Llegará a 20 muertes cada 100 mil habitantes. En 2012 fue 15. Desde 2010 los asesinatos en el departamento casi se duplicaron. El 5 por ciento se dio en la zona central.
La Capital |
El subsecretario de Análisis Criminal, Andrés Ferrato, señala a propósito de lo que dice Baclini que los casos de muerte relacionadas directamente con el narcotráfico no superan, en el año, el 16 por ciento del total de homicidios. Los que se dan en ocasión de robo no van más allá de otro 12 por ciento según afirma con los números oficiales.
Precisamente, en una segunda categoría de homicidios que se han incrementado, el fiscal regional Baclini encuadra a los que se producen por una mayor violencia familiar y la intolerancia social. "Aquí están las peleas entre conocidos o a través de terceros, en bares o boliches. También la violencia de género, producto de reyertas menores o hechos que comienzan siendo de poca monta pero que desencadenan en homicidios cuando sus contendientes se encuentran bajo efecto parcial de estupefacientes o alcohol, que en su mayoría ocurren por la noche y entre los viernes y domingos".
El fiscal señala que los homicidios vinculados a otros delitos, como robo o ataque sexual, son los que producen mayor alarma, pero no se incrementaron. Como se dijo oscilan entre el 12 y el 15 por ciento del total.
También destaca que la desigualdad, la exclusión social y la carencia de empleo descubren por qué la mayor cantidad de homicidios están en zonas periféricas. "La necesidad de subsistencia se transforma en la violencia para la subsistencia. Todo provoca disvaloración por la vida de personas en condiciones desfavorables: si mi vida no vale la de nadie puede valer", refiere Baclini, y también destaca que la impunidad es una causal básica de la comisión de homicidio, así como la corrupción de las fuerzas de seguridad y su relación con el delito.
A principios de año el criminólogo Máximo Sozzo dijo a este diario: "Es notorio cómo determinadas redes de drogas ilegales, con protección policial muchas veces, penetran los territorios de la marginalidad urbana. Esas redes producen violencia por conflictos al interior de ellas, que a veces reverberan en el centro de la ciudad, con hechos que implican autos de alta gama y personajes que no vienen de la marginalidad. Pero hay una violencia visible de personas armadas en zonas relegadas que van más allá de la competencia por el mercado. Hay que diferenciar ambas cosas. Eso evitaría tomar gato por liebre, pensar que todo está relacionado con la red ilegal y que todo es un ajuste de cuentas. Debemos apuntar a cómo volver más pacífica la convivencia en lugares más conflictivos, donde hay a menudo fuertes privaciones que no son resultado de un cataclismo sino del abandono social. Para bajar el nivel de homicidios hay que colocar el tema en el centro del debate y generar pactos políticos". Parece indispensable.
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