miércoles, 25 de abril de 2012

PARANÁ: Alrededor de 50.000 personas fueron bendecidas por el padre Ignacio

Miles de creyentes recibieron la sanación del Padre Ignacio. La homilía comenzó poco antes de las 16, bajo una tímida lluvia, y fue el punto de partida que precedió al desfile hacia el interior del templo.

 

Miles de fieles recibieron la sanación del Padre Ignacio Peries, en una jornada de profunda emoción y signada por la fe que se desarrolla en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en la ciudad de Paraná.

La homilía que comenzó minutos antes de las 16 resultó el punto de partida que precedió al desfile de miles de personas hacia el interior del templo.

A paso lento, algunos con la dificultad de transportarse en sillas de ruedas, fueron apareciendo por una de las puertas de salida.

Una señora, visiblemente emocionada, le dijo a UNO: “Soy de Paraná, me fue bien, me siento muy bien. Hemos venido con mi marido”, dijo mostrando su fotografía en el Documento Nacional de Indentidad.

Mientras una lluvia tímida amenazaba con empañar una jornada histórica para los seguidores del Padre Ignacio, una pareja compartió su experiencia de fe y el significado de haber estado junto al cura sanador. “Fue una sesanción hermosa porque nos unió las cabezas y porque pedí por mis tres hijos. Él nos hizo una señal y fue algo muy lindo”, expresó Marta.

La mujer que se encontraba acompañada por su marido manifestó que “nos vamos muy contentos”. Por otro lado recordó que “una vez fuimos a Rosario, hace muchos años”, al tiempo que su marido, llamado Waldo, le apuntó que “al principio la espera fue un poco larga, pero después pudimos pasar sin problemas”.


Si bien la desconcentración de los fieles se hizo en forma ordenada, coordinada por la Policía de Entre Ríos, personal de Bomberos Voluntarios y servidores del Colegio Mercedarias, un puñado de la gente que esperaba por ingresar protagonizó un caldeado cruce verbal que demandó la intervención de los encargadados de la organización.

Es que algunas personas se quejaban porque un grupo ubicado cerca de la puerta principal del templo no respetaban su turno, por lo que unos de los “servidores” que acompañan a Ignacio en cada misa que oficia en Rosario encaró a la muchedumbre. “No queremos que haya una estampida, por lo que quiero que me hagan caso y así todos van a recibir la bendición del Padre”, enfatizó. La mayoría de los presentes entendió el mensaje y así se pudo resolver uno los pocos inconvenientes suscitados durante la tarde.

“Para mí con verlo ya está”, balbuceó una mujer en la explanada de la parroquia. “Venimos a pedir por él, por la familia, por más trabajo, por nuestras hijas. Cada vez que vengo salgo sana; es todo para mí”, recalcó acompañada de su marido que se transportaba en silla de ruedas. Sobre el tiempo que le demandó la espera acotó: “Estabámos desde las 10.30 y a partir de las 15 me puse en la cola de los discapacitados. Pero todo se hizo muy bien”.

Consultada por el momento vivido junto al sacerdote sostuvo que “él no dice nada, solo las chicas que colaboran con él. Lo que te da siempre es el agua bendita, la oración, y la bendición que recibe el enfermo”.

Para muchos la espera parecía hacerse interminable, aunque con la fe actuaba como bálsamo para el cansancio, los dolores y hasta la angustia de esta a pocos metros del hombre que moviliza a multitudes.

“Es la primera vez que vengo. La verdad que ver a tanta gente con tanta necesidad y que cree en el poder de Dios. Cuando pedimos con fe, creemos en Dios, sabemos que va a obrar en cada una de las personas”, aseveró una mujer, que marchaba junto a su madre, enferma de diabetes.

La señora unió la localidad de Concordia con Paraná únicamente para asistir a la misa celebrada en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús.

Además agregó que llegamos a “las 13 al templo e ingresamos alrededor de las 16” a la vez que agregó que “nos vamos contentos porque a pesar del tiempo hubo una muy buena organización”.

Uno de los momentos más emocionantes quedó reflejado en el rostro de una mujer, conmovida hasta el llanto, que solo atinó a decir “lo vivimos con mucha fe”. Acto seguido confesó que el sacerdote le dijo que “él -por su hijo- va a volver a estar bien y me abrió la mano y me puso esto”, mientras mostraba una medalla con la imagen de la Virgen.

“Creo que fue Jesús el que escuchó”, describió la mujer oriunda de Santa Fe.

Si bien se trata de datos extraoficiales, tanto personal de la Policía de Entre Ríos como la organización estimaban que la concurrencia se calculaba en alrededor 50.000 personas y que en principio la actividad se extendería hasta horas de la madrugada.

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