El proceso está en el Tribunal Oral Federal de Santa Fe, aunque el caso es de El Trébol. La chica alternaba en un local regenteado por la acusada y tenía un documento falso. La víctima tenía 16 años cuando en una whiskería a la vera de la ruta 13 fue obligada a hacer copas, lo que en la jerga significa dialogar, vender tragos y mantener relaciones sexuales con los clientes.
Una mujer de 65 años oriunda de Santa Fe, acusada de explotar sexualmente a una menor en una whiskería de El Trébol comenzó a ser sometida ayer a un juicio oral y público. El proceso, que lleva adelante el Tribunal Oral Federal (TOF) de Santa Fe, es el cuarto desde la vigencia del artículo del código penal que reprime esta forma de explotación. La víctima es una santafesina que tenía 16 años cuando fue reclutada en la capital provincial para luego ser obligada a ejercer la prostitución en el cabaret "Unicornio", ubicado a la vera de la ruta 13, en la ciudad de El Trébol. Hace exactamente un año, una comisión policial de la Agrupación Unidades Especiales de la Unidad Regional XVIII, departamento San Martín, irrumpió en el local nocturno ubicado al noroeste de la planta urbana trebolense. Por orden del entonces juez de Instrucción Correccional y Penal de San Jorge, Eladio García, los controles a los locales nocturnos debían ser rutinarios. El procedimiento. Eran las 23.45 del 3 de octubre de 2010 cuando las luces de neón del cartel de ingreso iluminaron los rostros de los investigadores. Las pupilas llamaron a la responsable del local que se identificó como Victoria Matterzon. Los uniformados le dijeron que harían una inspección sobre la documentación de las "meseras" a lo que la encargada, apodada "Vicky", accedió sin inconvenientes. La primera en entregar su documentación fue Cintia C., quien dijo tener 18 años y exhibió su DNI. Para los policías el rostro de la chica no condecía con la edad que señaló, por lo cual analizaron el documento en detalle. Inmediatamente notaron que el film que recubre una de sus páginas había sido seccionado para cambiar la foto y luego reparado con cinta adhesiva. También presentó su documentación Silvia A., quien dijo conocer a la menor como Carina y no saber otros datos. La muchacha fue citada a declarar en el juicio junto a otros 16 testigos. Más tarde los requisas pidieron a Cintia que exhibiera sus pertenencias, las que guardaba en una casa aledaña al bar nocturno, en el que vivían temporariamente las meseras. Dentro de uno de sus bolsos encontraron un documento de un bebé nacido en agosto de 2008 en el que constaba la verdadera identidad de la madre, la joven esclavizada. Luego encontraron el documento auténtico de Cintia en el que figuraba su lugar de procedencia: el barrio Santa Rita de la capital santafesina. Luego del hallazgo la menor contó que al DNI que mostró al principio se lo proveyó la encargada del bar para sortear las inspecciones de rutina. Inmediatamente los policías detuvieron a Matterzon y clausuraron el local. Poco después fue acusada por trata de personas. Actualmente está detenida en la unidad penal para mujeres de Santa Fe. El Tribunal que la juzga está presidido por el juez José M. Escobar Cello y como vocales los jueces rosarinos Ricardo Moisés Vázquez y Omar Digerónimo. El Ministerio Público está representado por el fiscal general Martín Ignacio Suárez Faisal. La imputación se generó en base a las declaraciones de la menor en sede policial y judicial, a las declaraciones de los 17 testigos del caso y a las pruebas colectadas por los investigadores. En ese marco la víctima involucró en los hechos a su pareja de entonces, un hombre de 33 años quien, según sus dichos, "la mandaba a trabajar a la calle y le quitaba parte del dinero". En declaraciones bajo el sistema de cámara Gessell, reconoció que trabajaba en "Unicornio" de El Trébol desde junio de 2010 a donde llegó forzada en auto en un viaje que compartió con su ex pareja y la madre de éste, a quienes la Justicia federal investiga en otra causa para establecer su participación en el hecho. Allí fue obligada por "Vicky" a hacer copas, lo que en la jerga significa dialogar, vender tragos y mantener relaciones sexuales con los ocasionales visitantes.
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