A pesar el frío que dominó casi
toda la jornada de ayer, una multitud participó de la 35ª edición de la
peregrinación Rosario-San Lorenzo, llevando la imagen de la Virgen del
Rosario, que culminó con una misa frente a la barranca del Campo de la
Gloria, a cargo de monseñor José Luis Mollaghan.
La Capital |
A pesar el frío que dominó casi toda la jornada de ayer, una multitud
participó de la 35ª edición de la peregrinación Rosario-San Lorenzo,
llevando la imagen de la Virgen del Rosario, que culminó con una misa
frente a la barranca del Campo de la Gloria, a cargo de monseñor José
Luis Mollaghan.
Bajo el lema "Con María peregrinos de
la alegría", los caminantes, en su gran mayoría jóvenes, partieron desde
la catedral de Rosario pasadas las siete de la mañana. Si bien en ese
momento la temperatura era muy baja, esto no hizo mella en la voluntad
de las más de mil almas que comenzaron a marchar.
Incluso en los primeros tramos el
propio Mollaghan, caminó junto a los peregrinos, antes de abocarse a los
preparativos de la misa de campaña.
Un clima realmente festivo fue la
característica particular de esta nueva peregrinación, que contó con un
amplio operativo de seguridad, en el que participaron distintos
organismo como la Guardia Urbana de Rosario, policía, Gendarmería
Nacional, y personal de transito de los distintos municipios.
En horas del mediodía hubo un alto en
el Hogar Escuela de Granadero Baigorria en el que los peregrinos
aprovecharon para almorzar y también para orar. A esa altura ya muchas
prendas de vestir se llevan en la mano o colgada del cuerpo porque la
caminata trajo calor en el cuerpo de quienes venían marchando.
Llegada.Los primeros
en llegar a San Lorenzo, los que apuraron el paso lo hicieron antes de
las 15. Como todos los años el altar estaba armando al lado de la cruz
junto a la barranca.
Pasadas las 15, y en medio de aplausos,
gritos y cantos, la imagen de María ingresó por calle Sargento Cabral
hasta el pórtico donde la aguardaban monseñor Mollaghan y el intendente
de San Lorenzo, Leonardo Raimundo, quien también participó de la misa.
Esta vez no participó la intendenta de Rosario, Mónica Fein.
La llegada de los peregrinos fue una
verdadera fiesta, a pesar del cansancio que reflejaban muchos rostros
que implica caminar 30 kilómetros, nadie dejaba de saltar ni de cantar
como si recién hubiesen empezado a caminar.
Tarde de fe y frío.
Antes de las 16, comenzó la misa, en ese momento el viento junto al río
además de enfriar aún más la tarde, se metía por los micrófonos del
sistema de audio y se podía escuchar desde lejos.
A esa altura, las nubes el tibio sol
que había puesto cierta calidez a la espera, sin embargo nada de esto
hizo mella en esta demostración de fe, otrora multitudinaria que une
ambas ciudades a través la Virgen.
En su homilía monseñor Mollaghan
reconoció el esfuerzo y entusiasmo de los peregrinos e invitó: "A
compartir la alegría del cristianismo", y sostuvo: "La alegría es una
red de amor, como lo fue esta peregrinación, es necesario llevar la
alegría de la fe a los que menos tienen y a los que más lo necesitan,
lleven alegría y también esperanza".
No al consumismo.En un
tramo de su homilía Mollaghan tuvo un crítica hacia el consumismo.
Sostuvo que "a través de las distintas formas de comunicación de este
tiempo nos transmiten una felicidad artificial se nos dice "compre esto o
aquello y será feliz" dejando el mensaje de que es feliz el que más
tiene, pero mucha gente tiene todo y está vacío espiritualmente".
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