sábado, 14 de julio de 2012

Paraná: una concejala propone prohibir los maniquíes desnudos

La edila radical Adriana Torner considera que “los muñecos diseñados para exhibir ropa en los locales comerciales, muestran una desnudez que perturba a quienes pasan frente a las vidrieras”.

 

Perturbación. Es lo que provocan los maniquíes desnudos a los transeúntes, según la concejal Adriana Torner.
Perturbación. Es lo que provocan los maniquíes desnudos a los transeúntes, según la concejal Adriana Torner.
La concejala radical de la vecina ciudad, Adriana Torner, presentó en el Concejo Deliberante de Paraná un proyecto de ordenanza para impedir que los maniquíes queden desnudos en las vidrieras.
La edila considera que la desnudez “del cuerpo humano” que cree ver en los maniquíes es perturbadora para “los transeúntes que circulan por la calle”, y que también perturba a los clientes que se encuentran dentro de los locales comerciales”, tanto adultos como menores.

La iniciativa ingresó recientemente por la Mesa de Entradas del Concejo con el número 690/2012, aunque tras la consulta de UNO Medios se rumoreó en los pasillos del cuerpo que su autora había decidido retirarla. El particular proyecto dice textualmente: “Establécese que los locales comerciales de la ciudad de Paraná, deberán contar con un espacio físico dentro del mismo, para la realización de cambios de indumentaria en los maniquíes a exponer en sus vidrieras (...)”. De esta primera parte del artículo 1º se desprende que para lograr su habilitación, los dueños de los locales deberán acondicionar un cambiador para los maniquíes.

El mismo artículo agrega: “A efectos de evitar que queden expuestos en los escaparates a la vía pública, sin ropas o atavíos pertinentes que exhiban la desnudez del cuerpo humano y puedan perturban a los transeúntes (...)”. De esto se deduce que la concejala entiende que las características de los muñecos que exhiben ropa es la desnudez humana misma.

Y a esto agrega que la gente, al menos parte de ella, se siente “perturbada” por esa exhibición de los maniquíes sin ropa. Y no sólo los niños, que suelen ser muy ingeniosos; sino también la gente grande.

Interpretaciones varias
En el resbaladizo terreno de las interpretaciones, uno podría pensar que la edila tuvo una iniciativa vinculada con la lealtad comercial y decidió prohibir los maniquíes desnudos porque los comercios venden ropa, no desnudez (aunque parezca una obviedad).

O que se movió preocupada por la discriminación que persiste en el negocio de la indumentaria, en el que se promueven modelos de extrema delgadez, reñidos incluso con conceptos de la buena salud, y por eso quiere vestir los maniquíes. Con esa intención, también podría haber legislado que se fabriquen maniquíes con rollitos y papada, para que los transeúntes se vean reflejados detrás del vidrio.
Pero no, su preocupación es clara: la “perturbación ciudadana” que causa esa “desnudez humana”.

Ya que los otros dos artículos son muy breves: uno propone que el Ejecutivo fije las sanciones y el otro es de forma, no queda claro si la perturbación a la que alude la edila, es lo que la sexología define como “agalmatofilia”, que es la atracción sexual por estatuas o maniquíes desnudos.

A esta atracción también se le llama como: galateísmo, monumentofilia o pigmalionismo, por haber sido Pigmalión el primer ser mitológico que se enamoró de una estatua que él mismo había esculpido. Aseguran los entendidos que es un patrón de comportamiento sexual poco común.

La autora
La concejala Torner logró renombre a pesar de los pocos meses que lleva en el Concejo. Alternó con el correr del tiempo, proyectos interesantes con situaciones o iniciativas, cuanto menos extrañas. De las primeras, se cuenta ser la autora de un proyecto para que se realice la adaptación de los semáforos existentes con dispositivos sonoros para ser usados por personas invidentes.

De las segundas, se recuerda el intento fallido de presentar un proyecto para fomentar en Paraná un circuito de turismo sexual, al uso de las principales capitales europeas, que vincularía al turismo con los principales burdeles capitalinos.

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