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miércoles, 9 de abril de 2014

Moscú y Kiev quieren dialogar pero imponen condiciones

 Rusia y Ucrania expresaron su disposición a dialogar, poco después de que Moscú instara a Kiev a desistir de los "preparativos militares" para reprimir las protestas prorrusas en la región oriental de la ex república soviética, advirtiendo que los mismos pueden "desatar una guerra civil".
.Télam | 
Moscú y Kiev quieren dialogar pero imponen condiciones

 Si bien ambos países anunciaron su deseo de bajar la tensión al conflicto, también impusieron sus condiciones para lograrlo.

"Estamos dispuestos a un formato (de negociaciones) a varias bandas, en el que estén representados los europeos (la UE), Estados Unidos, Rusia y la parte ucraniana", dijo el canciller ruso, Serguei Lavrov.

Lavrov, quien ayer mantuvo una conversación telefónica con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, explicó que Washington parte de que las negociaciones podrían arrancar dentro de "unos diez días".

Ucrania respondió que está dispuesta a iniciar el diálogo pero con la condición de que Rusia alivie la tensión que causan sus partidarios en el sureste ucraniano y deje de intervenir en sus asuntos internos.

En un comunicado de la Cancillería ucraniana, expresaron que "la solución pasa por el cese del sabotaje de Rusia contra nuestro Estado, la renuncia a sus planes de invasión, que son una amenaza directa para todos los Estados vecinos y la comunidad internacional, y la retirada de las tropas rusas de las fronteras ucranianas y de la República Autónoma de Crimea", agregó.

Al mismo tiempo, instaron a la parte rusa a "desistir de sus reiterados intentos de crear su propia Constitución para Ucrania.

Esas intenciones no tienen nada en común con los intereses de nuestros ciudadanos", subrayó el Ministerio de Exteriores.

Lavrov expresó su temor a que en el lapso de los diez días propuestos por Estados Unidos, las autoridades ucranianas preparen, sin consentimiento de las regiones orientales rusoparlantes, el proyecto de la nueva Constitución del país.

El canciller se preguntó si "¿se planea convocar la reunión a varias bandas cuando el borrador de la Constitución sea presentado y todas las regiones, que no tienen confianza a las actuales autoridades, sean puestas ante un hecho consumado?".

En este sentido, consideró que Occidente y las nuevas autoridades ucranianas quieren que Moscú "consagre con su presencia y legitime un proyecto de Constitución que nadie vio hasta el momento".

Ayer, manifestantes prorrusos atrincherados en la sede de gobierno de Donetks, al este de Ucrania, proclamaron su independencia y convocaron a un referendo de adhesión a Rusia, en una repetición casi calcada de los eventos que culminaron con la anexión rusa de Crimea hace casi tres semanas.

Los gobiernos de Ucrania y Estados Unidos rechazaron la declaración de independencia de "la República Popular de Donetsk" y acusaron a Rusia de estar detrás de la "desestabilización" de esa región del este de Ucrania, fronteriza con la ex potencia soviética.

En tanto, desde Moscú, la Cancillería rusa negó las acusaciones de Kiev y Washington y volvió a abogar para que el nuevo gobierno interino de Ucrania, que reemplazó al destituido presidente prorruso, Viktor Yanukovich, reforme la Constitución y convierta al país en una federación.

Horas antes, la Cancillería rusa había emitido un comunicado en el instó a detener cualquier movimiento de tropas en las regiones orientales de Ucrania.

Informó que cuenta con información del envío a esa zona de unidades de las tropas del Ministerio del Interior y la Guardia Nacional ucraniana, de la que forman parte "guerrilleros de la formación armada ilegal Sector de Derechas" y "cerca de 150 especialistas estadounidenses de la organización militar privada Greystone".

El texto concluye con un llamado a "poner fin de inmediato a todo tipo de preparativos militares, que podrían conducir al estallido de una guerra civil", consignó la agencia de noticias EFE.

Desde que las protestas prooccidentales triunfaron en Kiev a fines de febrero pasado, grupos de manifestantes prorrusos comenzaron a levantarse en algunas ciudades del este de Ucrania, cerca de la frontera con Rusia, en contra de las nuevas autoridades, a las que acusan de proteger a sectores ultranacionalistas y rusofóbicos.

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