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martes, 10 de julio de 2012

Los rosarinos, poco preocupados por el cuidado del medio ambiente

Un relevamiento refleja que apenas el 14 por ciento muestra interés por esta problemática. Sólo el 25% dijo economizar el agua. El ahorro de luz se impone en cuatro de cada diez hogares.
La Capital | 
No dejar luces ni calefactores encendidos cuando no hay nadie, cerrar canillas mientras se cepillan los dientes o se enjabonan los platos, utilizar bolsas reciclables para hacer las compras o separar residuos son buenos hábitos a la hora de pensar en el cuidado del ambiente que pocos tienen en cuenta en su vida diaria. Al menos eso reflejó un estudio que llevó adelante la Universidad Siglo 21 (Córdoba) en siete ciudades del país, donde el 83 por ciento de los consultados no mostró preocupación por los problemas ambientales. En Rosario, apenas el 14 por ciento mostró interés por la problemática. Y esta opinión se reflejó en las prácticas: sólo el 25 por ciento dijo cuidar el agua y 4 de cada 10, ahorrar luz.
El estudio fue desarrollado por la Secretaría de Investigaciones de la Universidad Siglo 21, sobre la opinión de 1.062 encuestados, de entre 21 y 70 años, de las ciudades de Córdoba, Rosario, Corrientes, San Miguel de Tucumán, Comodoro Rivadavia, Mendoza y Capital Federal .
"Nuestro objetivo fue indagar sobre las opiniones de los encuestados, pero también los usos que estas personas hacen de servicios como el gas, la luz y el agua, y su hacer cotidiano respecto del ambiente", dijo el director de Investigaciones de la universidad, Aldo Merlino.
Lo cierto es que los resultados reflejaron un grado de preocupación "muy bajo en todas las ciudades", indicó Merlino. De hecho, el 83 por ciento de todos los consultados dijo tener preocupación baja o medio baja por el medio ambiente y apenas un 17 por ciento manifestó estar atento a la problemática.
Corrientes, Tucumán y Capital Federal son las ciudades que aparecen con el índice de preocupación más bajo (con el 29, el 26 y el 24 por ciento, respectivamente) y la única que se destacó fue Mendoza, con apenas un 14 por ciento de los entrevistados con un interés bajo y casi un 30 que manifestó poseer una preocupación media y alta. En Rosario, en tanto, apenas el 14 por ciento dijo atender la temática.
En cuanto a la participación, entre los menos preocupados, apenas el 39 por ciento firmó un documento a favor del cuidado del medio ambiente. También lo hizo un 79 por ciento de los que manifestaron tener una atención media alta y sólo los que dijeron tener una alta preocupación lo hicieron en un 100 por ciento.
"Esto demuestra que no estamos frente a una problemática instalada en la sociedad", consideró Merlino, y apuntó que "la educación es uno de los factores fundamentales y puede ayudar a revertir la situación, ya que los niños y los jóvenes están educados con mayor hincapié en el cuidado del medio ambiente, algo que no aparece entre los adultos".
El día a día. El uso racional de los recursos en la vida cotidiana fue otro de los aspectos en los que indagó el estudio, y el cuidado del agua fue uno de los aspectos fundamentales.
"El cuidado en el hacer cotidiano es lo que más cuesta instalar porque el agua, por ejemplo, aparece como un bien inagotable cuando no lo es y, entonces, se sigue desperdiciando de manera escandalosa", explicó el director de la Secretaría de Investigaciones de la universidad.
En ese punto, Merlino señaló la posibilidad de aplicar lo que se llaman "políticas indirectas de cuidado de medio ambiente". Y explicó: Esto tiene que ver con instalar un costo sobre las conductas que no cuidan el recurso, puede ser sobre la electricidad o sobre el agua. Entonces, los que exceden el gasto deben pagar un costo extra".
En este caso, Rosario está lejos de ser una excepción. En la ciudad se utiliza un promedio de 500 litros, el doble de la media mundial y más del doble de lo que consume la vecina Capitán Bermúdez —poco más de 200 litros por persona por día—, donde el 100 por ciento de las viviendas tiene medidores.
Una muestra es que apenas el 26 por ciento de los rosarinos cierra la canilla mientras se lava los dientes y sólo el 25 por ciento lo hace cuando enjabona los platos.
En cambio, cuando el exceso en el uso se refleja en los gastos del hogar, los cuidados son otros. De hecho, consultados por el consumo de luz, el 60 por ciento de los entrevistados aseguró que se ocupa de no dejar luces prendidas en habitaciones donde no hay nadie.
Para Merlino, "hay dos ángulos a partir de los cuales puede abordarse esta problemática para lograr la modificación de hábitos y costumbres".
"Por un lado, la concientización, que debe venir de la mano de campañas sistemáticas y permanentes y no esporádicas que incluyan a niños y adultos. Por el otro, el control del Estado, que debe implementar una política de costos ante el derroche de los recursos" sentenció el experto.

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