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lunes, 6 de octubre de 2014

Física cuántica y salud mental: un vínculo curioso y promisorio

Cuánticamente, es el nombre del quinto libro editado por la Universidad de Rosario del psiquiatra santafesino Lucas Raspall. “Busco recursos que nos permitan aliviar el pesar del ser humano”, dice.
Análisis. “La mente se fue desarrollando en la evolución con esta intención. Y así, el sufrimiento está siempre en el foco”.
Con apenas 36 años, el psiquiatra Lucas Raspall, egresado de la (Universidad de Rosario) UNR, es también terapeuta Cognitivo Posracionalista (UCA, Cetepo), psicoterapeuta Zen (Asociación Argentina de Psicoterapia Zen), acupuntor (Sociedad Argentina de Acupuntura e Instituto Argentino de Medicina Tradicional China) y psiconeuroacupuntor (Asociación Española de Psiconeuroacupuntura).

Además de esta vasta formación –que transita entre lo tradicional y lo complementario o alternativo, entre lo ortodoxo y lo heterodoxo–, es profesor en la Universidad Católica de La Plata, en la Universidad Abierta Interamericana y en el Instituto Universitario del Gran Rosario.

Aunque el tema que lo convoca a la entrevista con Diario UNO de Santa Fe es su rol de escritor, vale la pena resumir su recorrido académico profesional. Sucede que la editorial de la UNR ya publicó En lo Profundo de la Mente (2013), Redescubriendo la Mente (2012), La Tercera Cosa (2009) y La Construcción Delirante (2006), todos, de su autoría.

Y ahora, en 2014, acaba de publicar –editado también por esta Universidad–, Cuánticamente, Redes Enredadas, un texto en donde vincula a la física cuántica con el concepto de “mente”.

—¿Sobre qué versa su último libro y que lo inspiró a hacerlo?

—Cuánticamente es un libro sencillo que dibuja un recorrido por la propia mente: toda la primera parte está destinada a que el lector pueda comprender, paso a paso, qué es y cómo funciona su propia mente. Así verá, en primera persona, cómo esta construye nuestra identidad y la realidad en la que vivimos. Y, en el medio de esto, también cómo se tropieza para convertirse en la pieza principal en la generación de sufrimiento. La mente está diseñada para encontrar lo que está mal, lo que falta, lo que hay que arreglar; no es un movimiento espontáneo de la mente posarse sobre aquello que se siente bien, lo que alegra, lo que funciona bien. Nadie repara en cómo siente su estómago cuando este está bien, pero sí lo detecta y allí se detiene cuando duele, cuando se retuerce. ¿Se da cuenta? La mente se fue desarrollando en la evolución con esta intención. Y así, el sufrimiento está siempre en el foco. Pero esto puede cambiarse, solo hace falta aprender a estar “atentos”.

“Luego –prosiguió Raspall–, la segunda parte del texto pretende un cambio de óptica: se escapa de nuestra habitual forma de entender el mundo, sostenida en la física clásica o newtoniana, para descubrir los alcances de la cuántica. Pero no hago este giro de una manera vaga o mística sino que voy explicando los descubrimientos de la cuántica en un lenguaje muy simple y de manera amena para tomarlos después como analogía para comprender la mente y sus infinitas posibilidades”.

Una relación compleja

—¿Y por qué recurre a la física cuántica para ello? ¿Qué vínculo hay entre esta rama de la física y lo mental?

—Porque lo curioso es que la física cuántica, desde su mismo nacimiento, reveló hallazgos que van en contra del sentido común, al contrario de lo que pasaba con la física clásica, generando así tanto polémica como inevitable atracción. Por esto, para comprender con todo el ser lo que se observa a escala cuántica, es necesario liberarse primero de algunos muros que levanta nuestra propia mente; es preciso aprender a sintonizar la mente de otra manera, como intento enseñar en la primera parte del libro. El resultado es muy entretenido y enriquecedor.

Y agregó el psiquiatra:“¿Le cuento algo sobre física cuántica? En el mundo subatómico, el que estudia la cuántica, las propiedades de un sistema no están determinadas: solo existen probabilidades de que una cosa sea de una manera particular. Solo en el momento en que el observador mira el sistema la cualidad sale de ese “estado cuántico” para “colapsarse” en una cualidad determinada. ¿Se da cuenta lo que esto significa? Lo que está ahí afuera no es independiente de quien observa, y en última instancia, es el observador quien fuerza al sistema a tomar una forma dada”.

Contribución

—¿Qué aporte cree que hace este y sus anteriores libros al campo de la Salud Mental?

—La cuántica es física, y por esto estudia la materia. Y la mente no es materia, por lo que la cuántica sirve como analogía. De sus descubrimientos se desprende una interesantísima forma de observar y entender el universo, que tomo luego para comprender el funcionamiento de nuestra mente, de un modo distinto al que se hizo a lo largo de la historia de la medicina y la psicología. El motor que me mueve a escribir fue y es siempre el mismo: buscar recursos que nos permitan aliviar el pesar del ser humano, con un recorrido de introspección profundo que permita el reconocimiento de nuestras propias luces y sombras, el descubrimiento de nuestras emociones, pensamientos y acciones, así como la identificación de nuestros valores y sentido en la vida. Si algo puedo lograr a través de lo que escribo es a abrir la mente del lector, a invitarlo a no aferrarse a ninguna teoría, tampoco a las mías, a no encajar a las personas en ninguna formulación teórica y a comprender que lo único importante en lo que hacemos es ayudar a cada otro respetando profundamente su singularidad.

Hallazgos y esperanzas

Consultado el doctor Lucas Raspall sobre qué avances podría mencionar en el área de las neurociencias y el aporte de ellas a la psiquiatría, y a la salud mental de las personas, consideró: “Las neurociencias han avanzado enormemente en los últimos tiempos, penetrando en terrenos que nos son de suma utilidad para comprender el funcionamiento del cerebro. Pero la mente es mucho más que el cerebro, y allí, entiendo yo humildemente, se juegan factores que, quizás sepan, siempre escapan de nuestras herramientas para observar, es que no puede ponerse bajo el microscopio, metafóricamente, aquello que no es estrictamente físico, como lo es la mente”. Y agregó: “No obstante, soy optimista en que las neurociencias nos permitan acercarnos más al descubrimiento de ciertos mecanismos y vías implicadas en los trastornos mentales, con la finalidad de encontrar tratamientos que eliminen o mitiguen estos padecimientos”.

Lo material y lo “inmaterial”

—¿Por qué dice que “la mente es mucho más que el cerebro” y que “no es física”?

—Porque la mente precisa del cerebro para existir, pero no se reduce a este. La mente se extiende hasta la punta de los dedos, por todo el cuerpo. No es en sí un órgano (materia, como sí lo es el cerebro) sino una función, proyectándose hacia dentro y fuera, construyendo una identidad y una realidad en la que vive. Su acción de síntesis permite la fusión de la información percibida en todos y cada uno de los receptores del organismo para dar lugar a una experiencia única, y luego una explicación. La mente logra de este modo acariciar, sentir, pensar, soñar, amar, imaginar, proyectar.

Un nombre “difícil”

—Teniendo en cuenta que hay un best seller que se llama Ágilmente, ¿su título es una estrategia de venta, una ironía o una provocación?

—El título es un juego de palabras, una síntesis entre los dos conceptos que dominan el libro: como ya dije, la mente, por un lado, y la cuántica, por el otro. Redes Enredadas, el subtítulo, es una imagen clara y divertida de lo entrelazadas que están nuestras mentes, la suya, la del vecino, la mía. Por lo demás, hace años vengo abordando el concepto de mente en mis libros, y con absoluta humildad le digo que no es nada de eso que usted enumera. Por ello, a quienes estén interesados en saber y obtener más información sobre este libro, los invito a visitar https://www.facebook.com/cuanticamentelibro?fref=ts. O http://cuanticamentelibro.wordpress.com/contacto/.


Fuente: Mariano Ruiz Clausen / Diario UNO de Santa Fe

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