El gobernador De la Sota reglamentó una ley que impone a los aspirantes restricciones un tanto estrafalarias.
La nueva ley policial de Córdoba no sólo exige un buen estado físico y mental, sino que no se permitirá el ingreso de tartamudos, con tics o personas con "manos incompletas, deformaciones, pies planos, y raquitismo".
La ley 9.728, sancionada en 2010 pero reglamentada por el gobernador José Manuel de la Sota, también oficializa algo muy habitual: la prohibición de personas embarazadas a la fuerza.
Desde la Jefatura de Policía explicaron al diario La Voz que las prohibiciones están porque la formación es "muy exigente".
"Se quiere evitar que en el futuro, cuando ya sean policías en la calle, tengan algún padecimiento serio por su trabajo", explicó una fuente policial.
Tampoco entrará quien tenga algún familiar o allegado con algún grado de dependencia al alcohol o a las drogas, o quien tenga alguien cercano preso.
Para el ingreso, también se hacen averiguaciones en el barrio donde vive el aspirante para saber si tiene deudas. Un concepto vecinal desfavorable será causa para que no ingrese.
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