por corrupción reiterada de menores agravado por su condición de educador.
Cuando el caso se había judicializado, en Agosto de 2003, los docentes fueron detenidos pero la lenta justicia dejó vencer todos los plazos y debió liberarlos porque nunca se resolvió la situación mediante un juicio.
En aquel momento Velazquez había sido echado de la casa que ocupaba dentro de la escuela y se fue a vivir a una vivienda en Barrio América donde finalmente sufrió el ataque de los adolescentes que terminaron con su vida. Los había invitado a mantener relaciones sexuales por dinero a pesar de las restricciones que le había impuesto la justicia cuando lo dejó en libertad. Cosa que nadie controló.
La causa solo avanzó sobre Fernández y 9 años más tarde la cámara penal confirmó la condena de 12 años de prisión y dispuso su inmediata detención. Fernández se presentó solo para comenzar a cumplir la condena que lo dejará tras las rejas durante largos años.
Judicialización del caso
La primera denuncia fue la de una madre cuyo hijo había caído en las manos de este docente abusador. El chico le contó lo que estaba pasando a su hermana y esta decidió hablar con la madre que inmediatamente realizó la denuncia y luego la hizo pública.
La publicación en los medios hizo que el tema sea hablado en los ámbitos familiares y más chicos se animaron a contar el calvario que estaban viviendo producto del abuso del docente y el supervisor.
También los vecinos comenzaron a aportar datos sobre los horarios en los que se vehía ingresar a los adolescentes a “la casa del director” y contaron que “se escuchaba música fuerte” hasta altas horas de la madrugada.
Las víctimas contaron a la justicia que el docente Fernández les ofrecía sexo oral y que el supervisor Velazquez ofrecía más dinero le practicaban sexo anal.
En aquel momento los dos acusados negaron los hechos pero los relatos de los adolescentes coincidían.
Algunos alumnos contaron que Fernández incluso les daba los exámenes escritos a los adolescentes que lo visitaban habitualmente en la vivienda donde se armaban las fiestas sexuales.
Antinatural
El Juez en su resolución dijo que “la conducta de los imputados, aunque consentida, promovió la corrupción de los menores, por la edad con que contaban, ya que se trataba de la realización de actos sexuales entre personas del mismo sexo, resultando tal circunstancia una deformación –por antinatural- de lo que debía ser una práctica sexual normal; es decir entre un hombre y una mujer”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario