jueves, 9 de agosto de 2012

SANTA FE: Las estrategias de la clase media para enfrentar a la inflación


Los santafesinos buscan las ofertas y aprovechan los descuentos de las tarjetas de créditos para hacer rendir más su dinero. Algunos ahorran en transporte y aprovechan para caminar más.



Las estrategias de la clase media para enfrentar a la inflación
La clase media busca alternativas de ahorro para seguir consumiendo ciertos productos, y hacerles frente a la inflación y a los precios altos. A veces, las estrategias de compra que utiliza este segmento del mercado significan un importante ahorro en el bolsillo del presupuesto familiar; en otros casos, se utilizan para poder seguir dándose algunos “lujos” que, de lo contrario, dejarían de lado.


También permite satisfacer necesidades, como en el caso de los cupones de descuentos que ofrecen distintas empresas por internet para acceder a productos o servicios de los rubros más variados.
Otra manera novedosa de ahorro, aunque en Santa Fe no se utiliza mucho, es compartir los gastos de traslado de los viajes para llevar los hijos al colegio o para ir al trabajo.


Aunque, quizás la más popular de todas son las famosas compras colectivas de productos comestibles de la canasta básica entre grupos de amigos o familiares. De esa manera se intenta acceder a mejores precios en compras por cantidad que luego se terminan dividiendo.


En una recorrida de Diario UNO por las calles céntricas, se consultó a los santafesinos sobre sus secretos para hacerle frente a la inflación. En ese sentido, la mayoría aseguró estar prestándole mucha atención a las ofertas o reemplazar las primeras marcas por otros productos sin perder tanta calidad.


Por otra parte, dijeron que la compra con tarjetas de crédito que ofrecen descuentos en las compras en supermercados en determinados días o en la carga de combustible, también son tenidas en cuenta a la hora de buscar un mejor rendimiento del bolsillo.

Comprar con cupones
Los llamados cupones con precios rebajados que publican las empresas por internet también suman adeptos. Este tentador método para atraer clientes permite a los consumidores acceder a bienes con precios notablemente más económicos que los de mercado, y así poder darse esos pequeños “gustitos” de ocio y placer.


El rubro más consumido en cupones de descuento es salud y belleza, los tratamientos faciales, rejuvenecimiento, depilación definitiva, y todo lo que tenga que ver con las mejoras para el cuerpo está entre lo más aprovechado. Además, es el rubro donde generalmente se ofrecen los descuentos más tentadores.


El rubro que le sigue en el interés de los consumidores es gastronomía, que en promedio permiten ahorrar el 54 por ciento del gasto.


Luego, con mucho menos demanda, les siguen los rubros indumentaria y electrónica.

Carpooling
Uno de los fenómenos notables y típicos de las familias que tienen hijos en edad escolar o personas que se trasladan en auto al trabajo es el “carpooling”, término en inglés que significa “auto compartido”: consiste en dividir los horarios y los gastos del viaje hacia el colegio o empleo.


Es un hábito que por lo general, lo organizan las madres que trabajan y no disponen de mucho tiempo, además de que, por supuesto, se ahorra combustible. En estos casos, más allá del ahorro económico, lo que más se valoriza es el ahorro de tiempo y la organización familiar.


La ecuación que se realiza es simple, si las personas conocidas viven cerca y comparten los mismos horarios y destinos, aparece la idea de dividir gastos y medio de transporte.


Este fenómeno de compartir el auto para desplazarse hacia y desde el trabajo o la facultad surgió en los Estados Unidos como una necesidad de reducir costos ante la crisis del petróleo de la década del 70.

Pero con los años se popularizó como un hábito que, más allá del ahorro, promueve la reducción del tráfico y disminuye el impacto ambiental de los gases emitidos por los autos.

Compras colectivas
No es una modalidad nueva pero que cada vez que el presupuesto familiar se ve afectado por la inflación de la canasta de alimentos, son muchos los grupos de familias o de amigos que deciden juntar fondos y compartir gastos en la compra semanal de verduras en las ferias y de fiambres y otros productos alimenticios en negocios mayoristas.


Y para demostrar que esta estrategia conviene, sólo basta con comparar los precios de la frutas y verduras de la feria o en las verdulerías con los bolsones que se pueden comprar al por mayor en la zona norte de la ciudad, cerca de las quintas de los productores frutihortícolas.


También es similar la situación con los lácteos y fiambres: la horma de queso cremoso en un negocio mayorista cuesta 20 pesos el kilo, mientras en el supermercado el precio varía, según la marca, entre los 35 y los 40 pesos el kilo. Aquí, el ahorro es casi del 50%.


En ese caso puntualmente, la compra puede incluir a dos o tres familias que luego terminan fraccionando el producto para hacer valer más su dinero.


Mientras que en productos no perecederos como la yerba, los fideos, el arroz y las legumbres, algunas familias optan por una compra a caja cerrada en los mayoristas y aprovisionar la despensa de la casa para ir consumiendo con el tiempo. En este caso el ahorro es doble: por un lado se está comprando la unidad a menos precio que en cualquier comercio minorista. Mientras que, por otro, al comprar muchas unidades se está consiguiendo un segundo ahorro que lo genera la inflación. Por ejemplo, el paquete de fideos que se compra al precio de hoy cuando se lo consume ya está más caro.

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