sábado, 14 de julio de 2012

Cuantiosas pérdidas por un incendio en Tostado

Toda la mañana le llevó a los bomberos de la zona combatir las llamas. Por la toxicidad del humo se suspendieron las clases en una escuela vecina. Estiman que las pérdidas fueron millonarias.

 La población de Tostado se despertó este miércoles con el ulular de la sirena de los bomberos, que acudía a sofocar un incendio de gran magnitud, que afectó a un conocido comercio del centro de la ciudad.

El siniestro comenzó minutos antes de las seis de la mañana, en el negocio de venta de electrodomésticos Las Marías, de Miguel Cruz. El humo tóxico se diseminó por toda la zona, lo que llevó al personal de la Unidad Regional XII de Policía y al cuerpo de Bomberos Voluntarios de la ciudad a cortar el tránsito en el área que comprende toda la manzana.

El incendio se habría originado en el interior del local, y desde el fondo fue ganando terreno con su onda destructiva hasta llegar a la avenida Rivadavia, en el frente del comercio.

Vecinos evacuados

Dada la dimensión y peligrosidad colaboraron en la emergencia dotaciones de Bomberos Voluntarios de la ciudad de Ceres, un camión hidrante municipal y los Bomberos Voluntarios de Tostado.

Debido al avance de las llamas y al consecuente recalentamiento y riesgo de desmoronamiento de las paredes, se procedió a evacuar a los vecinos de casas lindantes con Las Marías.

Recién al mediodía, los servidores públicos pudieron dominar la situación, aunque la destrucción del edificio fue prácticamente total en el lugar donde se originó.

Aunque no hubo que lamentar pérdidas humanas, electrodomésticos y muebles que estaban en depósito se incineraron. No obstante, algunas mercaderías alcanzaron a ser salvadas del accionar de las llamas por personal de la empresa.

Pérdidas cuantiosas

El humo tóxico invadió la zona céntrica, se diseminó por toda la manzana y la plaza 25 de Mayo. Una de las consecuencias fue que los directivos de la Escuela Nº 417, que está a dos cuadras, llamaron a los padres de los alumnos para que retirasen a sus hijos a media mañana, a los fines de resguardar la integridad física de alumnos y docentes.

El propietario de la firma, Miguel Cruz, de 55 años, se dirigió rápidamente desde su casa de calle Los Andes hasta el frente del local, donde siguió palmo a palmo la labor de bomberos y colaboradores.

El hombre se mostró apesadumbrado, porque aunque manifestó no haber realizado una estimación sobre la pérdida sufrida, reconoció que sería cuantiosa, por la cantidad de mercadería existente en el local.

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