A nueve años de ser separado de
su puesto en medio de un brote de hepatitis B que causó la muerte de
nueve pacientes, el nefrólogo Osvaldo Rodenas retomó la conducción de la
unidad de diálisis del Hospital Centenario.
La Capital |
A nueve años de ser separado de su
puesto en medio de un brote de hepatitis B que causó la muerte de nueve
pacientes, el nefrólogo Osvaldo Rodenas retomó la conducción de la
unidad de diálisis del Hospital Centenario. La decisión fue resuelta por
un decreto del Ministerio de Salud provincial (ver aparte) tras
cerrarse las investigaciones judiciales y administrativas que pesaban
sobre el profesional, quien también había sido acusado de estafa a la
administración pública con la compra de insumos. El médico fue
sobreseído de esa causa penal y, pese a las quejas de un grupo de
pacientes que juntan firmas para que sea removido, asegura que su
regreso es "una forma de reivindicación personal y social".
"Volví sin recelo ni resentimiento. No
tomo esto como ninguna revancha. Es simplemente que, habiéndome sometido
a todas las posibilidades que tuvo la Justicia, nunca se demostró si
era culpable o inocente de algo", dijo Rodenas al ser consultado por La
Capital en la unidad de diálisis del Centenario, adonde regresó tras
permanecer nueve años en forma preventiva el Hospital Eva Perón.
"En 2003 hubo una situación estructural
que coadyuvó en el problema pero me hicieron responsable a mí solo.
Volver me parecía lo lógico, una reivindicación frente a mi familia. Hoy
conocí la sala de diálisis que proyecté hace muchos años", insistió. El
profesional regresó a la conducción del área el 5 de junio pasado.
Según indicó, un dictamen del ministro de Salud provincial, Miguel Angel
Cappiello, lo había restituido en el cargo el 26 de abril pero hubo que
resolver cuestiones administrativas que frenaban su regreso.
El retorno movilizó a un grupo de
pacientes que juntan firmas para pedirle a las autoridades de Salud que
Rodenas no permanezca al frente del servicio. "No le podemos hacer un
cartelito de bienvenida", planteó ayer el paciente Raúl Torrijo (ver
aparte).
Rodenas responde que fue desligado de
todas las acusaciones, que el principio de inocencia juega en su favor y
que en mayo la Fiscalía de Estado lo desvinculó de las actuaciones
administrativas en su contra. "No me parece bien estimular a los
pacientes en contra de alguien. Montarme en eso sería una estupidez.
Tengo relación con todos los pacientes y trato de coexistir de la mejor
manera posible", replicó.
La historia.Rodenas
fue jefe del servicio de Nefrología, Diálisis y Trasplantes del
Centenario cuando se desató un brote de hepatitis B a raíz del que
murieron nueve pacientes y otros 7 se infectaron a principios de 2003.
Los primeros casos se detectaron en febrero, cuando se constató que se
trataba de una variedad agresiva de la hepatitis B, que se contagia a
través de la sangre o relaciones sexuales. Entonces las autoridades del
hospital aludieron a una posible "falla humana" para explicar los
contagios.
En mayo de ese año, justo cuando tomaba
estado público la situación, el entonces ministro de Salud, Fernando
Bondesío, anunció el inicio de una investigación administrativa contra
el servicio de diálisis por un exceso de gastos de unos 250 mil pesos.
Rodenas fue acusado de una supuesta compra de insumos sobrevaluados y en
cantidades mayores a las requeridas en la sala de hemodiálisis a la
firma Medical Argentina.
Según la acusación, el excedente de lo
comprado era derivado a otros efectores de Salud donde Rodenas prestaba
servicios a través de la firma Nefrored. Se inició una investigación en
el juzgado de Instrucción entonces a cargo de Carlos Carbone por
presunto fraude a la administración pública, pero nada llegó a probarse y
el médico fue sobreseído de la acusación.
El descargo. Rodenas
sostiene que se sometió a tres auditorías que no constataron
irregularidades: "Contaron hasta el último comprimido y ampolla del
servicio. Medical Argentina se presentaba a una licitación con distintos
oferentes. Lo único que yo hacía era aconsejar una empresa por calidad y
precio, pero la decisión la tomaba el consejo del hospital".
Con respecto a las muertes por
hepatitis B, Rodenas planteó que no fue acusado judicialmente y que el
brote "debe situarse en un contexto. En 2001 comenzó la crisis de
materiales, una gran masa de gente sin cobertura social incrementó la
demanda y durante dos años no hubo vacunas ni reactivos para hepatitis
B, C y HIV. Reclamé sistemáticamente al hospital por ese tema. Pero no
podíamos dejar de incorporar pacientes nuevos. Si no se dializaban se
morían", señaló.
El médico descartó que el contagio se
haya dado a través de la máquina: "Las máquinas no realizan otra
diálisis si no están esterilizadas", dijo, y deslizó que el contagio con
sangre contaminada podría haber ocurrido por alguna "falta de cuidado".
"El virus B mutante es muy raro y
además afectó a pacientes en diálisis, que en general están desnutridos.
Tengo mis serias dudas de que ese virus haya aparecido de la nada. Lo
extraño es que formé el comité de crisis y en un momento pasé a ser el
único culpable. Tuve la misma sensación que en esos dibujitos donde
están todos en hilera, de repente todos dan un paso para atrás y queda
uno al frente", manifestó.
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